Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
SueƱo americano
Soñadores se preparan para una larga lucha
Por Antonio Flores-Lobos
October 2017 Un mal día de septiembre el Presidente Donald Trump asignó a su Fiscal General, Jeff Sessions, para que anunciara el cese del programa de Acción Diferida para inmigrantes que llegaron en la niñez, mejor conocido como DACA, por sus siglas en inglés. Horas más tarde, el mismo presidente no sólo decía que él adora a los jóvenes beneficiarios de DACA, sino que los cuidaría.
Semanas más tarde, tras invitar a dos líderes demócratas a comer comida china en la Casa Blanca, el Senador Chuck Schumer y la Diputada Nancy Pelosi presumían de que habían llegado a un acuerdo con el Presidente para salvar el programa de DACA, solo para que el presidente tachara la información de incierta al día siguiente.
Con el vaivén de las decisiones en Washington D.C. y con la incertidumbre reinante entre los más de 800 mil soñadores, como se conoce a los beneficiados del DACA, la costarricense Mayra Hidalgo Salazar, no hace más que pensar que mantener esa orden ejecutiva que firmó el ex Presidente Barack Obama en el 2010, y que sacó a casi un millón de jóvenes de las sombras, es una lucha a largo plazo.
De hecho, abogar por los derechos de los inmigrantes ha sido una larga lucha que ha estado librando la inmigrante centroamericana, quien llegó a los Estados Unidos a los 6 meses de edad, cuando sus padres decidieron inmigrar con visas de turistas.
Su infancia transcurrió de manera normal en un pueblo rural del condado de Polk, en el centro de la Florida, donde miles de inmigrantes cultivan la fruta y producen el jugo de naranja que millones disfrutamos con el desayuno.
Pero no fue hasta que llegó a su último año de preparatoria, cuando sintió de lleno lo que significaba vivir como indocumentada. Sus amigos de la escuela ya planeaban continuar sus estudios en diferentes universidades del país, pero ella no podía hacerlo por su estatus migratorio.
Tenía apenas 17 años y de pronto le llegó una profunda crisis existencial, puesto que por primera vez sintió que no era ni de aquí, ni de allá. Es decir, ya no se acostumbraría a la vida de Costa Rica, y el país que ella consideraba el suyo, los Estados Unidos de América, la despreciaba y la delegaba a una vida sin derecho a poder trabajar legalmente, conducir un carro o asistir a la universidad. Eso, dicho sea de paso, frenaría sus deseos de progresar, económica e intelectualmente.
Por fortuna de Mayra, y tantos otros inmigrantes, la Coalición de Inmigración de Florida (floridaimmigrant.org), ya operaba en su área y estaba organizando a los jóvenes que se graduaban con un futuro incierto.
En medio de su crisis existencial, Mayra reconoció que no tenía nada que perder y entró de lleno al movimiento porque quería que el mundo supiera de su historia, y de las vidas de tantos soñadores como ella que lo único que pedían era que les permitieran estudiar y trabajar, para poder aportar más para sus familias y su país adoptivo.
Cuando menos pensó salió una lideresa de sus entrañas y fungió como una de las directoras de la marcha por los derechos de los Soñadores, denominada “El Camino de los Sueños” (http://trail2010.org/), que partió de Miami hasta Washington, DC . “A mi me tocó realizar eventos para recaudar fondos para la organización y lidiar con asuntos de logística,” comentaba recientemente Mayra, en una entrevista con Mariel Fiori y Antonio Flores-Lobos en ¿Qué cocinaré hoy? “Éramos tantos los que marchábamos que me tocaba encontrar lugares para comer y dormir en el trayecto”.
La marcha se dirigía a la capital del país para presionar al entonces Presidente Barack Obama para que firmara la orden ejecutiva de DACA que les abriría una ventana para poder continuar formando su destino. Todavía no se secaba la tinta del plumazo que sellaba a DACA como programa, cuando estalló en júbilo Mayra y toda su comitiva.
Era una dulce victoria, después de una larga y agobiante campaña. Pero aun así, solo se había ganado una batalla, y no la guerra, puesto que no se habría logrado una comprensiva y permanente reforma migratoria que hubiese legalizado a sus padres y que no forzara a los Soñadores a renovar su estatus cada dos años. Cabe mencionar que DACA no da un camino a la legalización, ni a la residencia permanente y ciudadanía. Con DACA se podía conseguir un número de seguro social, un permiso de trabajo y una licencia de conducir, renovable (pagando la tarifa al gobierno de $465) cada dos años.
Después se fue a trabajar con la organización United We Train Network, conduciendo su carro sin papeles hasta los más apartados lugares del país, con la misión de organizar a mas Soñadores como ella. Lo único que le acompañaba era su pasaporte costarricense, su deseo de justicia social y la bendición de sus padres que seguían viviendo en Florida, con la preocupación constante del bienestar de su hija y del miedo a que la detuvieran y que la deportaran, y por consiguiente, a ellos también.
