Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Gerda Lerner, autora de "La creación del patriarcado"
Usos y costumbres
El patriarcado y la mujer
Por Elizabeth Liotta
March 2024 “¡Anda a lavar los platos!” o “La mujer debe sólo aspirar a ser ama de casa,” son frases derivadas del patriarcado que solemos escuchar en la comunidad latina, sobre todo de las generaciones pasadas. Pero, ¿qué es el patriarcado? Una definición convencional podría describirlo como una sociedad en la que los hombres ostentan el poder y las mujeres están en gran medida excluidas de él. Sin embargo, más que una mera ideología o sistema social, el patriarcado se ha infiltrado en numerosos aspectos de la cultura e historia latinoamericana, y aún perdura en la actualidad.
Gerda Lerner argumenta en su libro "La creación del patriarcado" que este no fue simplemente un evento histórico, sino que se desarrolló a lo largo del tiempo a través de manifestaciones culturales, gracias a que la historia está básicamente interpretada, enfatizada y recordada desde una perspectiva predominantemente masculina. A continuación algunos puntos sobre la relación entre el patriarcado y la mujer, según el libro de Lerner.
Una figura pionera en el campo de la historia de las mujeres, Gerda Lerner dedicó incansables esfuerzos para legitimar su estudio como un tema válido para los historiadores. Durante mucho tiempo, argumenta Lerner, estos profesionales han contribuido a excluir las perspectivas y experiencias femeninas. Aunque muchos lo nieguen, en la actualidad persisten varios aspectos del patriarcado, manifestados en lo que hoy conocemos como "inequidad de género".
Por ejemplo, la idea de que la mujer debe quedarse en casa para ocuparse del hogar, ser conservadora en su actividad sexual, y no aspirar a la independencia económica, son algunos pensamientos que perpetúan la dominación masculina. Incluso culturalmente, muchas familias latinas mantienen implícitamente la creencia de que la mujer debe sacrificar su individualidad por su familia en mayor medida que el hombre, una conducta que ha sido transmitida de generación en generación.
Estos comportamientos no son simplemente el resultado de dinámicas familiares del siglo pasado, sino que se remontan a mucho antes de esas fechas. Según Lerner, la subordinación y opresión de la mujer se basan en la exclusión de sus perspectivas en la creación de la historia, es decir, en la manera en que se ordena e interpreta el pasado de la humanidad. Si observamos los datos disponibles, notaremos que la historia está mayormente contada desde la perspectiva masculina. Muchas académicas e historiadoras feministas han intentado combatir esto.
En su libro "La creación del patriarcado", Lerner señala que esta opresión no solo se basa en la exclusión de la mujer, sino también en la apropiación por parte del hombre de su capacidad sexual y reproductiva, lo cual ocurrió antes de la creación de la propiedad privada y la estratificación social tal como la conocemos hoy en día.
El patriarcado en la antigua Mesopotamia
Por ejemplo, en la antigua Mesopotamia (la sociedad que estudia Lerner en su libro), la posición socioeconómica de un hombre dependía de su relación con los medios de producción. En cambio, para la mujer, su clase social a menudo estaba determinada por sus vínculos sexuales y legales con un hombre, los cuales les otorgaban acceso a recursos materiales.
Otro aspecto importante era el matrimonio, una unión legal con un hombre. Aunque hoy en día el matrimonio a menudo implica la combinación de los bienes de la pareja, y existen leyes que protegen a la mujer en caso de separación, en la antigua Mesopotamia el hombre administraba los bienes de ambos. Todos los bienes materiales estaban bajo el control de los hermanos, padres o esposos, pero la mujer nunca tenía control legal sobre sus riquezas, ni siquiera sobre las de su propia familia, ya que la ley protegía únicamente al hombre.
Aunque el papel de la mujer en el establecimiento de nuevos sistemas económicos era diferente al del hombre, no era menos importante. Y es que conceptualizar a las mujeres como "víctimas" es un error teórico, ya que las mujeres son una parte central en la creación de la sociedad. "Hemos sido agentes y creadoras de la sociedad. Hemos hecho historia. El problema es que la historia fue contada e interpretada sólo por hombres", afirma Lerner.
Aquí podemos observar algunos paralelismos con la religión judeocristiana, con la cual la comunidad latina suele identificarse.
El patriarcado desde la cuna
Aunque hoy en día hay muchas más mujeres solteras con mejores oportunidades económicas que en el pasado, en los hogares latinos aún se enseña con frecuencia que las mujeres deben “casarse idealmente con alguien de una clase social superior”, para garantizar una mejor calidad de vida. Sin embargo, esto a menudo desacredita la capacidad de las mujeres para construir ese futuro mejor por sí mismas.
Después de leer este libro, reflexioné sobre las formas sutiles en las que mi familia intentó inculcarme puntos de vista patriarcales. Por ejemplo, siempre consideré que tener un vehículo y saber manejar son aspectos clave para la independencia de cualquier adulto. Sin embargo, me llevó años convencer a mi familia de que alguien me enseñara a manejar o me ayudara a obtener mi licencia, incluso después de alcanzar la mayoría de edad.
En ocasiones, incluso me dijeron que, si fuera hombre, me habrían enseñado a manejar tan pronto cuando cumplí los 16 años, pero como soy mujer, no había prisa por eso. ¿Significa esto que no tengo derecho a ser independiente desde una edad temprana? Tal vez querían protegerme de los peligros en la carretera, pero el hecho de ser mujer no implica que esté más expuesta a un accidente automovilístico que un hombre.
