Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Acosadores y abusadores sexuales ¿quiénes son? ¿dónde están?
Por Juan Carlos Valderrama
October 2022 No hay clase social que no los tengan. Viven en las zonas de mayor poder económico; como el financista, pedófilo, Jeffrey Epstein quien se suicidó el 10 de agosto del 2019 -hasta una isla y avión privado tenían él y su novia Ghislaine Maxwell. La Socialité Británica la declaró culpable en cinco delitos federales con relación a su colaboración en el tráfico sexual de menores de edad, en diciembre del 2021 en Nueva York, por la jueza Alison Nathan. También viven en las zonas de mayor pobreza, asentamientos humanos, favelas, proyectos, barrios marginales y zonas rurales.
Es decir, los acosadores y abusadores sexuales residen en cualquier zona sea urbana, marginal o rural; además su capacidad intelectual puede ser desde la de doctorado hasta analfabeto o iletrado, teniendo por lo tanto cualquier actividad profesional o técnica.
Como el médico de las Gimnastas Olímpicas de Estados Unidos, el Monstruo Lawrence Nassar. En su juicio testificaron más de 150 mujeres sobre los abusos sexuales al que él las sometió. La jueza Rosemarie Aquilina lo forzó a escucharlas, incluso cuando él pidió ya no hacerlo, al dictarle sentencia dijo la jueza: “Es mi honor y privilegio poder condenarte” y con referencia al tiempo que debería pasar tras las rejas agregó: “Acabo de firmar tu sentencia de muerte”.
Sí, pertenecen a cualquier raza, religión, género u orientación sexual y pueden tener cualquier estado civil. Pueden ser padrastros, padres biológicos, medios hermanos, hermanos, tíos, primos, familiares cercanos, buenos vecinos, amigos, conocidos o desconocidos, en realidad, puede ser cualquier persona.
En muchos casos su condición de poder radica en que se trata de un adulto que somete a alguien no adulto, quien no tiene los conocimientos ni la información suficiente para entender lo que está viviendo.
Muchos tienen una posición económica solvente o jerárquica de poder que utilizan con las personas vulnerables para conseguir lo que quieren.
Entre sus características de tratamiento hacia los otros es que emplean la persuasión o la presión sobre la víctima en base a su relación de autoridad.
Las características psicológicas de los acosadores o abusadores sexuales incluyen una tendencia a utilizar mecanismos de defensa como racionalización, negación, parcialización y minimización. Suelen presentarse como personas amables y generosas frente a sus víctimas. Presentan una gran capacidad de engañar a todo aquel que se les presente, pretenden ganar la lealtad e interés de su víctima mediante el chantaje o la amenaza directa para asegurarse su secreto o silencio.
La mayoría tiene características de personalidad narcisista, carecen de empatía con el prójimo, y no muestran arrepentimiento.
Son actores con facilidad para actuar frente a los otros por lo que no despiertan ninguna sospecha, soliendo pasar desapercibidos sin que nadie se dé cuenta. Generalmente manipulan a todo aquel quien se encuentre frente a ellos para lograr sus objetivos, sea niños o adultos.
Entre las características principales de la agresión o violencia sexual está el no poder decirla, por vergüenza, miedo, temor o falta de credibilidad.
Por lo general, es la primera denuncia la que desembrolla el hilo de la madeja y, una vez realizada esta, aparecerán más de forma incontenible, como si una represa de agua hubiera colapsado. Es así como lo demuestran los hechos. Aunque muchas no lo denuncien, habrá una cantidad suficiente para mostrarlos frente a la sociedad y poder mostrar quiénes son realmente estas personas.
En la mayoría de los casos, la opinión pública se mostrará incrédula frente a las víctimas, a las que cuestionará o juzgará preguntando por qué no habló o denuncio con anterioridad los hechos.
Algunos acosadores o abusadores argumentaran que “eran adictos al sexo” y por ello no podían controlarlo, ya que al ser un trastorno reconocido ellos a través de sus abogados defensores pretenderían reducir sus penas o sentencias o limpiar su imagen.
