Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Sueño Americano
Virginia Pinelo: Rompiendo Barreras
Resiliencia, Valor y Perseverancia en la Adversidad
Por Gabriela Ávila
February 2022 Después de dos años de pandemia con complicadas secuelas, los esfuerzos por mantener la economía local a flote persisten gracias a la tenacidad y al trabajo de personas solidarias y comprometidas con su comunidad.
Virginia Pinelo, propietaria del restaurante La Cabañita en Poughkeepsie, Nueva York, es una de las personas que ha vivido este difícil proceso para mantener su negocio abierto y seguir abonando al desarrollo de la ciudad. Sin embargo, la lucha en medio de la adversidad no es una historia nueva para esta emprendedora, quien llegó a los Estados Unidos siendo una niña indocumentada.
Su madre quedó viuda a los 28 años con cuatro hijos. Tuvieron que migrar ya que las posibilidades de supervivencia en Oaxaca, México para una madre sola son exiguas, “Es casi imposible lograr sostener a tu familia en esas condiciones. No hay trabajo y mi mamá nunca iba a poder criar a sus hijos y mucho menos darles educación”, comenta Virginia.
La familia, originaria de Etla, Oaxaca, “la tierra del quesillo” llegó al Valle del Hudson porque, cuenta, “Mi madre tenía un primo aquí. Se necesita mucho valor para emigrar a un país que no es el tuyo, llevando a tus hijos a cuestas. Es un gran choque cultural, de idioma, de comida, de todo. Yo era muy inteligente en la escuela en México. Soñaba con ser doctora y cuando llegué aquí me sentía sin suficiente capacidad, por no saber inglés; aunque sacaba muy buenas notas en matemáticas, porque era un lenguaje que sí conocía. Pero hay que soñar grande, porque algo tenemos que alcanzar de lo que soñamos”.
Su mamá limpiaba oficinas y planchaba ropa. “La acompañábamos a su trabajo y nos mandó a todos a la escuela. Yo terminé la preparatoria y un año de Universidad. No continué porque no tenía papeles para pedir un préstamo estudiantil. Por ello me olvidé de la escuela y me puse a trabajar limpiando casas”. Posteriormente se dedicaron a realizar gestiones para personas migrantes, como el envío de dinero, traducciones, redacción de documentos, presentación de impuestos y otros servicios de escritorio público.
El traspaso de un puesto de sándwiches devino en un restaurante. “Vicky”, como afectuosamente la llaman sus clientes, siempre soñó con abrir un lugar así. Gracias a su esfuerzo salieron adelante y ella se convirtió en un pilar de la economía familiar.
Actualmente mantiene dos negocios en sociedad con su madre y su hermana. Comenta que ser mujer emprendedora en la industria restaurantera “es difícil porque nos movemos en un mercado manejado casi exclusivamente por hombres. Para crecer nos ha tocado ayudarnos las unas a las otras”.
También vivió discriminación por parte de algunos comunicadores locales, quienes se refirieron a su anterior restaurante como un “hoyo en la pared” y comenta: “sí, literalmente tuvimos que abrir un hoyo para ampliar el comedor. Pero esas cosas, lejos de bajar la moral, te impulsan más. Merecemos la recompensa de nuestro trabajo y podemos siempre aspirar a tener más. A veces hay que salir de tu área de confort para crecer y alguien lo tiene que hacer para enseñarle a nuestros hijos que es posible, con o sin papeles. Yo acabo de obtener mi ciudadanía tras 26 años de espera”. Así, “el hoyo en la pared” se convirtió en la gran metáfora del rompimiento de barreras.
Después de haber tenido que cerrar el negocio por la emergencia sanitaria, señala, “los clientes nos respondieron muy bien con las órdenes para llevar. Nuestros números no bajaron mucho y aquí seguimos con el negocio a flote”.
Vicky agrega, “Mucha gente espera las condiciones ideales para que los cambios ocurran y se realicen sus sueños, pero nunca llegan. No tenemos que esperar. Es a veces en las peores condiciones cuando se crece. Y los migrantes lo sabemos, ya que siempre vamos a contracorriente, pero aquí sí podemos soñar”.
