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SueƱo Americano

Inaudy Esposito, preservando los Derechos Humanos

Por Antonio Flores-Lobos
November 2018
Se llama Inaudy, y en cuanto supe de su inusual nombre, lo asocié a inaudito. Fui al diccionario y encontré que este es un adjetivo que califica a una persona de atrevida y asombrosa. La vida y trayectoria de Inaudy Esposito, Directora Ejecutiva de la Comisión de Derechos Humanos del Condado de Orange es, sin lugar a dudas, atrevida y asombrosa.
La vida de esta inmigrante dominicana (hoy naturalizada estadounidense) se inicia en Santo Domingo, donde vivió hasta los 7 años, esperando que sus padres la pudieran traer a vivir con ellos. “Mi papá tenía hasta cinco trabajos en la construcción, en bodegas y de taxista,” para poder juntar el dinero para traer a los cinco hermanos, comenta Inaudy, quien llegó a El Bronx en 1989.

Cuando cumplió la mayoría de edad, regresó a la República Dominicana, donde cursó su licenciatura en psicología escolar. No sabía qué iba a hacer con ese título, pero una noche encontró su vocación, que le llegó en una canción del cantautor puertorriqueño, Willy Colón. Era “El Gran Varón” que narra la historia de un homosexual que muere solo en un hospital tras ser rechazado por su padre.

Ahí comenzó a cuestionar los valores morales impuestos por una sociedad que apostaba por discriminar a personas por ser diferentes.

Regresó a Nueva York y sacó su maestría en consejería escolar, pero el impacto de aquella canción siempre estuvo con ella y cuando se graduó de Hunter College, en vez de irse a trabajar a una escuela, comenzó trabajando con personas en situaciones de abuso sexual.

De hecho, Inaudy trabajó en la agencia Safe Homes del Condado de Orange, en donde se proveen servicios legales gratuitos para víctimas de violencia doméstica, entre otros. Esposito creció profesionalmente, al punto que llegó a ser la Directora del Centro de Justicia Familiar de Safe Homes en Newburgh, desde donde reclutaba, dirigía y supervisaba trabajadores sociales, mientras participaba en el diseño, coordinación y facilitación de programas para sobrevivientes de violencia doméstica, opresión y tráfico humano.

Después de 10 años, la dominicana llegó al gobierno del Condado de Orange, en donde por 20 años no se había empleado a nadie a la cabeza de la Comisión de Derechos Humanos. Su inicio como directora ejecutiva de esa institución coincidía con la asunción de un presidente con una retórica antiinmigrante, quien también calumniaba a las mujeres, homosexuales y discapacitados. “Desde el principio yo les dije a mis jefes que soy inmigrante, soy mujer y soy latina y que no me iba a quedar callada cuando nuestro presidente hablara basura sobre inmigrantes, musulmanes, mujeres u otros.” dijo Inaudy, en tono firme.

Este 10 de diciembre, se cumplen 70 años desde que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamase la Declaración Universal de los Derechos Humanos que considera que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento a la dignidad e igualdad de todos los miembros de la familia humana.

Y la declaración de la ONU, como la Comisión de Derechos Humanos que Inaudy lidera, incluye artículos para proteger a la población de abusos. Las quejas que más llegan al escritorio de la ejecutiva están relacionadas con la discriminación por discapacidades (en el trabajo o en la vivienda), por raza (mayoritariamente contra afroamericanos y latinos) y por género (mujeres que son maltratadas en puestos de trabajo o despedidas por salir embarazadas).

Su trabajo no termina en atender las quejas que le llegan por internet, por teléfono o en persona (orangecountygov.com/1108/Human-Rights, 845-615-3680 y 40 Matthews St, Suite 301, Goshen). Esposito regularmente es invitada a participar en paneles y a dar discursos, en donde se oye su mensaje principal de inclusión y unidad.

A veces usa metáforas para hacer llegar su mensaje, como lo hizo desde la tarima de Ted Talk en Newburgh. Ahí invitó a la audiencia a dejar a un lado la famosa frase “melting pot” en donde todas etnias se funden para crear al estadounidense común. Para ella, recordando la sopa que hacía su mamá, no hay necesidad de fundir nada, sino que invita a saborear y reconocer la característica individual de cada ingrediente, y lo que lo hace esencial e indispensable para el sabor de la sopa. 

“Nuestro poder colectivo debe salir de esas diferencias que nos pueden hacer fuertes y unidos para ayudarnos a luchar contra el odio la desigualdad, la opresión,” concluye esa atrevida dominicana que no sólo llegó para sorprendernos con su trabajo y humanidad, sino para llenar a todos de orgullo.
 

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