Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
OpiniĆ³n
La memoria, el cambio y yo
Por Nayeli Sequeira Sunguroff
March 2023 La niña y la gallina Gabriela; las dos crecieron como grandes amigas, pero una se quedó como caldo y sazón en un gran tazón. Fue esa memoria que llevó a la niña a tomar la decisión de hacer algo mejor, ya que el dolor no se fue y duró pero un montón.
Cansada de tanto correr ya que salí de la escuela temprano, “paso, paso y otro paso” canté en mi mente. La infancia se veía corta al pasar de los años, pero las ansias de crecer se miraban tan cerca como la pared de mi vecina de al lado en mi casa en Nicaragua. En cuanto vi mi casa no pude detenerme a sonreír ya que estaba emocionada de mirar la bola de plumaje que me hacía muy feliz, ese ser que llenaba mis manos de gusanos y maíz al alimentarla. Lo que no sabía es que era un paso más cercano a la memoria en donde el dolor de una niña y su niñez se desprendía con mucha rapidez.
Sazonada en comino, ajo, sal y mucho más, se hallaba el ser de mi felicidad. Desde ese momento, tomé la decisión que me cambiaría totalmente, fue un cambio radical a mis 7 años de edad, lloré hasta que mis ojos se secaron. Los días pasaron en el sendero del vacío y silencio. Comía más vegetales y menos carne. Para ese entonces a las personas que comían más vegetales y no carne les decían vegetarianas. Fue una palabra que usaba mucho al definirme a mí misma, poco a poco entendí lo difícil que era mantener el significado, ya que para ese tiempo me gustaban muchos los mariscos, pero cada día que quería rendirme recordaba la memoria de mi amiga Gabriela en el plato de porcelana blanca de la abuela.
Las imágenes de vacas y cerdos siendo sacrificados apaciguaron el deseo de comer carne, ya pasado el tiempo, y la juventud pegó como sol en los meses de julio. Sentía que quería hacer un cambio más drástico aún, volverme vegana. Muchas personas a mi alrededor me criticaban que estaba loca, pero era mi compromiso, siempre sentía que los sentimientos de los animales eran más que solo sus chillidos, especialmente cuando miraba como compañías grandes abusaban de ellos. Era como escuchar sus gritos de ayuda.
En momentos de mi vida me pregunto, si en verdad estaré ayudando. Todo comienza con una persona y cuando le siguen más, ahí es donde notas el verdadero cambio. Mi jornada no termina aquí, aún sigo aprendiendo y preguntándome ¿Qué significa recordar y cambiar de un punto de vista a otro? notando la trayectoria y las huellas que dejamos al seguir nuestros objetivos, ese es el más grande cambio, el ver progreso de nosotros mismos.
Los cambios más grandes de la vida se llegan a experimentar en momentos inesperados. Esos momentos en que tomamos decisiones en donde puede ser el cambio de nuestra infancia o llegar a nuestra madurez, o puede ser solo un pasatiempo que se nos olvidará al crecer.
Para mi este cambio sigue desarrollándose ya que el deseo de comer queso fresco es inevitable, o los rollitos que mi tía me hacía cuando era pequeña, son momentos donde hay muchos lindos recuerdos, pero mi objetivo es más fuerte y no solo ayudo a los animales en general, pero también me ayudo a mí misma.
COPYRIGHT 2023
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Sazonada en comino, ajo, sal y mucho más, se hallaba el ser de mi felicidad. Desde ese momento, tomé la decisión que me cambiaría totalmente, fue un cambio radical a mis 7 años de edad, lloré hasta que mis ojos se secaron. Los días pasaron en el sendero del vacío y silencio. Comía más vegetales y menos carne. Para ese entonces a las personas que comían más vegetales y no carne les decían vegetarianas. Fue una palabra que usaba mucho al definirme a mí misma, poco a poco entendí lo difícil que era mantener el significado, ya que para ese tiempo me gustaban muchos los mariscos, pero cada día que quería rendirme recordaba la memoria de mi amiga Gabriela en el plato de porcelana blanca de la abuela.
Las imágenes de vacas y cerdos siendo sacrificados apaciguaron el deseo de comer carne, ya pasado el tiempo, y la juventud pegó como sol en los meses de julio. Sentía que quería hacer un cambio más drástico aún, volverme vegana. Muchas personas a mi alrededor me criticaban que estaba loca, pero era mi compromiso, siempre sentía que los sentimientos de los animales eran más que solo sus chillidos, especialmente cuando miraba como compañías grandes abusaban de ellos. Era como escuchar sus gritos de ayuda.
En momentos de mi vida me pregunto, si en verdad estaré ayudando. Todo comienza con una persona y cuando le siguen más, ahí es donde notas el verdadero cambio. Mi jornada no termina aquí, aún sigo aprendiendo y preguntándome ¿Qué significa recordar y cambiar de un punto de vista a otro? notando la trayectoria y las huellas que dejamos al seguir nuestros objetivos, ese es el más grande cambio, el ver progreso de nosotros mismos.
Los cambios más grandes de la vida se llegan a experimentar en momentos inesperados. Esos momentos en que tomamos decisiones en donde puede ser el cambio de nuestra infancia o llegar a nuestra madurez, o puede ser solo un pasatiempo que se nos olvidará al crecer.
Para mi este cambio sigue desarrollándose ya que el deseo de comer queso fresco es inevitable, o los rollitos que mi tía me hacía cuando era pequeña, son momentos donde hay muchos lindos recuerdos, pero mi objetivo es más fuerte y no solo ayudo a los animales en general, pero también me ayudo a mí misma.
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