Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
A dónde se fueron las mariposas monarcas
Y lo que podemos hacer al respecto
Por Maraleen Manos- Jones
August 2019 Con su migración anual desde Canadá y Estados Unidos hasta las montañas de México, las mariposas monarca eran antes ubicuas. Pero las mariposas monarca, como otros polinizadores, están en serio declive, al precipicio de la desaparición. En los últimos años, el Servicio de Vida Silvestre y Peces de los Estados Unidos ha considerado poner a las monarcas en la lista de las especies en vías de extinción y pronto emitirá su decisión.
En el verano de 2018 hubo un aumento de la reproducción de mariposas monarca en el noreste de Estados Unidos y consecuentemente en México, a donde migran durante el invierno. Este cambio positivo puede continuar si todos nos encargamos de salvar a esta maravillosa especie que pesa menos de 1 gramo pero que vuela más de 2,500 millas a un lugar que desconoce. Ahí, en la cordillera neo-volcánica del Centro de México, entre los abetos de Oyamel, existen diferentes montañas sagradas, santuarios llenos de millones de mariposas monarca.
Cada árbol está cubierto de miles de mariposas, agrupadas en racimos, una junto a la otra llenando cada tronco y rama, para mantenerse calientes, resguardándose del frío de la noche. Según un estudio científico del profesor Lincoln Brower, los troncos de los árboles pueden llegar a estar a 2° Fahrenheit más cálidos que el ambiente que las rodea. El oyamel ayuda a las mariposas de otras maneras también: las agujas del abeto les sirven de paraguas cuando llueve, y no se mojan ni se congelan si la temperatura disminuye.
Un toldo formado por las copas de los árboles regula este microclima: la temperatura, la humedad, el viento, las corrientes de aire, protege las cuencas y previene deslaves. La deforestación aumenta e invade las escondidas montañas de las mariposas monarca por años, con serias consecuencias. He visto mariposas monarca encapsuladas en hielo muchas veces en las cuatro décadas que he visitado Oyamel.
Las mariposas monarca son atacadas durante cada ciclo de su vida, en los dos viajes que realizan hacia el sur en otoño y las dos o tres generaciones que van hacia el norte en primavera. Los peligros abundan en sus hábitats y en el área en la que se reproducen en Estados Unidos. Va a requerir mucho esfuerzo prevenir que las monarcas lleguen al límite de su resiliencia, que se acerca cada vez más, a menos de que todos actuemos.
Los problemas más grandes que enfrentan las mariposas monarcas, los polinizadores y por último todos los seres vivos son:
-El cambio climático
-La pérdida del hábitat
-La deforestación
-El uso exagerado de pesticidas, herbicidas y fertilizantes
-Los terrenos destinados a la agricultura que tiene una extensión muy grande de monocultivos
-El césped y los campos de golf
-Los exterminadores eléctricos de insectos de patio
La población de monarcas ha fluctuado cada año durante las últimas cuatro décadas, desde 30 millones hasta más de 1000 millones, cubriendo 50 o 60 acres. Nunca había encontrado algo como lo que vi en 2014: había aproximadamente 3 millones de monarcas cubriendo un solo acre.
En el invierno de 2018-19, la población de monarcas se “recuperó”, llegando a los 6 millones, cubriendo seis acres en el Cerro Pelón. Este ha sido el único registro de crecimiento en 6 años. La pregunta es: ¿seguirá esta tendencia? Las mariposas monarca tiene un largo camino que recorrer para alcanzar una población robusta, parecido a lo que era en la década de 1970. Al mismo tiempo, la población occidental de las mariposas monarcas bajó un 86% este año. Los seres humanos y seres vivos han estado en amenaza por sequía, incendios forestales y lluvias seguidas de deslaves.
Cambios de fecha y de clima
En la actualidad, las monarcas comienzan su migración un mes antes en comparación a la década de 1970: la mayoría vuelan hacia el norte a mediados de marzo, no a mediados de abril como antes. Según los habitantes de la zona, las mariposas llegaban a Oyamel el primero de noviembre, el día de los muertos. Se dice que las mariposas son las almas volviendo a las tierras sagradas de sus ancestros. La gente me contó, además, que cuando las mariposas llegaban, no se podía ver el cielo por unos 3 días pues eran demasiadas. Últimamente, no hay tantas mariposas y llegan unas dos o tres semanas más tarde.
Nunca había demasiada lluvia desde noviembre hasta abril, la temporada de sequía en la que las mariposas monarca están en las montañas, pero ahora hay más episodios de lluvias torrenciales e incluso, nieve. Como demostró la Dra. Karen Oberhaulser, el cambio climático está afectando el microclima en el que las monarcas se refugian durante el invierno.
