Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Recuerdos de...
Un venezolano en Ciudad de México
Por Andrés Pérez Rangel
November 2023 La ausencia de una embajada venezolana en los Estados Unidos fue la principal razón de mi visita a la capital mexicana, donde por cuatro días pude volver a experimentar una cultura Latina después de más de dos años estudiando en el extranjero. Lo que empezó siendo un viaje para renovar un pasaporte, terminó dejando recuerdos significativos al conocer el país mexicano.
Mi prima, una venezolana que llevaba viviendo más de siete años en Ciudad de México, me esperaba a altas horas de la noche para recogerme desde el aeropuerto. Yo había pasado ya por tres trenes, un bus, dos metros y un avión en 18 horas de viaje desde que salí de Bard College, la universidad en la que estudio.
El clima fue mucho más frío de lo que esperaba. Las mínimas de 13°C me afectaron instantáneamente, pues venía de un Valle del Hudson todavía en transición con el verano. La mayor altura, más de 2000 metros del Valle del Hudson a los que estaba acostumbrado. Esto se tradujo en una corta fatiga después de subir al tercer piso del departamento de mi prima cada vez.
Al pasear por la ciudad los días siguientes, me divertí al revisitar una cultura latinoamericana y enumerar aspectos en comunes con mi país, los detalles que nunca noté y que desaparecieron al llegar a Estados Unidos, y los nuevos aspectos que conseguí en Ciudad de México. El tráfico tenía más personalidad, mucho más ruidoso y musical; las aceras eran más vívidas, repletas de gente gentil, y al menos un puesto de comida en cada esquina; nombres de calles que toman días para aprender a pronunciar, entre otras cosas.
El día antes de mi cita de renovación de pasaporte había noticias acerca de una aparente protesta en la embajada por parte de un partido político local, por lo que llegué con cierta incertidumbre a la embajada, pero el proceso fluyó sin problemas. De camino a la embajada, y como parte importante de mi visita a México, visité centros históricos icónicos de la ciudad. Pasé por el Museo Nacional de Antropología, un centro que reunía fósiles y restos de animales, humanos y arqueológicos desde el surgimiento del ser humano hasta la formación de las colonias hispánicas. También visité la Basílica de Guadalupe, asombrante por su increíble belleza, historia y modernismo, así como pasamos por el casco central, el Palacio de la Constitución, el Palacio de Bellas Artes y la Torre Latinoamericana, donde solo llegué a tomarme fotos debido a las altas horas de la noche y las constantes lloviznas.
Me despedí de la ciudad después de visitar a unos amigos, con los que paseamos por la plaza de Coyoacán, caminando por centros artesanales repletos de alebrijes, cajas Olinalá, juguetes del Chavo del Ocho, y artesanías hechas de materiales reciclados. Estas últimas imágenes de la cultura mexicana son las que más llevo en mi mente a día de hoy, y fueron el preludio de otro viaje de 22 horas de vuelta a Estados Unidos. Tantos recuerdos ganados en solo cuatro días cambiaron mi visión de Bard College a mi regreso, experimentando por segunda vez el choque cultural del que llega al país por primera vez. COPYRIGHT 2023
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
El clima fue mucho más frío de lo que esperaba. Las mínimas de 13°C me afectaron instantáneamente, pues venía de un Valle del Hudson todavía en transición con el verano. La mayor altura, más de 2000 metros del Valle del Hudson a los que estaba acostumbrado. Esto se tradujo en una corta fatiga después de subir al tercer piso del departamento de mi prima cada vez.
Al pasear por la ciudad los días siguientes, me divertí al revisitar una cultura latinoamericana y enumerar aspectos en comunes con mi país, los detalles que nunca noté y que desaparecieron al llegar a Estados Unidos, y los nuevos aspectos que conseguí en Ciudad de México. El tráfico tenía más personalidad, mucho más ruidoso y musical; las aceras eran más vívidas, repletas de gente gentil, y al menos un puesto de comida en cada esquina; nombres de calles que toman días para aprender a pronunciar, entre otras cosas.
El día antes de mi cita de renovación de pasaporte había noticias acerca de una aparente protesta en la embajada por parte de un partido político local, por lo que llegué con cierta incertidumbre a la embajada, pero el proceso fluyó sin problemas. De camino a la embajada, y como parte importante de mi visita a México, visité centros históricos icónicos de la ciudad. Pasé por el Museo Nacional de Antropología, un centro que reunía fósiles y restos de animales, humanos y arqueológicos desde el surgimiento del ser humano hasta la formación de las colonias hispánicas. También visité la Basílica de Guadalupe, asombrante por su increíble belleza, historia y modernismo, así como pasamos por el casco central, el Palacio de la Constitución, el Palacio de Bellas Artes y la Torre Latinoamericana, donde solo llegué a tomarme fotos debido a las altas horas de la noche y las constantes lloviznas.
Me despedí de la ciudad después de visitar a unos amigos, con los que paseamos por la plaza de Coyoacán, caminando por centros artesanales repletos de alebrijes, cajas Olinalá, juguetes del Chavo del Ocho, y artesanías hechas de materiales reciclados. Estas últimas imágenes de la cultura mexicana son las que más llevo en mi mente a día de hoy, y fueron el preludio de otro viaje de 22 horas de vuelta a Estados Unidos. Tantos recuerdos ganados en solo cuatro días cambiaron mi visión de Bard College a mi regreso, experimentando por segunda vez el choque cultural del que llega al país por primera vez. COPYRIGHT 2023
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