Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Si hay algo, más, que nos enseña esta pandemia que ya está con nosotros por seis meses es que con tanta incertidumbre por lo que vendrá mañana o la semana que viene o en un mes, que no queda otra que vivir el presente. Parece que todos tendremos que estudiar más del budismo y las enseñanzas sobre la impermanencia: todo cambia. Como dice la canción: Lo que cambió ayer, tendrá que cambiar mañana, así como cambio yo en estas tierras lejanas…
Vivir el presente es lo que nos queda para mantener la cordura, estar acá y ahora, agradecidos porque vemos el sol salir a la mañana y porque hoy es un maravilloso día, pese a todo. Una vez que empezamos el día con una actitud centrada (om, om, om), se hace más fácil capear el temporal.
Una de las tormentas es la de la inseguridad por el comienzo de las clases, por la falta de confianza en el sistema escolar, que ya nos venía fallando antes de la pandemia, y ahora, pese a los aparentes esfuerzos, igual nos deja con bastante inquietud. ¿Clases en persona? ¿Sin una vacuna disponible aún? ¿Y quién va a hacer que todos se pongan la máscara todo el tiempo? ¿Quién va a estar limpiando los baños cada 15 minutos? ¿De verdad hay buena circulación del aire en las aulas? ¿Qué pasa si hay un contagio? ¿Quién tiene que hacer cuarentena, el grado, los maestros, la escuela entera? ¿A distancia? ¿Y quién enseñará online, la maestra o la suplente? ¿Dónde dejan a sus propios hijos las maestras que tienen que enseñar online desde sus aulas? ¿Qué hacemos los padres que trabajamos con los hijos todo el día en casa siguiendo una computadora? ¿Qué pasa con los desayunos y los almuerzos escolares si no tenemos transporte para ir a recogerlos de la escuela? Y si la experiencia educativa de la primavera fue muy mala ¿cómo nos reinventamos para hacer educación en el hogar, el famoso homeschooling, que no es lo mismo que la educación a distancia, aún conectados con los dictados de la escuela? ¿Y qué hacemos si no entendemos inglés, si no tenemos computadora o una conexión a internet estable? Ay, la lista sigue.
Estas son algunas de las preguntas que tenemos que hacerles a los directores de las escuelas, a los superintendentes, a las juntas escolares. Hay que hacerse oír. No solo en las redes sociales dejar constancia de nuestra frustración. Varias de estas preguntas fueron respondidas por el gobernador de alguna manera, a veces vaga, a veces precisa. Por ejemplo, si una universidad tiene al 5% de su comunidad (profesores, estudiantes, administrativos) contagiados, o 100 personas con COVID-19, lo que sea menor, pues cerrará por dos semanas. Y ya empezamos a ver universidades locales cerrar por llegar a estos números en menos de lo que canta un gallo.
Otra enseñanza del budismo, y del sentido común, y de la ciencia, es que todo está conectado. Somos uno, desde la galaxia más lejana hasta el punto más profundo de la Tierra, incluyéndonos a nosotros, los humanos. Se habla del efecto mariposa, cómo su aleteo en una parte del mundo, provoca un tsunami del otro lado. Cómo un estornudo en Europa vino por avión a Nueva York y nos dejó a todos con un pico de coronavirus en el mes de abril. Esta interconexión, la globalización, por ejemplo, hay que entenderla bien para poder dar el siguiente paso. ¿Hacia dónde queremos ir?
Yo veo toda esta incertidumbre, todos estos cambios y toda esta unidad universal (como humanos estamos unidos muy obviamente hoy en día por una pandemia viral), como una gran oportunidad. La gran oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva, fuera con lo viejo que ya no nos sirve, para hacer lugar a lo necesario para el siglo XXI ¿Cómo tomar buenas decisiones? Entender lo que pasa, estar bien informados (evitar a toda costa la toxicidad de los canales de desinformación), es más importante hoy que nunca. Les presento el número de septiembre de la revista La Voz. Conocimiento es poder, empiecen por acá.