Por ahora, mientras aprovecha la ventana que le abrió DACA, y la beca que le ofreció el Sarah Lawrence College de Bronxville, NY, la centroamericana está por terminar su carrera en Estudios y Literatura Latinoamericana. A la vez, Mayra trabaja hoy con la North Star Fund (northstarfund.org), y viaja por todo el Valle del Hudson, ofreciendo y otorgando fondos para organizaciones de base que hacen trabajo en la comunidad, y cuyos liderazgos incluyen a personas directamente impactadas por la injusticia social que tratan de erradicar.
A veces se pone a pensar que le gustaría ser abogada, en otras ocasiones piensa en hacer un doctorado y ser maestra universitaria, pero luego se acuerda que DACA no es permanente, y que con un plumazo el Presidente Trump puede acabar con sus sueños de la noche a la mañana. Entonces tendría que regresar a la penumbra de donde nunca han salido aún millones de indocumentados.
Mucho se ha hablado y escrito sobre DACA en las últimas semanas y, gracias al apoyo de cientos de figuras públicas, parece que la mayoría de los estadounidenses apoyan el dar un camino a la legalización a los jóvenes soñadores. Economistas predicen que terminar con DACA podría costar a 700 mil trabajadores sus empleos y los empleadores perderían $6.300 millones en costos de rotación de empleados. Eso no incluye la cantidad de gastos que costaría la repatriación de 800 mil soñadores y millones de sus familiares.
“Pero el que eliminen a DACA no es el fin del mundo”, dice Mayra, para luego agregar en tono desafiante y de soñadora, “no olvidemos lo que hacíamos nosotros y lo que hacen nuestros padres sin papeles”. “Lo mas importante es encontrar comunidad y unirnos a las organizaciones que están tratando de buscar cambiar las circunstancias que estamos viviendo”, explica Mayra, quien reconoce que la lucha continua.
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Con el vaivén de las decisiones en Washington D.C. y con la incertidumbre reinante entre los más de 800 mil soñadores, como se conoce a los beneficiados del DACA, la costarricense Mayra Hidalgo Salazar, no hace más que pensar que mantener esa orden ejecutiva que firmó el ex Presidente Barack Obama en el 2010, y que sacó a casi un millón de jóvenes de las sombras, es una lucha a largo plazo.
De hecho, abogar por los derechos de los inmigrantes ha sido una larga lucha que ha estado librando la inmigrante centroamericana, quien llegó a los Estados Unidos a los 6 meses de edad, cuando sus padres decidieron inmigrar con visas de turistas.
Su infancia transcurrió de manera normal en un pueblo rural del condado de Polk, en el centro de la Florida, donde miles de inmigrantes cultivan la fruta y producen el jugo de naranja que millones disfrutamos con el desayuno.
Pero no fue hasta que llegó a su último año de preparatoria, cuando sintió de lleno lo que significaba vivir como indocumentada. Sus amigos de la escuela ya planeaban continuar sus estudios en diferentes universidades del país, pero ella no podía hacerlo por su estatus migratorio.
Tenía apenas 17 años y de pronto le llegó una profunda crisis existencial, puesto que por primera vez sintió que no era ni de aquí, ni de allá. Es decir, ya no se acostumbraría a la vida de Costa Rica, y el país que ella consideraba el suyo, los Estados Unidos de América, la despreciaba y la delegaba a una vida sin derecho a poder trabajar legalmente, conducir un carro o asistir a la universidad. Eso, dicho sea de paso, frenaría sus deseos de progresar, económica e intelectualmente.
Por fortuna de Mayra, y tantos otros inmigrantes, la Coalición de Inmigración de Florida (floridaimmigrant.org), ya operaba en su área y estaba organizando a los jóvenes que se graduaban con un futuro incierto.
En medio de su crisis existencial, Mayra reconoció que no tenía nada que perder y entró de lleno al movimiento porque quería que el mundo supiera de su historia, y de las vidas de tantos soñadores como ella que lo único que pedían era que les permitieran estudiar y trabajar, para poder aportar más para sus familias y su país adoptivo.
Cuando menos pensó salió una lideresa de sus entrañas y fungió como una de las directoras de la marcha por los derechos de los Soñadores, denominada “El Camino de los Sueños” (http://trail2010.org/), que partió de Miami hasta Washington, DC . “A mi me tocó realizar eventos para recaudar fondos para la organización y lidiar con asuntos de logística,” comentaba recientemente Mayra, en una entrevista con Mariel Fiori y Antonio Flores-Lobos en ¿Qué cocinaré hoy? “Éramos tantos los que marchábamos que me tocaba encontrar lugares para comer y dormir en el trayecto”.
La marcha se dirigía a la capital del país para presionar al entonces Presidente Barack Obama para que firmara la orden ejecutiva de DACA que les abriría una ventana para poder continuar formando su destino. Todavía no se secaba la tinta del plumazo que sellaba a DACA como programa, cuando estalló en júbilo Mayra y toda su comitiva.
