Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Usos y Costumbres
¿Y qué pasa con la segunda generación?
La asimilación y la deserción étnica
Por Anamaría Álvarez
February 2019 Hoy en día, uno de cada dos nuevos estadounidenses, nacidos o migrados a los Estados Unidos es hispano. La población hispana en los EE.UU. crece rápidamente, y la segunda generación de hispanos se desarrolla rápidamente. Pero esto ya se sabe. Lo que no se sabe es qué tanto estos inmigrantes y sus descendientes alcanzan y muestran progreso económico y social en comparación al nivel de inmigrantes no-hispanos. Porque por ejemplo, en 2015 en este país el 22% de la población pobre fue hispana según el Centro de Investigación Pew Hispanic. ¿Es esta una realidad permanente? ¿O será posible el progreso con la afluencia de más inmigrantes
El Profesor Stephen J. Trejo de la Universidad de Texas en Austin dio una presentación en Bard College sobre sus investigaciones acerca del tema, y explicó que los datos del Censo muestran que no hay mucha evidencia de progreso, o hay, pero muy poca. En su presentación dijo que la falta de datos que demuestren progreso es a causa de lo que se llama deserción étnica (ethnic attrition). Es decir, cuando los descendientes de inmigrantes dejan de identificarse como hispanos o descendientes del país de sus ancestros. Esto impide ver el progreso de estos descendientes en datos como los del Censo. Parece una triste e inevitable realidad que los descendientes de inmigrantes hispanos están perdiendo su identidad hispana. ¿Será inevitable?
Johan Orellana, estudiante de Bard College, explica que, como inmigrante de primera generación, la mudanza de él y de su familia ciertamente produjo un aumento de ingreso para ellos. Sin embargo, él ve la oportunidad de seguir progresando económica o socialmente por medio del estudio. Y en su caso, él es el único en su familia capaz de estudiar. Entonces, con su propio ejemplo, dice que sí hay potencial de crecimiento y progreso económico para los hispanos.
Consistentes con la opinión de Johan, los datos del Profesor Trejo demuestran que sí hay un aumento de educación obtenida de la primera generación a la segunda. Trejo muestra que hay un promedio de aumento de casi dos años entre los años de educación formal de la primera generación y los años obtenidos por la segunda generación. Aún así, sigue baja en comparación al nivel promedio de los EE.UU. Trejo se pregunta por qué será.
Johan observa que a medida que la gente va progresando económica o socialmente en este país, también van perdiendo sus identidades culturales. Cuando uno empieza a desarrollarse fuera de la clase a la cual pertenece su familia, uno también empieza a invertir y envolverse en actividades que podrán distanciarlo de esa identidad. ¡Y ya se ve mucho! Jóvenes como Johan y tantos otros estudiantes hispanos de Bard College salieron de sus casas, y vinieron a estudiar para poder aprender y progresar. Johan es muy claro al decir que el crecimiento es posible, pero también que hay veces que hay alejarse de su origen cultural.
Siguiendo esta idea, Trejo introdujo el tema de la identificación étnica que será un punto central en su argumento. Trejo encuentra problemático el identificar a los hispanos de la manera cómo lo hacen las encuestas actuales. Si solo se pregunta por la identidad cultural de una persona, es posible perder datos que muestran en realidad su estado como descendiente de inmigrante. Trejo reconoce que tan pronto las generaciones pasan, las personas dejan de identificase como hispanos. Por eso Trejo supone que tal vez la manera en la cual estas encuestas preguntan sobre etnicidad, o no logran preguntar, es la que impide los resultados. Trejo intentó recoger datos usando una nueva estrategia de preguntar más específicamente el origen y raza del individuo. Al preguntar más específicamente por el lugar de nacimiento crea preguntas más “objetivas” que podrán mostrar datos diferentes.
Selectividad educativa y la identificación étnica
Impacto del abandono étnico selectivo, según datos del censo entre 2003-2013. Los números son promedios de años de educación completada; en el caso de los niños de tercera generación, esta medida representa el promedio de años de estudios de madre y padre.