Mariel Fiori
Directora
COPYRIGHT 2020
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Vivir el presente es lo que nos queda para mantener la cordura, estar acá y ahora, agradecidos porque vemos el sol salir a la mañana y porque hoy es un maravilloso día, pese a todo. Una vez que empezamos el día con una actitud centrada (om, om, om), se hace más fácil capear el temporal.
Una de las tormentas es la de la inseguridad por el comienzo de las clases, por la falta de confianza en el sistema escolar, que ya nos venía fallando antes de la pandemia, y ahora, pese a los aparentes esfuerzos, igual nos deja con bastante inquietud. ¿Clases en persona? ¿Sin una vacuna disponible aún? ¿Y quién va a hacer que todos se pongan la máscara todo el tiempo? ¿Quién va a estar limpiando los baños cada 15 minutos? ¿De verdad hay buena circulación del aire en las aulas? ¿Qué pasa si hay un contagio? ¿Quién tiene que hacer cuarentena, el grado, los maestros, la escuela entera? ¿A distancia? ¿Y quién enseñará online, la maestra o la suplente? ¿Dónde dejan a sus propios hijos las maestras que tienen que enseñar online desde sus aulas? ¿Qué hacemos los padres que trabajamos con los hijos todo el día en casa siguiendo una computadora? ¿Qué pasa con los desayunos y los almuerzos escolares si no tenemos transporte para ir a recogerlos de la escuela? Y si la experiencia educativa de la primavera fue muy mala ¿cómo nos reinventamos para hacer educación en el hogar, el famoso homeschooling, que no es lo mismo que la educación a distancia, aún conectados con los dictados de la escuela? ¿Y qué hacemos si no entendemos inglés, si no tenemos computadora o una conexión a internet estable? Ay, la lista sigue.
Estas son algunas de las preguntas que tenemos que hacerles a los directores de las escuelas, a los superintendentes, a las juntas escolares. Hay que hacerse oír. No solo en las redes sociales dejar constancia de nuestra frustración. Varias de estas preguntas fueron respondidas por el gobernador de alguna manera, a veces vaga, a veces precisa. Por ejemplo, si una universidad tiene al 5% de su comunidad (profesores, estudiantes, administrativos) contagiados, o 100 personas con COVID-19, lo que sea menor, pues cerrará por dos semanas. Y ya empezamos a ver universidades locales cerrar por llegar a estos números en menos de lo que canta un gallo.
Otra enseñanza del budismo, y del sentido común, y de la ciencia, es que todo está conectado. Somos uno, desde la galaxia más lejana hasta el punto más profundo de la Tierra, incluyéndonos a nosotros, los humanos. Se habla del efecto mariposa, cómo su aleteo en una parte del mundo, provoca un tsunami del otro lado. Cómo un estornudo en Europa vino por avión a Nueva York y nos dejó a todos con un pico de coronavirus en el mes de abril. Esta interconexión, la globalización, por ejemplo, hay que entenderla bien para poder dar el siguiente paso. ¿Hacia dónde queremos ir?
Yo veo toda esta incertidumbre, todos estos cambios y toda esta unidad universal (como humanos estamos unidos muy obviamente hoy en día por una pandemia viral), como una gran oportunidad. La gran oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva, fuera con lo viejo que ya no nos sirve, para hacer lugar a lo necesario para el siglo XXI ¿Cómo tomar buenas decisiones? Entender lo que pasa, estar bien informados (evitar a toda costa la toxicidad de los canales de desinformación), es más importante hoy que nunca. Les presento el número de septiembre de la revista La Voz. Conocimiento es poder, empiecen por acá.
Mariel Fiori
Directora
COPYRIGHT 2020
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Comentario: Fabuloso tu editorial, Mariel. Hoy BOCES comenzó clases
de ESL en Newburgh y tus preguntas referentes a la
educacion dan en el clavo. Al continuar cerradas las
escuelas, tuvimos asistencia baja porque las mamas siguen
en casa con sus hijos. Ellas quieren asistir a clases,
pero no se pueden hacer unas cosas sin resolver antes
otras. La interrelacion que mencionas. Estamos
aprendiendo a lidear con nuestras situaciones. Muchos
saludos y muchas gracias por La Voz. Posted: 9/8/2020 |
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