Ahora su sueño es extender su negocio y consolidar su marca basada en las recetas de sus abuelos. Invita a todas las mujeres que buscan realizar un emprendimiento a llevarlo a cabo, “es mejor empezar a construir el sueño con lo que tienes y poco a poco todo se acomoda”. COPYRIGHT 2022
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Su madre quedó viuda a los 28 años con cuatro hijos. Tuvieron que migrar ya que las posibilidades de supervivencia en Oaxaca, México para una madre sola son exiguas, “Es casi imposible lograr sostener a tu familia en esas condiciones. No hay trabajo y mi mamá nunca iba a poder criar a sus hijos y mucho menos darles educación”, comenta Virginia.
La familia, originaria de Etla, Oaxaca, “la tierra del quesillo” llegó al Valle del Hudson porque, cuenta, “Mi madre tenía un primo aquí. Se necesita mucho valor para emigrar a un país que no es el tuyo, llevando a tus hijos a cuestas. Es un gran choque cultural, de idioma, de comida, de todo. Yo era muy inteligente en la escuela en México. Soñaba con ser doctora y cuando llegué aquí me sentía sin suficiente capacidad, por no saber inglés; aunque sacaba muy buenas notas en matemáticas, porque era un lenguaje que sí conocía. Pero hay que soñar grande, porque algo tenemos que alcanzar de lo que soñamos”.
Su mamá limpiaba oficinas y planchaba ropa. “La acompañábamos a su trabajo y nos mandó a todos a la escuela. Yo terminé la preparatoria y un año de Universidad. No continué porque no tenía papeles para pedir un préstamo estudiantil. Por ello me olvidé de la escuela y me puse a trabajar limpiando casas”. Posteriormente se dedicaron a realizar gestiones para personas migrantes, como el envío de dinero, traducciones, redacción de documentos, presentación de impuestos y otros servicios de escritorio público.
El traspaso de un puesto de sándwiches devino en un restaurante. “Vicky”, como afectuosamente la llaman sus clientes, siempre soñó con abrir un lugar así. Gracias a su esfuerzo salieron adelante y ella se convirtió en un pilar de la economía familiar.
Actualmente mantiene dos negocios en sociedad con su madre y su hermana. Comenta que ser mujer emprendedora en la industria restaurantera “es difícil porque nos movemos en un mercado manejado casi exclusivamente por hombres. Para crecer nos ha tocado ayudarnos las unas a las otras”.
También vivió discriminación por parte de algunos comunicadores locales, quienes se refirieron a su anterior restaurante como un “hoyo en la pared” y comenta: “sí, literalmente tuvimos que abrir un hoyo para ampliar el comedor. Pero esas cosas, lejos de bajar la moral, te impulsan más. Merecemos la recompensa de nuestro trabajo y podemos siempre aspirar a tener más. A veces hay que salir de tu área de confort para crecer y alguien lo tiene que hacer para enseñarle a nuestros hijos que es posible, con o sin papeles. Yo acabo de obtener mi ciudadanía tras 26 años de espera”. Así, “el hoyo en la pared” se convirtió en la gran metáfora del rompimiento de barreras.
Después de haber tenido que cerrar el negocio por la emergencia sanitaria, señala, “los clientes nos respondieron muy bien con las órdenes para llevar. Nuestros números no bajaron mucho y aquí seguimos con el negocio a flote”.
Vicky agrega, “Mucha gente espera las condiciones ideales para que los cambios ocurran y se realicen sus sueños, pero nunca llegan. No tenemos que esperar. Es a veces en las peores condiciones cuando se crece. Y los migrantes lo sabemos, ya que siempre vamos a contracorriente, pero aquí sí podemos soñar”.
Ahora su sueño es extender su negocio y consolidar su marca basada en las recetas de sus abuelos. Invita a todas las mujeres que buscan realizar un emprendimiento a llevarlo a cabo, “es mejor empezar a construir el sueño con lo que tienes y poco a poco todo se acomoda”. COPYRIGHT 2022
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