Sin importar si creen en la ciencia o no, muchas personas chocarán con la realidad cuando alimentos como chocolate, naranjas o almendras comiencen a escasear. Se estima que un tercio de nuestro suministro de comida desaparecerá por el uso excesivo de pesticidas, herbicidas y fertilizantes.
La planta de algodoncillo (milkweed) solía crecer en los bordes de los campos de maíz, pero ya no más. El centro de nuestro país fue una vez un campo de reproducción de mariposas monarca, pero hoy en día está repleto de plantas empapadas en glifosato, principalmente maíz y soya, también tratadas con neonicotinoides. No más setos. No hay algodoncillo, ni flores silvestres, ni pájaros, ni abejas o mariposas. Iowa, por ejemplo, ha perdido el 98% de su algodoncillo.
Para evitar que United States Fish y Wildlife Service designara a la mariposa monarca como una especie en peligro de extinción, muchas personas han decidido intervenir. En Iowa, hay un consorcio de unos 50 grupos entre los cuales se encuentra la U.S.F.W.S. y Monsanto que se han comprometido a sembrar cientos de miles de acres de algodoncillo para evitar la desaparición de las mariposas monarca. El Presidente Obama, mediante su iniciativa de polinización, designó 5 millones de dólares para crear un extenso camino verde a lo largo de la ruta 35, lugar por el que pasa un grueso de las mariposas cuando migran de norte a sur. Michelle Obama creó un jardín para polinizadores de la casa blanca y estuvo involucrada en el One Million Pollinator Garden Challenge. Hay más de 1,040,000 personas que se han registrado en este reto. Mientras tanto, el Presidente Donald Trump ha tomado una gran extensión de la Asociación Norteamericana de Mariposas y Santuario de Mariposas en Texas para construir su muro.
El evitar un apocalipsis de insectos y una disminución de la biodiversidad persiste, pero podemos ayudar: si tienes una ventana en la ciudad, un patio en los suburbios o una propiedad rural. Es muy sencillo y gratificante al mismo tiempo. He visto mariposas monarca posándose en una planta de algodoncillo que tuve en mi casa, en Brooklyn.
La solución está en nuestras manos
¿Qué podemos sembrar? Las plantas típicas o nativas son atractivas para especies nativas y son más fáciles de cuidar que otras plantas. Debemos comprometernos a no usar químicos, no sólo por la salud de los polinizadores, pero por nuestra propia salud. Asimismo, un panel de científicos de las Naciones Unidas ha señalado al glifosato como posible agente cancerígeno.
Las grandes tiendas prometieron eliminar paulatinamente la venta de plantas tratadas con neonicotinoides, pero ¿por qué son tan peligrosas? Cuando las semillas son tratadas con neonicotinoides, el químico alcanza cada célula de la planta. Los neonicotinoides son familia de la nicotina y lentamente matan a cada insecto que se alimenta de ella. Se ha demostrado que las abejas se vuelven adictas estas plantas y que prefieren seguir consumiendo plantas tratadas con este químico, lo que las lleva a la muerte.
Uno de los grandes retos que atraviesan los polinizadores en los Estados Unidos hoy en día es que el césped cube unos 40 millones de acres, lo que representa el 1.9% del territorio nacional. Las áreas cubiertas con césped son mortales para los polinizadores y para otros seres vivos, incluyéndonos, pues anualmente, estos terrenos consumen unos 86 millones de toneladas de pesticidas, que es mucho más de lo que consume la agricultura por acre.
Los humanos hemos sido forzados a pensar que los campos verdes y uniformes son paisajes hermosos. Al contrario, son zonas muertas que nos hacen daño a nosotros y a nuestras familias, matan abejas y mariposas, destruyen a los organismos que viven en el suelo, todo esto mientras siguen consumiendo agua. El 70% del consumo de agua de una familia se va en campos de césped. No riego mi patio frecuentemente, pero se mantiene vivo y colorido, repleto de violetas, fresas silvestres, tréboles, plátanos, dientes de león, plantas trepadoras y mirto.
Habla con dueños de campos de golf y cuéntales sobre esta alternativa, van a ahorrarse el agua y los químicos, así que les conviene. Cada uno de nosotros puede tomar acción, comenzando con nuestro propio jardín y luego regar la voz en nuestras comunidades. Somos conscientes del gran efecto que pueden tener las malas noticias, pero se nos olvida que las buenas noticias también pueden tener un gran impacto.
