Cortesía de María Ramírez
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María Ramírez: “El problema de unos es el problema de todos”

Por Gabriela Ávila
October 2022
Después de que la Suprema Corte del país anulara la decisión de Roe vs. Wade, que garantizaba el derecho reproductivo a elegir, y de que varios estados realizaran cambios radicales en su legislación en detrimento de los derechos sexuales y reproductivos de sus habitantes, el Estado de Nueva York refrenda la vigencia de estos, abonando a la vivencia plena de los derechos humanos de todas las personas. 
Desde tiempo atrás, grupos locales se han organizado para avanzar en el apoyo y fortalecimiento de los sectores más vulnerados de la sociedad, mitigando el impacto de decisiones que conducen a mayores índices de discriminación y exclusión. En el Condado de Orange, Newburgh LGBTTTQI+ Center, Organización No Lucrativa fundada en 2016 y legalmente constituida en 2018, ha realizado un trabajo continuo para atender a las diversas colectividades que se encuentran marginalizadas y discriminadas por razones de género, origen étnico y situación socioeconómica.

María Ramírez, miembro del equipo ejecutivo y fundadora de dicha organización, comenta “somos reconocidos entre la comunidad por nuestro programa para dar voz a las personas que habitualmente no son escuchadas por razones de discriminación y desigualdad”.

La activista por la diversidad enfatiza que los cambios legislativos recientes en Texas y Florida, “impactan de manera particular a los jóvenes, llegando a prohibir que se diga la palabra gay y manteniendo sistemas de inmigración en donde no podemos ayudar a refugiados trans que están en alto riesgo”.

Añade, “hemos buscado maneras de construir una sociedad con justicia, equidad y liberación, fundamentalmente a través de programas educativos y actualmente a través del programa “Queer Relief Fund” de micro donaciones, para asistir a la gente más necesitada, como la población indocumentada”. 

María tiene una larga trayectoria ayudando. Desde pequeña se percató de las dificultades que enfrentan los migrantes para integrarse a la cultura de su país de acogida. Ella apoyaba a su madre colombiana y a su padre salvadoreño haciendo trámites de ciudadanía, traduciendo documentos, acompañándolos a sus citas médicas y otras reuniones. “Es una experiencia muy común con quienes somos la primera generación”. 

Su activismo comenzó cuando entró a la universidad, “empecé a buscar grupos LGBTTTQI+ o con ideales similares. Nunca había pertenecido a espacios en donde pudiera hacer comunidad. Estando en la ‘NFA’ (High School) sabía que era lesbiana, pero no lo expresaba abiertamente. En la universidad pude ser más libre y me di cuenta de los problemas que vivimos en soledad. Me asocié con quienes se identificaban como trans, gay, y bisexual y escuché sus historias. Entendí que todos experimentamos nuestra sexualidad y nuestro género de manera diferente y percibí los obstáculos que afrontan las diversas comunidades. Yo no vivía lo mismo, pero me quedó claro que la liberación de todos estaba entrelazada. Todos tenemos diferentes procesos; diferentes razones para salir del closet o no y todo tiene que ver con cómo nos enseñaron a ser. Para las comunidades trans esto puede llegar a ser un asunto de vida o muerte”.

Asevera que aún en el contexto actual, en el Valle del Hudson “hay mucho por hacer. Como organización atendemos solicitudes de entrenamiento de proveedores de servicios que buscan trabajar bajo un marco legal de equidad e igualdad, pero nos gustaría que hubiera más solicitudes de concientización, y no sólo reaccionar y solucionar una crisis como la única razón para capacitar al personal. Nos gustaría algo más proactivo, como parte de un cambio cultural. La gente quiere aprender y evolucionar”.

María comenta que es importante considerar no sólo la diversidad sexual, sino también la diversidad étnica y socioeconómica, “En el Centro tratamos de apoyar a las personas más marginalizadas y oprimidas, porque sabemos que la experiencia no es la misma… Si uno no puede ir hacia adelante, los demás tampoco podrán. El problema de unos es el problema de todos”.

Enfatiza: “cuando existe un déficit democrático y no hay justicia para todos, hay que exigir los derechos, aprenderlos y enseñar a todos a considerarlos y respetarlos. Educar a médicos, administradores, trabajadores del gobierno, etc. acerca de lo que es la igualdad para todos los géneros y para las comunidades LGBTTTQI+, preocuparse por los que menos tienen, y pelear por los derechos de todas las personas a expresarse y a ser quienes quieren ser, impacta de una manera positiva al resto de la colectividad. Como cultura civilizada tenemos que hacer más espacio, mejorando la vida de todos los grupos sociales”.
 

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