No es coincidencia que a lo largo de la historia no haya habido un movimiento que defienda la supremacía de la mujer sobre el hombre. La dominación sobre la mujer no es natural ni biológica, sino un producto del desarrollo histórico que ha perpetuado, a través de leyes, normas, obstáculos y expectativas, su subordinación.
“La creación del patriarcado” ayuda a comprender los eventos que han impedido la igualdad de género en nuestra historia. El libro está disponible en cualquiera de las bibliotecas asociadas al Mid-Hudson y el Upper Hudson Library System.
COPYRIGHT 2024
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Una figura pionera en el campo de la historia de las mujeres, Gerda Lerner dedicó incansables esfuerzos para legitimar su estudio como un tema válido para los historiadores. Durante mucho tiempo, argumenta Lerner, estos profesionales han contribuido a excluir las perspectivas y experiencias femeninas. Aunque muchos lo nieguen, en la actualidad persisten varios aspectos del patriarcado, manifestados en lo que hoy conocemos como "inequidad de género".
Por ejemplo, la idea de que la mujer debe quedarse en casa para ocuparse del hogar, ser conservadora en su actividad sexual, y no aspirar a la independencia económica, son algunos pensamientos que perpetúan la dominación masculina. Incluso culturalmente, muchas familias latinas mantienen implícitamente la creencia de que la mujer debe sacrificar su individualidad por su familia en mayor medida que el hombre, una conducta que ha sido transmitida de generación en generación.
Estos comportamientos no son simplemente el resultado de dinámicas familiares del siglo pasado, sino que se remontan a mucho antes de esas fechas. Según Lerner, la subordinación y opresión de la mujer se basan en la exclusión de sus perspectivas en la creación de la historia, es decir, en la manera en que se ordena e interpreta el pasado de la humanidad. Si observamos los datos disponibles, notaremos que la historia está mayormente contada desde la perspectiva masculina. Muchas académicas e historiadoras feministas han intentado combatir esto.
En su libro "La creación del patriarcado", Lerner señala que esta opresión no solo se basa en la exclusión de la mujer, sino también en la apropiación por parte del hombre de su capacidad sexual y reproductiva, lo cual ocurrió antes de la creación de la propiedad privada y la estratificación social tal como la conocemos hoy en día.
El patriarcado en la antigua Mesopotamia
Por ejemplo, en la antigua Mesopotamia (la sociedad que estudia Lerner en su libro), la posición socioeconómica de un hombre dependía de su relación con los medios de producción. En cambio, para la mujer, su clase social a menudo estaba determinada por sus vínculos sexuales y legales con un hombre, los cuales les otorgaban acceso a recursos materiales.
Otro aspecto importante era el matrimonio, una unión legal con un hombre. Aunque hoy en día el matrimonio a menudo implica la combinación de los bienes de la pareja, y existen leyes que protegen a la mujer en caso de separación, en la antigua Mesopotamia el hombre administraba los bienes de ambos. Todos los bienes materiales estaban bajo el control de los hermanos, padres o esposos, pero la mujer nunca tenía control legal sobre sus riquezas, ni siquiera sobre las de su propia familia, ya que la ley protegía únicamente al hombre.
Aunque el papel de la mujer en el establecimiento de nuevos sistemas económicos era diferente al del hombre, no era menos importante. Y es que conceptualizar a las mujeres como "víctimas" es un error teórico, ya que las mujeres son una parte central en la creación de la sociedad. "Hemos sido agentes y creadoras de la sociedad. Hemos hecho historia. El problema es que la historia fue contada e interpretada sólo por hombres", afirma Lerner.
Aquí podemos observar algunos paralelismos con la religión judeocristiana, con la cual la comunidad latina suele identificarse.
El patriarcado desde la cuna
Aunque hoy en día hay muchas más mujeres solteras con mejores oportunidades económicas que en el pasado, en los hogares latinos aún se enseña con frecuencia que las mujeres deben “casarse idealmente con alguien de una clase social superior”, para garantizar una mejor calidad de vida. Sin embargo, esto a menudo desacredita la capacidad de las mujeres para construir ese futuro mejor por sí mismas.
Después de leer este libro, reflexioné sobre las formas sutiles en las que mi familia intentó inculcarme puntos de vista patriarcales. Por ejemplo, siempre consideré que tener un vehículo y saber manejar son aspectos clave para la independencia de cualquier adulto. Sin embargo, me llevó años convencer a mi familia de que alguien me enseñara a manejar o me ayudara a obtener mi licencia, incluso después de alcanzar la mayoría de edad.
En ocasiones, incluso me dijeron que, si fuera hombre, me habrían enseñado a manejar tan pronto cuando cumplí los 16 años, pero como soy mujer, no había prisa por eso. ¿Significa esto que no tengo derecho a ser independiente desde una edad temprana? Tal vez querían protegerme de los peligros en la carretera, pero el hecho de ser mujer no implica que esté más expuesta a un accidente automovilístico que un hombre.
No es coincidencia que a lo largo de la historia no haya habido un movimiento que defienda la supremacía de la mujer sobre el hombre. La dominación sobre la mujer no es natural ni biológica, sino un producto del desarrollo histórico que ha perpetuado, a través de leyes, normas, obstáculos y expectativas, su subordinación.
“La creación del patriarcado” ayuda a comprender los eventos que han impedido la igualdad de género en nuestra historia. El libro está disponible en cualquiera de las bibliotecas asociadas al Mid-Hudson y el Upper Hudson Library System.
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