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Cuento

Ella no lo puede decir

 

Un cuento por entregas, parte 5 de 5

Por Maria Eugenia Cabrera
May 2018
Este cuento está narrado desde el punto de vista de una niña sudamericana de 8 años, Salina, inmersa en un mundo donde los adultos aparecen como egoístas, agresivos y abusivos. ¿Cómo vive una niña la violencia a su alrededor?
Stely no dice una palabra, sólo camina. Parece estar en estado de choque, unos minutos más tarde, en silencio hace un gesto de adiós con su mano a Salina y toma otra ruta a su casa. Las últimas palabras de Salina para ella son “¡Por favor, no se lo digas a nadie!”

Salina llega a casa y ve a sus dos hermanitos jugar con Oso en el garaje. Como siempre, Davina está demasiado ocupada como para hablar de cualquier estado emocional. A Salina no se le olvida cuando una vez lloraba a gritos en la cocina después de que su madre la castigó porque no aprendía a coser a máquina. Entonces Davina la escuchó desde afuera y dijo: "¿Eres una bebé?, ya eres una niña grande como para llorar de esa manera". Así que Davina no nota nada malo en su hija, le sirve su almuerzo y se apresura a trabajar en el campo de maíz.

Salina, sentada sola con un plato de arroz amarillo con estofado de pollo, come porque sus padres la enseñaron que jamás debe de botar la comida ya que en África hay niños que se mueren de hambre. Mientras come, siente una herida emocional que sangra como si alguien le hubiera robado un pedazo suyo, sus lágrimas caen en su plato, aunque trata de secárselas con sus manos.

Termina su almuerzo, va a su dormitorio y cierra la cortina púrpura de su ventana. Abraza fuerte a su muñeca, se sienta en una esquina oscura, junto a su cama de madera, y repite: “¡Es mi culpa, no! ¡Nadie, no, nadie lo sabrá jamás!”

La tranquiliza un poco saber que es el fin de semana de modo que nadie notará nada. Davina le pide que cuide de sus hermanos el fin de semana. Ella reprime su dolor emocional tal como lo hace su madre. Ella finge disfrutar viendo Bugs Bunny todo el fin de semana con sus hermanitos. Sin embargo, su inconsciente se manifiesta todas las noches, cuando cierra sus ojos ve una sombra negra entrar por su ventana. Es la figura imaginaria de un hombre sin rostro que trata de apresarla en su cama. Ella asustada corre al dormitorio de Geo que está más cerca. Geo duerme profundamente, por lo que apenas oye a Salina abrir la puerta. Ella se envuelve en su manta anaranjada y lo abraza. Salina cree que, si la Sombra llega a la habitación de Geo, él le espantara.

Por varias mañanas, Geo se despierta y ve a Salina durmiendo junto a él. Toma una almohada y se la lanza, ella se despierta asustada y grita “¡No, otra vez no, por favor!” Geo con unos ojos soñolientos entre risas dice: "Salina tuvo pesadillas". Salina grita "¡Geo basta, no volveré a dormir aquí! Geo contesta, "yo no tengo pesadillas, ja ja.”

Es lunes, Salina ya no tiene el mismo entusiasmo de antes por ir a la escuela, se le viene la idea de quedarse en su dormitorio. Al final camina sola con pensamientos aterradores en su mente, no puede evitarlo. Cuando ve un coche amarillo, corre a esconderse bajo un túnel de agua seco. Inclinándose, espera a que este pase. Si no es el taxista aquel, sigue caminando. Con la incertidumbre si alguna vez podrá olvidar ese horrible suceso vuelve a casa muy asustada. No puede concentrarse en una prueba en la escuela. Ahora sólo juega con sus hermanos.

Martes, día del examen, Salina no puede concentrarse cuando el profesor escribe en la pizarra preguntas breves para un ensayo, el resto de los alumnos copia las preguntas y las responde. Termina el exame, es hora del recreo. Salina se queda en el aula; la maestra la ve sencillamente como una chica tímida que siempre se queda dentro.

Viernes al fin, Salina camina a casa. En el camino ve otro taxi amarillo, corre a esconderse entre las plantas de maíz. Esta vez los perros flacos persiguen al taxi. Cuando el coche se ha ido, continúa caminando a casa.

