Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Desde la cárcel
Buscando la transformación para los presos inmigrantes
Por Marvin Osorio
May 2021 Me gustaría compartir lo siguiente con ustedes y, con suerte, comenzar un diálogo. Mientras estaba sentado en una celda en la instalación esperando regresar a mi unidad de vivienda, encontré la revista La Voz en un banco. Leí y disfruté cada artículo, pero lo más gratificante fue ver la manera en la que defiende a la comunidad latina inmigrante, y la conciencia de la necesidad de una reforma de la justicia penal.
Mi historia es un reflejo de los muchos hombres negros y morenos que llegaron a la cárcel a una edad temprana y ahora se consumen, tanto intelectual como físicamente, dentro de estos muros. A los 15 años me uní a una pandilla, y a los 18 participé en el homicidio de otro ser humano. Fui arrestado antes de cumplir 19 años, y fui acusado y condenado por asesinato en segundo grado. Fui condenado a 25 años de prisión y cadena perpetua. Esto fue hace 19 años. Al comienzo de mi encarcelamiento seguí viviendo el estilo de vida de las pandillas y no me importaba el tiempo que me dieron. Durante algunos años me sumergí en el sistema, haciendo lo que hace la mayoría de los presos: condenar la mente a una muerte lenta. Participando en conversaciones vacías y envenenando la mente con más complots para convertirme en un mejor criminal tras mi liberación.
En algún momento en el 2008, tuve un despertar. Mientras observaba a mis compañeros con ojo crítico, sus acciones, que reflejaban las mías, me hacían sentir asqueado. Estos sentimientos me llevaron a la introspección y finalmente a darme cuenta de que necesitaba expiarme y reemplazar mis valores. Renuncié a la vida de pandilla y comencé un viaje de crecimiento personal. No había programas universitarios disponibles en las instalaciones en las que estaba alojado, así que comencé a tomar cursos autofinanciados por correspondencia. Desde entonces, he sido educador yconsejero. En 2017, HudsonLink for Higher Learning in Prison en asociación con SUNY-Ulster Community College presentó su programa de asociados y en 2019 formé parte de la primera cohorte en adquirir un título de asociado. Actualmente estoy inscrito en el programa de licenciatura ofrecido por Mount Saint Mary's College.
Además trabajo como asesor junto a una organización de reintegración de reclusos donde nos enfocamos en 33 sesiones en las que exploramos, reparamos y reemplazamos los valores criminógenos de los hombres que están cerca de ser liberados. Estoy orgulloso de mi trabajo. Lamentablemente, me di cuenta de que no me beneficiaré de mi trabajo ya que seré deportado a El Salvador al cumplir mi condena.
No solo me he dado cuenta de que no hay servicios de reingreso para mí ni para un montón de hombres que están en las mismas condiciones que yo, sino que somos, como grupo de inmigrantes, tan marginados por la mayoría de la población carcelaria como lo son nuestros homólogos en las comunidades. En mis muchos años de participación en los programas carcelarios ofrecidos por organizaciones comunitarias, no me he encontrado con una que se enfoque en la asistencia social o que brinde algún servicio específico a los inmigrantes encarcelados. Estas limitaciones llevan a la mayoría de mis compañeros que llevan décadas tras las rejas, en particular a los que provienen de una pandilla, a desperdiciarse en los patios de las prisiones sin esforzarse significativamente en cuanto a su propia transformación, crecimiento académico o preparación para una transición exitosa al regresar a nuestros países de origen. Muchos de nosotros no tenemos ninguna información sobre los asuntos políticos actuales o desconocemos los recursos disponibles en nuestros países, si los hay, al momento de nuestro regreso. Por eso le escribo con la esperanza de comenzar un diálogo que pueda ser un factor de cambio en la transformación de muchos hombres inmigrantes mientras están encarcelados. Este enfoque proactivo puede marcar la diferencia entre retomar una vida criminal en nuestros países de origen o en ser individuos con valor para nuestras comunidades. Entiendo que trabajar con hombres encarcelados no es lo ideal para muchos en nuestras comunidades, pero la verdad es que la mayoría de nosotros regresaremos a ellas, y la prevención en lugar del tratamiento es mucho más eficaz para reducir la reincidencia.
Para terminar, quiero desearles a usted y a los suyos un feliz y exitoso 2021.
Respetuosamente,
Marvin Osorio
DIN 04A2653
Para contactar a Marvin: jpay.com
COPYRIGHT 2021
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
En algún momento en el 2008, tuve un despertar. Mientras observaba a mis compañeros con ojo crítico, sus acciones, que reflejaban las mías, me hacían sentir asqueado. Estos sentimientos me llevaron a la introspección y finalmente a darme cuenta de que necesitaba expiarme y reemplazar mis valores. Renuncié a la vida de pandilla y comencé un viaje de crecimiento personal. No había programas universitarios disponibles en las instalaciones en las que estaba alojado, así que comencé a tomar cursos autofinanciados por correspondencia. Desde entonces, he sido educador yconsejero. En 2017, HudsonLink for Higher Learning in Prison en asociación con SUNY-Ulster Community College presentó su programa de asociados y en 2019 formé parte de la primera cohorte en adquirir un título de asociado. Actualmente estoy inscrito en el programa de licenciatura ofrecido por Mount Saint Mary's College.
Además trabajo como asesor junto a una organización de reintegración de reclusos donde nos enfocamos en 33 sesiones en las que exploramos, reparamos y reemplazamos los valores criminógenos de los hombres que están cerca de ser liberados. Estoy orgulloso de mi trabajo. Lamentablemente, me di cuenta de que no me beneficiaré de mi trabajo ya que seré deportado a El Salvador al cumplir mi condena.
No solo me he dado cuenta de que no hay servicios de reingreso para mí ni para un montón de hombres que están en las mismas condiciones que yo, sino que somos, como grupo de inmigrantes, tan marginados por la mayoría de la población carcelaria como lo son nuestros homólogos en las comunidades. En mis muchos años de participación en los programas carcelarios ofrecidos por organizaciones comunitarias, no me he encontrado con una que se enfoque en la asistencia social o que brinde algún servicio específico a los inmigrantes encarcelados. Estas limitaciones llevan a la mayoría de mis compañeros que llevan décadas tras las rejas, en particular a los que provienen de una pandilla, a desperdiciarse en los patios de las prisiones sin esforzarse significativamente en cuanto a su propia transformación, crecimiento académico o preparación para una transición exitosa al regresar a nuestros países de origen. Muchos de nosotros no tenemos ninguna información sobre los asuntos políticos actuales o desconocemos los recursos disponibles en nuestros países, si los hay, al momento de nuestro regreso. Por eso le escribo con la esperanza de comenzar un diálogo que pueda ser un factor de cambio en la transformación de muchos hombres inmigrantes mientras están encarcelados. Este enfoque proactivo puede marcar la diferencia entre retomar una vida criminal en nuestros países de origen o en ser individuos con valor para nuestras comunidades. Entiendo que trabajar con hombres encarcelados no es lo ideal para muchos en nuestras comunidades, pero la verdad es que la mayoría de nosotros regresaremos a ellas, y la prevención en lugar del tratamiento es mucho más eficaz para reducir la reincidencia.
Para terminar, quiero desearles a usted y a los suyos un feliz y exitoso 2021.
Respetuosamente,
Marvin Osorio
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