Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Usos y costumbres
Conquistadores y sus ejércitos
Análisis del libro 7 Mitos de la Conquista Española, por Matthew Restall, Edición 2003
Por Anita y Toby Campion
September 2023 El Profesor Restall relata que la invasión española no fue hecha por seres extraordinarios con entrenamiento militar pues en el siglo XVI en España no se contaba con ejércitos formales. España carecía de los recursos necesarios para enviar grandes fuerzas y cantidades significativas de armas. En una colección de cartas escritas por invasores españoles en América entre 1520 y 1595 sólo uno de los 36 documentos emplea la palabra “soldado”.
Tomemos el ejemplo de Francisco Pizarro quien siguió al pie de la letra los requisitos para la Invasión por la Corona Española. 1) Llegar a poblaciones ya asentadas, y con metales preciosos. 2) Adquirir aliados indígenas. 3) Capturar públicamente a un dirigente indígena importante. 4) Asustar a los pobladores con escenas públicas de violencia para así dominarlos.
Francisco Pizarro nació enTrujillo, España, en 1478. Nunca aprendió a leer y a escribir. Desde joven participó en guerras locales en Europa con su padre. En 1502 embarcó en la flota de Nicolás de Ovando, el gobernador de La Española (hoy República Dominicana). Entre 1519 y 1523 se instaló en la ciudad de Panamá, de la cual fue regidor, encomendero y alcalde, lo que le permitió enriquecerse.
Conocedor de los rumores que hablaban de grandes riquezas en el Imperio Inca, decidió unir la fortuna que había amasado con la de Diego de Almagro para financiar dos expediciones de invasión, una en 1524, la otra en 1528, que resultaron sendos fracasos. A causa de las penalidades sufridas, Pizarro se retiró con doce hombres a la isla del Gallo en la Costa Pacífica del sur de Colombia. Mientras Almagro iba a Panamá en busca de refuerzos, los 13 hombres aprovecharon para explorar parte de la costa oeste de América del Sur, región que denominaron Perú, y constataron la existencia de una gran civilización.
Debido a la negativa del gobernador de Panamá de conceder más hombres a Almagro, en 1529 Pizarro viajó a España a fin de exponer sus planes al rey Carlos V, quien lo nombró Gobernador, Capitán General y Adelantado de las nuevas tierras, designaciónes reales que provocaron el recelo y la frustración de Almagro.
Pizarro regresó a Panamá en 1530 y preparó una nueva invasión. En 1531, embarcó hacia Perú con un contingente de 180 hombres y 37 caballos. Ya sabía de la guerra civil que enfrentaba al emperador Inca, Atahualpa en contra de su hermanastro Huascar. En 1532, Pizarro se entrevistó con Atahualpa en la ciudad de Cajamarca y lo capturó en un sangriento ataque por sorpresa.
Atahualpa acordó con él llenar de oro, plata y piedras preciosas una habitación a cambio de su libertad, pero de nada le sirvió cumplir su parte del pacto, pues Pizarro, reforzado por la llegada de Almagro al frente de un centenar de arcabuceros, ordenó su ejecución pública el 29 de agosto de 1533. Se alió con la nobleza Incaica, lo cual le permitió completar sin apenas resistencia la invasión del Perú, empezando por la capital del imperio, Cuzco.
Las fuerzas de Pizarro eran menos de 1000. Aumentaron a 4000 cuando nobles indígenas de los dos hermanos de Manco Cápac II, Gobernador del Cuzco se unieron a él. Los guerreros y siervos indígenas fueron imprescindibles, pues le sirvieron de espías y combatieron hasta que se pudo establecer una base permanente en los Andes. Muchos fueron trasladados de unas zonas a otras empezando con los isleños del Caribe, y también conducidos al continente para tomar parte en campañas de Panamá y México. Esclavos indígenas de Nicaragua participaron en la invasión del Perú. Combatían junto con africanos, tanto esclavos como siervos libres.