Debemos ser conscientes y frente a las denuncias que escuchamos actuar de forma responsable con celeridad y credulidad porque tal como dicen “justicia que tarda no es justicia”, lo que en contraposición algunos dirán “la justicia tarda, pero llega”.
*Y usted ¿qué opina? Escriba a [email protected] y ¡haga oír su voz!
**Juan Carlos Valderrama, [email protected]
COPYRIGHT 2022
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Como el médico de las Gimnastas Olímpicas de Estados Unidos, el Monstruo Lawrence Nassar. En su juicio testificaron más de 150 mujeres sobre los abusos sexuales al que él las sometió. La jueza Rosemarie Aquilina lo forzó a escucharlas, incluso cuando él pidió ya no hacerlo, al dictarle sentencia dijo la jueza: “Es mi honor y privilegio poder condenarte” y con referencia al tiempo que debería pasar tras las rejas agregó: “Acabo de firmar tu sentencia de muerte”.
Sí, pertenecen a cualquier raza, religión, género u orientación sexual y pueden tener cualquier estado civil. Pueden ser padrastros, padres biológicos, medios hermanos, hermanos, tíos, primos, familiares cercanos, buenos vecinos, amigos, conocidos o desconocidos, en realidad, puede ser cualquier persona.
En muchos casos su condición de poder radica en que se trata de un adulto que somete a alguien no adulto, quien no tiene los conocimientos ni la información suficiente para entender lo que está viviendo.
Muchos tienen una posición económica solvente o jerárquica de poder que utilizan con las personas vulnerables para conseguir lo que quieren.
Entre sus características de tratamiento hacia los otros es que emplean la persuasión o la presión sobre la víctima en base a su relación de autoridad.
Las características psicológicas de los acosadores o abusadores sexuales incluyen una tendencia a utilizar mecanismos de defensa como racionalización, negación, parcialización y minimización. Suelen presentarse como personas amables y generosas frente a sus víctimas. Presentan una gran capacidad de engañar a todo aquel que se les presente, pretenden ganar la lealtad e interés de su víctima mediante el chantaje o la amenaza directa para asegurarse su secreto o silencio.
La mayoría tiene características de personalidad narcisista, carecen de empatía con el prójimo, y no muestran arrepentimiento.
Son actores con facilidad para actuar frente a los otros por lo que no despiertan ninguna sospecha, soliendo pasar desapercibidos sin que nadie se dé cuenta. Generalmente manipulan a todo aquel quien se encuentre frente a ellos para lograr sus objetivos, sea niños o adultos.
Ahora vale decir que no actúan solos: cuentan en múltiples oportunidades con la complicidad, negligencia, complacencia, anuencia y la injusticia social la que en su momento los encubre y sugiere disimularlo por mantener el prestigio, puesto, posición, o lo que fuera.
Entre las características principales de la agresión o violencia sexual está el no poder decirla, por vergüenza, miedo, temor o falta de credibilidad.
Por lo general, es la primera denuncia la que desembrolla el hilo de la madeja y, una vez realizada esta, aparecerán más de forma incontenible, como si una represa de agua hubiera colapsado. Es así como lo demuestran los hechos. Aunque muchas no lo denuncien, habrá una cantidad suficiente para mostrarlos frente a la sociedad y poder mostrar quiénes son realmente estas personas.
En la mayoría de los casos, la opinión pública se mostrará incrédula frente a las víctimas, a las que cuestionará o juzgará preguntando por qué no habló o denuncio con anterioridad los hechos.
Algunos acosadores o abusadores argumentaran que “eran adictos al sexo” y por ello no podían controlarlo, ya que al ser un trastorno reconocido ellos a través de sus abogados defensores pretenderían reducir sus penas o sentencias o limpiar su imagen.
Debemos ser conscientes y frente a las denuncias que escuchamos actuar de forma responsable con celeridad y credulidad porque tal como dicen “justicia que tarda no es justicia”, lo que en contraposición algunos dirán “la justicia tarda, pero llega”.
*Y usted ¿qué opina? Escriba a [email protected] y ¡haga oír su voz!
**Juan Carlos Valderrama, [email protected]
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