Semanas después, los maestros notan que Salina falta a clases de gimnasia. Asumen que solo es una niña tímida a quien no le gusta interactuar con los demás. Ninguno es capaz de notar que Salina lidia con un problema más grande. Incluso evita hablar con Stely cada vez que la ve, la ignora. Stely está confundida, no entiende porqué. Salina se siente sucia, por lo que se avergüenza de hablar con Stely, porque ella fue testigo del acoso. Salina había escuchado en la iglesia que las mujeres deben ser puras hasta que se casen, ella cree que ya no es pura.

Últimamente, Salina tiene dolores de cabeza por lo que su padre lleva a Geo a la escuela y le dice al Sr. Barrera que Salina está enferma.
Después de meses de no ver a su padre golpear a su madre, se siente más relajada. Sus padres siempre han sabido qué Salina le pone una dedicación especial al estudio. También saben que Geo es inteligente, pero no le gusta hacer su tarea. No ven sus calificaciones hasta el final del año escolar. Salina sólo quiere estar en su habitación y hablar con su mejor amiga la muñeca, la única que sabe de sus penas. Una noche cualquiera mientras le habla a su muñeca, Davina entra atormentada, de prisa a su dormitorio y pregunta:  “¿Estás bien mija?”
"Sí mamá, ¿por qué?"
“Tu padre y yo nos enteramos del acoso ¿Ese hombre te violó?”
 “¿Que? ¡No!”
“¡No es tu culpa!”
“¿Le contó Stely?”
"Sí."
Sucedió hace un par de meses y Salina está tratando de superarlo, pero esta conversación evoca ese momento escalofriante a su memoria. Sus padres asistieron a una reunión comunitaria para preparar las festividades en honor a la Virgen María, patrona de Trébol. Stely también asistió a la reunión con sus padres y le contó sobre el acoso a sus padres, quienes hablaron con los padres de Salina.

El padre de Salina todavía está en la reunión y cuenta a todos en detalle lo que Stely le ha dicho. A pesar que Davina dice que no es su culpa a Salina, ella se siente tan avergonzada que no piensa ir a la escuela ya que toda la comunidad se enteró de su secreto por boca de su padre. Salina contiene las lágrimas temblorosa y se mantiene en silencio.

Sus hermanitos sentados en la cama de Salina juegan con su cabello. Ellos no entienden lo que está pasando. Davina muy molesta mira por la ventana y dice: “¡Ese miserable está impune y libre ahí fuera!” Más tarde, Geo dice: “Ya llegó papi". Con expresión de ira entra en el dormitorio de Salina y saluda "Buenas noches familia”. Luego se sienta al lado de Salina y dice: “¡Si estuviera en mis manos borraría ese momento de tu vida, lo haría mija!”, la mira y la abraza. Salina siente a su padre sollozando en su hombro y estalla en llanto. Al mismo tiempo se percata de que está un tanto ebrio.

Padre e hija lloran juntos hasta que con la furia de siempre dice "¡Salina espera aquí!", va al comedor, agarra ese rifle de caza marrón, se da vueltas en la terraza y grita: "¿Dónde estás? ¡pedazo de m….! "Entonces Davina dice: "Ustedes niños no se muevan de aquí, iré a ver a su padre". Davina con tristeza dice "hace meses que ese bastardo se ha ido, guarda ese rifle por favor.”
Al día siguiente, Salina acaba de despertarse y todavía está en pijamas, cuando oye a alguien llamar a la puerta. Son Teresy y Resina quienes han venido a verla. "Buenos días tía Teresy”; "¿hola hijita como estas?” Davina las ve desde la cocina y dice: “¡Buenos días, pasen por favor!” Teresy y Davina van a la cocina. Resina toma de la mano a Salina y entran a su habitación. Ansiosa Resina le pregunta:
“¡Cuéntame, cuéntame cómo pasó todo!"
"¡No, no, no puedo!"
 "Perdón, no quise molestarte.”
Teresy trajo raíces de la planta de valeriana para Salina. Explica a Davina cómo extraer su jugo y preparar un remedio, Teresy cree firmemente en la medicina natural. Convence a Davina de que Salina debe de seguir un tratamiento con esta medicina. Según Teresy, esto ayudará a Salina a tranquilizarse y dormir mejor.

FIN
 

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