Debemos crear hábitats seguros y conectados para los polinizadores en nuestras comunidades. Crea un jardín de polinizadores en tu vecindario, frente a la biblioteca o al salón de la ciudad. Cuéntale a las autoridades que no deberían mover las plantas de algodoncillo que se acumulan a los lados de las carreteras durante septiembre y octubre, ya que son el hogar de muchas orugas de mariposas monarcas.
Podemos salvar a los polinizadores un jardín a la vez, plantando y enseñando. spiritofbutterflies.com
*Traducido al español por Laura Pérez-Rangel
COPYRIGHT 2019
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Cada árbol está cubierto de miles de mariposas, agrupadas en racimos, una junto a la otra llenando cada tronco y rama, para mantenerse calientes, resguardándose del frío de la noche. Según un estudio científico del profesor Lincoln Brower, los troncos de los árboles pueden llegar a estar a 2° Fahrenheit más cálidos que el ambiente que las rodea. El oyamel ayuda a las mariposas de otras maneras también: las agujas del abeto les sirven de paraguas cuando llueve, y no se mojan ni se congelan si la temperatura disminuye.
Un toldo formado por las copas de los árboles regula este microclima: la temperatura, la humedad, el viento, las corrientes de aire, protege las cuencas y previene deslaves. La deforestación aumenta e invade las escondidas montañas de las mariposas monarca por años, con serias consecuencias. He visto mariposas monarca encapsuladas en hielo muchas veces en las cuatro décadas que he visitado Oyamel.
Las mariposas monarca son atacadas durante cada ciclo de su vida, en los dos viajes que realizan hacia el sur en otoño y las dos o tres generaciones que van hacia el norte en primavera. Los peligros abundan en sus hábitats y en el área en la que se reproducen en Estados Unidos. Va a requerir mucho esfuerzo prevenir que las monarcas lleguen al límite de su resiliencia, que se acerca cada vez más, a menos de que todos actuemos.
Los problemas más grandes que enfrentan las mariposas monarcas, los polinizadores y por último todos los seres vivos son:
-El cambio climático
-La pérdida del hábitat
-La deforestación
-El uso exagerado de pesticidas, herbicidas y fertilizantes
-Los terrenos destinados a la agricultura que tiene una extensión muy grande de monocultivos
-El césped y los campos de golf
-Los exterminadores eléctricos de insectos de patio
La población de monarcas ha fluctuado cada año durante las últimas cuatro décadas, desde 30 millones hasta más de 1000 millones, cubriendo 50 o 60 acres. Nunca había encontrado algo como lo que vi en 2014: había aproximadamente 3 millones de monarcas cubriendo un solo acre.
En el invierno de 2018-19, la población de monarcas se “recuperó”, llegando a los 6 millones, cubriendo seis acres en el Cerro Pelón. Este ha sido el único registro de crecimiento en 6 años. La pregunta es: ¿seguirá esta tendencia? Las mariposas monarca tiene un largo camino que recorrer para alcanzar una población robusta, parecido a lo que era en la década de 1970. Al mismo tiempo, la población occidental de las mariposas monarcas bajó un 86% este año. Los seres humanos y seres vivos han estado en amenaza por sequía, incendios forestales y lluvias seguidas de deslaves.
Cambios de fecha y de clima
En la actualidad, las monarcas comienzan su migración un mes antes en comparación a la década de 1970: la mayoría vuelan hacia el norte a mediados de marzo, no a mediados de abril como antes. Según los habitantes de la zona, las mariposas llegaban a Oyamel el primero de noviembre, el día de los muertos. Se dice que las mariposas son las almas volviendo a las tierras sagradas de sus ancestros. La gente me contó, además, que cuando las mariposas llegaban, no se podía ver el cielo por unos 3 días pues eran demasiadas. Últimamente, no hay tantas mariposas y llegan unas dos o tres semanas más tarde.
Nunca había demasiada lluvia desde noviembre hasta abril, la temporada de sequía en la que las mariposas monarca están en las montañas, pero ahora hay más episodios de lluvias torrenciales e incluso, nieve. Como demostró la Dra. Karen Oberhaulser, el cambio climático está afectando el microclima en el que las monarcas se refugian durante el invierno.
Sin importar si creen en la ciencia o no, muchas personas chocarán con la realidad cuando alimentos como chocolate, naranjas o almendras comiencen a escasear. Se estima que un tercio de nuestro suministro de comida desaparecerá por el uso excesivo de pesticidas, herbicidas y fertilizantes.