Su investigación en curso junto a la Encuesta Nacional de Jóvenes provee distinciones explícitas entre la 3ª generación y las generaciones siguientes con preguntas sobre el lugar de nacimiento de los abuelos. Así las preguntas objetivas de ascendencia minimizan el espacio que queda para la deserción étnica. Aquí también se hace obvio que a medida que aumenta el nivel de educación, el dejar de identificarse como hispano también aumenta. Esto demuestra claramente que los descendientes de inmigrantes más educados no se están identificando como hispanos, pero el progreso es verdadero. Esto explica la pregunta de por qué parecemos seguir en niveles más bajos que el promedio. Recoger datos más precisos nos demuestra que ya los alcanzamos.
Johan también fue muy preciso en clarificar que alejarse de su cultura para poder progresar económica o socialmente por los medios definidos de la cultura estadounidense, tampoco es perderse en la mentalidad capitalista de los EE.UU. Mejor, dice Johan, es poder tener control de su futuro, y de las oportunidades accesibles para uno.
“A causa de las cuestiones de medidas y las limitaciones de los datos que hemos discutidos, los mexicano-americanos en particular, e hispano-americanos en general, han vivido considerablemente más progreso socioeconómico después de la segunda generación, de lo que los datos disponibles demuestran”. (Trejo 2018) Por esta razón, el cerrar la brecha educativa entre hispanos y el resto de la población debe ser un componente clave en cualquier esfuerzo para acelerar la integración.
Y hay que recordar que hay un gran aumento en inmigrantes hispanos. Actualmente, la edad media de la segunda generación es menos de 13 años, la mayoría todavía está en la escuela. Esto da ánimos y esperanzas de que pronto estaremos a la par con el resto de la población, y nuestro progreso será más visible. Eso es, si es que interrumpimos la creciente tendencia de no reconocer nuestra descendencia en encuestas que registran progreso intergeneracional.
Al igual que Johan, yo también pienso que como hispana de segunda generación, hay muchos factores que hacen difícil la realidad de poder progresar económica y socialmente. El saber que la mayoría ya está compuesta de un estatus que no es el tuyo y existiendo como una minoría en instituciones mayores puede presentarse como un obstáculo para el éxito. Sin embargo, esta realidad simultáneamente funciona como el ánimo necesario para tener éxito en lugares donde una es la minoría, y así poder cambiar las estadísticas. Pero, a medida que vayamos alcanzando nuestras metas, y diversificando estos caminos, tenemos que darnos cuenta de lo importante que es también reapoderarse de la identidad hispana. Reforzar esta identidad para las futuras generaciones de inmigrantes es también un homenaje para nuestros ancestros que lucharon tanto para llegar y establecer un futuro aquí. Además, mantener el orgullo por la propia identidad cultural es una manera de empoderar a otros que también buscar el éxito pero enfrentan los mismos obstáculos desalentadores. COPYRIGHT 2019
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Johan Orellana, estudiante de Bard College, explica que, como inmigrante de primera generación, la mudanza de él y de su familia ciertamente produjo un aumento de ingreso para ellos. Sin embargo, él ve la oportunidad de seguir progresando económica o socialmente por medio del estudio. Y en su caso, él es el único en su familia capaz de estudiar. Entonces, con su propio ejemplo, dice que sí hay potencial de crecimiento y progreso económico para los hispanos.
Consistentes con la opinión de Johan, los datos del Profesor Trejo demuestran que sí hay un aumento de educación obtenida de la primera generación a la segunda. Trejo muestra que hay un promedio de aumento de casi dos años entre los años de educación formal de la primera generación y los años obtenidos por la segunda generación. Aún así, sigue baja en comparación al nivel promedio de los EE.UU. Trejo se pregunta por qué será.
Johan observa que a medida que la gente va progresando económica o socialmente en este país, también van perdiendo sus identidades culturales. Cuando uno empieza a desarrollarse fuera de la clase a la cual pertenece su familia, uno también empieza a invertir y envolverse en actividades que podrán distanciarlo de esa identidad. ¡Y ya se ve mucho! Jóvenes como Johan y tantos otros estudiantes hispanos de Bard College salieron de sus casas, y vinieron a estudiar para poder aprender y progresar. Johan es muy claro al decir que el crecimiento es posible, pero también que hay veces que hay alejarse de su origen cultural.