Pizarro y Almagro unieron sus fuerzas para sofocar la rebelión indígena dirigida por Manco Cápac II contra el dominio español en 1536. Luego se enemistaron por la posesión del Cuzco, y acabaron por enfrentarse abiertamente en 1538. Derrotado y prisionero, Almagro fue condenado y ejecutado en 1538 por Hernando Pizarro, hermano de Francisco. La venganza de los partidarios de Almagro, liderados por su hijo Diego de Almagro, se produjo el 26 de junio de 1541, fecha en que Pizarro murió asesinado en su palacio de Lima, ciudad que él había fundado seis años antes.
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Francisco Pizarro nació enTrujillo, España, en 1478. Nunca aprendió a leer y a escribir. Desde joven participó en guerras locales en Europa con su padre. En 1502 embarcó en la flota de Nicolás de Ovando, el gobernador de La Española (hoy República Dominicana). Entre 1519 y 1523 se instaló en la ciudad de Panamá, de la cual fue regidor, encomendero y alcalde, lo que le permitió enriquecerse.
Conocedor de los rumores que hablaban de grandes riquezas en el Imperio Inca, decidió unir la fortuna que había amasado con la de Diego de Almagro para financiar dos expediciones de invasión, una en 1524, la otra en 1528, que resultaron sendos fracasos. A causa de las penalidades sufridas, Pizarro se retiró con doce hombres a la isla del Gallo en la Costa Pacífica del sur de Colombia. Mientras Almagro iba a Panamá en busca de refuerzos, los 13 hombres aprovecharon para explorar parte de la costa oeste de América del Sur, región que denominaron Perú, y constataron la existencia de una gran civilización.
Debido a la negativa del gobernador de Panamá de conceder más hombres a Almagro, en 1529 Pizarro viajó a España a fin de exponer sus planes al rey Carlos V, quien lo nombró Gobernador, Capitán General y Adelantado de las nuevas tierras, designaciónes reales que provocaron el recelo y la frustración de Almagro.
Pizarro regresó a Panamá en 1530 y preparó una nueva invasión. En 1531, embarcó hacia Perú con un contingente de 180 hombres y 37 caballos. Ya sabía de la guerra civil que enfrentaba al emperador Inca, Atahualpa en contra de su hermanastro Huascar. En 1532, Pizarro se entrevistó con Atahualpa en la ciudad de Cajamarca y lo capturó en un sangriento ataque por sorpresa.
Atahualpa acordó con él llenar de oro, plata y piedras preciosas una habitación a cambio de su libertad, pero de nada le sirvió cumplir su parte del pacto, pues Pizarro, reforzado por la llegada de Almagro al frente de un centenar de arcabuceros, ordenó su ejecución pública el 29 de agosto de 1533. Se alió con la nobleza Incaica, lo cual le permitió completar sin apenas resistencia la invasión del Perú, empezando por la capital del imperio, Cuzco.
Las fuerzas de Pizarro eran menos de 1000. Aumentaron a 4000 cuando nobles indígenas de los dos hermanos de Manco Cápac II, Gobernador del Cuzco se unieron a él. Los guerreros y siervos indígenas fueron imprescindibles, pues le sirvieron de espías y combatieron hasta que se pudo establecer una base permanente en los Andes. Muchos fueron trasladados de unas zonas a otras empezando con los isleños del Caribe, y también conducidos al continente para tomar parte en campañas de Panamá y México. Esclavos indígenas de Nicaragua participaron en la invasión del Perú. Combatían junto con africanos, tanto esclavos como siervos libres.
Pizarro y Almagro unieron sus fuerzas para sofocar la rebelión indígena dirigida por Manco Cápac II contra el dominio español en 1536. Luego se enemistaron por la posesión del Cuzco, y acabaron por enfrentarse abiertamente en 1538. Derrotado y prisionero, Almagro fue condenado y ejecutado en 1538 por Hernando Pizarro, hermano de Francisco. La venganza de los partidarios de Almagro, liderados por su hijo Diego de Almagro, se produjo el 26 de junio de 1541, fecha en que Pizarro murió asesinado en su palacio de Lima, ciudad que él había fundado seis años antes.
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