La planta de algodoncillo (milkweed) solía crecer en los bordes de los campos de maíz, pero ya no más. El centro de nuestro país fue una vez un campo de reproducción de mariposas monarca, pero hoy en día está repleto de plantas empapadas en glifosato, principalmente maíz y soya, también tratadas con neonicotinoides. No más setos. No hay algodoncillo, ni flores silvestres, ni pájaros, ni abejas o mariposas. Iowa, por ejemplo, ha perdido el 98% de su algodoncillo.
Para evitar que United States Fish y Wildlife Service designara a la mariposa monarca como una especie en peligro de extinción, muchas personas han decidido intervenir. En Iowa, hay un consorcio de unos 50 grupos entre los cuales se encuentra la U.S.F.W.S. y Monsanto que se han comprometido a sembrar cientos de miles de acres de algodoncillo para evitar la desaparición de las mariposas monarca. El Presidente Obama, mediante su iniciativa de polinización, designó 5 millones de dólares para crear un extenso camino verde a lo largo de la ruta 35, lugar por el que pasa un grueso de las mariposas cuando migran de norte a sur. Michelle Obama creó un jardín para polinizadores de la casa blanca y estuvo involucrada en el One Million Pollinator Garden Challenge. Hay más de 1,040,000 personas que se han registrado en este reto. Mientras tanto, el Presidente Donald Trump ha tomado una gran extensión de la Asociación Norteamericana de Mariposas y Santuario de Mariposas en Texas para construir su muro.
El evitar un apocalipsis de insectos y una disminución de la biodiversidad persiste, pero podemos ayudar: si tienes una ventana en la ciudad, un patio en los suburbios o una propiedad rural. Es muy sencillo y gratificante al mismo tiempo. He visto mariposas monarca posándose en una planta de algodoncillo que tuve en mi casa, en Brooklyn.
La solución está en nuestras manos
¿Qué podemos sembrar? Las plantas típicas o nativas son atractivas para especies nativas y son más fáciles de cuidar que otras plantas. Debemos comprometernos a no usar químicos, no sólo por la salud de los polinizadores, pero por nuestra propia salud. Asimismo, un panel de científicos de las Naciones Unidas ha señalado al glifosato como posible agente cancerígeno.
Las grandes tiendas prometieron eliminar paulatinamente la venta de plantas tratadas con neonicotinoides, pero ¿por qué son tan peligrosas? Cuando las semillas son tratadas con neonicotinoides, el químico alcanza cada célula de la planta. Los neonicotinoides son familia de la nicotina y lentamente matan a cada insecto que se alimenta de ella. Se ha demostrado que las abejas se vuelven adictas estas plantas y que prefieren seguir consumiendo plantas tratadas con este químico, lo que las lleva a la muerte.
Uno de los grandes retos que atraviesan los polinizadores en los Estados Unidos hoy en día es que el césped cube unos 40 millones de acres, lo que representa el 1.9% del territorio nacional. Las áreas cubiertas con césped son mortales para los polinizadores y para otros seres vivos, incluyéndonos, pues anualmente, estos terrenos consumen unos 86 millones de toneladas de pesticidas, que es mucho más de lo que consume la agricultura por acre.
Los humanos hemos sido forzados a pensar que los campos verdes y uniformes son paisajes hermosos. Al contrario, son zonas muertas que nos hacen daño a nosotros y a nuestras familias, matan abejas y mariposas, destruyen a los organismos que viven en el suelo, todo esto mientras siguen consumiendo agua. El 70% del consumo de agua de una familia se va en campos de césped. No riego mi patio frecuentemente, pero se mantiene vivo y colorido, repleto de violetas, fresas silvestres, tréboles, plátanos, dientes de león, plantas trepadoras y mirto.
Habla con dueños de campos de golf y cuéntales sobre esta alternativa, van a ahorrarse el agua y los químicos, así que les conviene. Cada uno de nosotros puede tomar acción, comenzando con nuestro propio jardín y luego regar la voz en nuestras comunidades. Somos conscientes del gran efecto que pueden tener las malas noticias, pero se nos olvida que las buenas noticias también pueden tener un gran impacto.
Debemos crear hábitats seguros y conectados para los polinizadores en nuestras comunidades. Crea un jardín de polinizadores en tu vecindario, frente a la biblioteca o al salón de la ciudad. Cuéntale a las autoridades que no deberían mover las plantas de algodoncillo que se acumulan a los lados de las carreteras durante septiembre y octubre, ya que son el hogar de muchas orugas de mariposas monarcas.
Podemos salvar a los polinizadores un jardín a la vez, plantando y enseñando. spiritofbutterflies.com
*Traducido al español por Laura Pérez-Rangel
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