Siguiendo esta idea, Trejo introdujo el tema de la identificación étnica que será un punto central en su argumento. Trejo encuentra problemático el identificar a los hispanos de la manera cómo lo hacen las encuestas actuales. Si solo se pregunta por la identidad cultural de una persona, es posible perder datos que muestran en realidad su estado como descendiente de inmigrante. Trejo reconoce que tan pronto las generaciones pasan, las personas dejan de identificase como hispanos. Por eso Trejo supone que tal vez la manera en la cual estas encuestas preguntan sobre etnicidad, o no logran preguntar, es la que impide los resultados. Trejo intentó recoger datos usando una nueva estrategia de preguntar más específicamente el origen y raza del individuo. Al preguntar más específicamente por el lugar de nacimiento crea preguntas más “objetivas” que podrán mostrar datos diferentes.
Selectividad educativa y la identificación étnica
Hispanos | |
Adultos de 1ª generación | |
Promedio de años de Educación | 9.91 |
Adultos de 2ª generación | |
Promedio de años Educación: | |
Identificaron con grupo étnico | 12.88 |
No identificaron con grupo étnico | 13.64 |
Todos | 12.93 |
Niños de 3ª generación | |
Promedio de años de educación de padres: | |
Niño identificado con grupo étnico | 13.17 |
Niño no identificado con grupo étnico | 14.00 |
Todos | 13.32 |
Impacto del abandono étnico selectivo, según datos del censo entre 2003-2013. Los números son promedios de años de educación completada; en el caso de los niños de tercera generación, esta medida representa el promedio de años de estudios de madre y padre.
Su investigación en curso junto a la Encuesta Nacional de Jóvenes provee distinciones explícitas entre la 3ª generación y las generaciones siguientes con preguntas sobre el lugar de nacimiento de los abuelos. Así las preguntas objetivas de ascendencia minimizan el espacio que queda para la deserción étnica. Aquí también se hace obvio que a medida que aumenta el nivel de educación, el dejar de identificarse como hispano también aumenta. Esto demuestra claramente que los descendientes de inmigrantes más educados no se están identificando como hispanos, pero el progreso es verdadero. Esto explica la pregunta de por qué parecemos seguir en niveles más bajos que el promedio. Recoger datos más precisos nos demuestra que ya los alcanzamos.
Johan también fue muy preciso en clarificar que alejarse de su cultura para poder progresar económica o socialmente por los medios definidos de la cultura estadounidense, tampoco es perderse en la mentalidad capitalista de los EE.UU. Mejor, dice Johan, es poder tener control de su futuro, y de las oportunidades accesibles para uno.
“A causa de las cuestiones de medidas y las limitaciones de los datos que hemos discutidos, los mexicano-americanos en particular, e hispano-americanos en general, han vivido considerablemente más progreso socioeconómico después de la segunda generación, de lo que los datos disponibles demuestran”. (Trejo 2018) Por esta razón, el cerrar la brecha educativa entre hispanos y el resto de la población debe ser un componente clave en cualquier esfuerzo para acelerar la integración.
Y hay que recordar que hay un gran aumento en inmigrantes hispanos. Actualmente, la edad media de la segunda generación es menos de 13 años, la mayoría todavía está en la escuela. Esto da ánimos y esperanzas de que pronto estaremos a la par con el resto de la población, y nuestro progreso será más visible. Eso es, si es que interrumpimos la creciente tendencia de no reconocer nuestra descendencia en encuestas que registran progreso intergeneracional.
Al igual que Johan, yo también pienso que como hispana de segunda generación, hay muchos factores que hacen difícil la realidad de poder progresar económica y socialmente. El saber que la mayoría ya está compuesta de un estatus que no es el tuyo y existiendo como una minoría en instituciones mayores puede presentarse como un obstáculo para el éxito. Sin embargo, esta realidad simultáneamente funciona como el ánimo necesario para tener éxito en lugares donde una es la minoría, y así poder cambiar las estadísticas. Pero, a medida que vayamos alcanzando nuestras metas, y diversificando estos caminos, tenemos que darnos cuenta de lo importante que es también reapoderarse de la identidad hispana. Reforzar esta identidad para las futuras generaciones de inmigrantes es también un homenaje para nuestros ancestros que lucharon tanto para llegar y establecer un futuro aquí. Además, mantener el orgullo por la propia identidad cultural es una manera de empoderar a otros que también buscar el éxito pero enfrentan los mismos obstáculos desalentadores. COPYRIGHT 2019
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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