Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Sueño americano
Dra. Martha Sánchez: soñando y construyendo equidad
Por Gabriela Ávila
May 2021 En momentos en los que la Dra. Rochelle Walensky, Directora de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, lanza un llamado urgente para hacer frente a la situación de racismo en el país y la denomina como un “grave problema de salud pública”, se generan esfuerzos a nivel local en Clínicas de Salud para combatir la disparidad en la atención a las comunidades minoritarias.
La Dra. Marta Sánchez es la Directora Médica Asociada del Centro de Salud Familiar de Kingston del Institute for Family Health y ha coordinado esfuerzos para combatir la pandemia generada por el COVID-19, agravada por la situación de comorbilidad que ha puesto en mayor riesgo a las poblaciones de origen hispano y afroamericano.
Ella ofrece atención personalizada a pacientes y comenta, “prácticamente desde el inicio de la pandemia nos organizamos para seguir brindando atención médica. Primero a distancia, porque las instalaciones tuvieron que permanecer cerradas un tiempo, pero no así nuestros servicios clínicos”.
La Dra. Sánchez nació en California. Es Licenciada en Ciencias con un B.S. en Fisiología y Especialización en Química por la Universidad Estatal de California en Long Beach. También es graduada en Medicina por la Universidad Autónoma de Guadalajara en México. Llegó a Nueva York hace 12 años para hacer su residencia en Medicina Familiar, en el NYM. Posteriormente, completó un año en Medicina Interna en el New York Methodist Hospital.
Su madre es salvadoreña y su padre es mexicano. El sueño americano comenzó para su familia cuando sus padres “recibieron sus papeles migratorios”. Al obtenerlos, viajaron a San Diego como parte de una gran celebración.
Su vida siempre ha sido modesta. En ocasiones la familia hizo notables sacrificios para que ella y su hermano estudiaran, “muchas veces sólo había frijoles y arroz para comer”. Pero sus padres continuamente la motivaron: “para mi familia la educación siempre ha sido lo más importante para salir adelante”.
Añade, “desde pequeña me gustaba mucho la Ciencia y sabia que quería ser doctora, pero por mi origen étnico, en la escuela me desalentaban”. No obstante, ella siguió luchando y comenzó su carrera en medicina a una edad temprana como voluntaria.
Considera que, para cualquier mujer, no sólo para una mujer hispanoamericana, tener una profesión en el campo de las ciencias medicas y alcanzar un puesto directivo es difícil. En ocasiones, al realizar rondas de supervisión, ha sido tratada como parte del personal de limpieza, “sólo por mi apariencia, mi estatura y mi color de piel. Se dirigen a mis colegas varones como si fueran quienes estuvieran a cargo”. Esto ha sido “bastante molesto e incómodo en esta época”.
Piensa que, “el virus afectó de manera desproporcionada a grupos minoritarios porque muchas personas de esas comunidades se mantuvieron laborando como ‘trabajadores esenciales’, incrementando sus riesgos de contagio, aunado a factores socioeconómicos, como el tamaño de las familias, los espacios reducidos de vivienda, un escaso acceso a servicios de salud e información confiable y a una mejor calidad de vida”.
Además, “está el impacto del estrés acumulativo que genera el racismo, por la continua exposición a micro-agresiones y prejuicios” conocidos médicamente como “sobrecargas allostáticas”, que causan afectaciones cardiacas y cambios hormonales que se manifiestan en obesidad, presión alta y diabetes, según la Revista de Psiquiatría y Neurociencia de la Biblioteca Nacional de Medicina.
Por eso, el Centro de Salud Familiar de Kingston ha puesto en marcha un programa amplio de distribución de vacunas que atiende a personas sin seguro médico y provenientes de minorías étnicas. La Dra. Sánchez, miembro de la Coalición de Distribución de Vacunas del Condado Ulster, invita a todas las personas a “seguir usando mascarillas, orientarse y concertar su cita por internet para vacunarse. La vacuna es gratuita y el único requisito es ser mayor de 16 años. Sólo hay que presentar una identificación con foto y fecha de nacimiento”.
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Ella ofrece atención personalizada a pacientes y comenta, “prácticamente desde el inicio de la pandemia nos organizamos para seguir brindando atención médica. Primero a distancia, porque las instalaciones tuvieron que permanecer cerradas un tiempo, pero no así nuestros servicios clínicos”.
La Dra. Sánchez nació en California. Es Licenciada en Ciencias con un B.S. en Fisiología y Especialización en Química por la Universidad Estatal de California en Long Beach. También es graduada en Medicina por la Universidad Autónoma de Guadalajara en México. Llegó a Nueva York hace 12 años para hacer su residencia en Medicina Familiar, en el NYM. Posteriormente, completó un año en Medicina Interna en el New York Methodist Hospital.
Su madre es salvadoreña y su padre es mexicano. El sueño americano comenzó para su familia cuando sus padres “recibieron sus papeles migratorios”. Al obtenerlos, viajaron a San Diego como parte de una gran celebración.
Su vida siempre ha sido modesta. En ocasiones la familia hizo notables sacrificios para que ella y su hermano estudiaran, “muchas veces sólo había frijoles y arroz para comer”. Pero sus padres continuamente la motivaron: “para mi familia la educación siempre ha sido lo más importante para salir adelante”.
Añade, “desde pequeña me gustaba mucho la Ciencia y sabia que quería ser doctora, pero por mi origen étnico, en la escuela me desalentaban”. No obstante, ella siguió luchando y comenzó su carrera en medicina a una edad temprana como voluntaria.
Considera que, para cualquier mujer, no sólo para una mujer hispanoamericana, tener una profesión en el campo de las ciencias medicas y alcanzar un puesto directivo es difícil. En ocasiones, al realizar rondas de supervisión, ha sido tratada como parte del personal de limpieza, “sólo por mi apariencia, mi estatura y mi color de piel. Se dirigen a mis colegas varones como si fueran quienes estuvieran a cargo”. Esto ha sido “bastante molesto e incómodo en esta época”.
Piensa que, “el virus afectó de manera desproporcionada a grupos minoritarios porque muchas personas de esas comunidades se mantuvieron laborando como ‘trabajadores esenciales’, incrementando sus riesgos de contagio, aunado a factores socioeconómicos, como el tamaño de las familias, los espacios reducidos de vivienda, un escaso acceso a servicios de salud e información confiable y a una mejor calidad de vida”.
Además, “está el impacto del estrés acumulativo que genera el racismo, por la continua exposición a micro-agresiones y prejuicios” conocidos médicamente como “sobrecargas allostáticas”, que causan afectaciones cardiacas y cambios hormonales que se manifiestan en obesidad, presión alta y diabetes, según la Revista de Psiquiatría y Neurociencia de la Biblioteca Nacional de Medicina.
Por eso, el Centro de Salud Familiar de Kingston ha puesto en marcha un programa amplio de distribución de vacunas que atiende a personas sin seguro médico y provenientes de minorías étnicas. La Dra. Sánchez, miembro de la Coalición de Distribución de Vacunas del Condado Ulster, invita a todas las personas a “seguir usando mascarillas, orientarse y concertar su cita por internet para vacunarse. La vacuna es gratuita y el único requisito es ser mayor de 16 años. Sólo hay que presentar una identificación con foto y fecha de nacimiento”.
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