Era una dulce victoria, después de una larga y agobiante campaña. Pero aun así, solo se había ganado una batalla, y no la guerra, puesto que no se habría logrado una comprensiva y permanente reforma migratoria que hubiese legalizado a sus padres y que no forzara a los Soñadores a renovar su estatus cada dos años. Cabe mencionar que DACA no da un camino a la legalización, ni a la residencia permanente y ciudadanía. Con DACA se podía conseguir un número de seguro social, un permiso de trabajo y una licencia de conducir, renovable (pagando la tarifa al gobierno de $465) cada dos años.
Después se fue a trabajar con la organización United We Train Network, conduciendo su carro sin papeles hasta los más apartados lugares del país, con la misión de organizar a mas Soñadores como ella. Lo único que le acompañaba era su pasaporte costarricense, su deseo de justicia social y la bendición de sus padres que seguían viviendo en Florida, con la preocupación constante del bienestar de su hija y del miedo a que la detuvieran y que la deportaran, y por consiguiente, a ellos también.
Por ahora, mientras aprovecha la ventana que le abrió DACA, y la beca que le ofreció el Sarah Lawrence College de Bronxville, NY, la centroamericana está por terminar su carrera en Estudios y Literatura Latinoamericana. A la vez, Mayra trabaja hoy con la North Star Fund (northstarfund.org), y viaja por todo el Valle del Hudson, ofreciendo y otorgando fondos para organizaciones de base que hacen trabajo en la comunidad, y cuyos liderazgos incluyen a personas directamente impactadas por la injusticia social que tratan de erradicar.
A veces se pone a pensar que le gustaría ser abogada, en otras ocasiones piensa en hacer un doctorado y ser maestra universitaria, pero luego se acuerda que DACA no es permanente, y que con un plumazo el Presidente Trump puede acabar con sus sueños de la noche a la mañana. Entonces tendría que regresar a la penumbra de donde nunca han salido aún millones de indocumentados.
Mucho se ha hablado y escrito sobre DACA en las últimas semanas y, gracias al apoyo de cientos de figuras públicas, parece que la mayoría de los estadounidenses apoyan el dar un camino a la legalización a los jóvenes soñadores. Economistas predicen que terminar con DACA podría costar a 700 mil trabajadores sus empleos y los empleadores perderían $6.300 millones en costos de rotación de empleados. Eso no incluye la cantidad de gastos que costaría la repatriación de 800 mil soñadores y millones de sus familiares.
“Pero el que eliminen a DACA no es el fin del mundo”, dice Mayra, para luego agregar en tono desafiante y de soñadora, “no olvidemos lo que hacíamos nosotros y lo que hacen nuestros padres sin papeles”. “Lo mas importante es encontrar comunidad y unirnos a las organizaciones que están tratando de buscar cambiar las circunstancias que estamos viviendo”, explica Mayra, quien reconoce que la lucha continua.
Para escuchar la entrevista completa con Mayra Hidalgo Salazar, visite: robinhoodradioondemand.com/podcast/la-voz-september-1/
La organización MAF dispone de 5000 becas para ayudar a cubrir el costo de la renovación para aquellos que no puedan afrontar los $495. Más información aquí: www.lc4daca.org. Si vive en el condado de Ulster y necesita ayuda para pagar la renovación de DACA, la Red de Defensa de Inmigrantes del condado de Ulster, UIDN, tiene 2 becas disponibles, ulsterimmigrantdefensenetwork.org
Para más información general de DACA https://unitedwedream.org/ y https://www.uscis.gov/es/daca2017 y para preguntas de inmigración: 1-800-566-7636.
Ars Choralis presenta un concierto a beneficio de UIDN:
Pointe of Praise Church
243 Hurley Avenue, Kingston, NY.
Ars Choralis, coro ganador de premios, bajo la dirección de Barbara Pickhardt, se unirá con un conjunto de soñadores para contar sus historias en palabras y música. UIDN, la Red de Defensa de Inmigrantes de Ulster es una coalición formada por comunidades religiosas locales, organizaciones y residentes preocupados en proveer una red de seguridad y apoyo para nuestros amigos y vecinos inmigrantes. facebook.com/arschoralis
COPYRIGHT 2017Becas para renovar DACA
Se calcula que unas 154 mil personas deben renovar su DACA antes del 5 de octubre.La organización MAF dispone de 5000 becas para ayudar a cubrir el costo de la renovación para aquellos que no puedan afrontar los $495. Más información aquí: www.lc4daca.org. Si vive en el condado de Ulster y necesita ayuda para pagar la renovación de DACA, la Red de Defensa de Inmigrantes del condado de Ulster, UIDN, tiene 2 becas disponibles, ulsterimmigrantdefensenetwork.org
Para más información general de DACA https://unitedwedream.org/ y https://www.uscis.gov/es/daca2017 y para preguntas de inmigración: 1-800-566-7636.
Ars Choralis presenta un concierto a beneficio de UIDN:
Mensajeros y soñadores: un lugar para todos
Sábado 21 de octubre a las 6pmPointe of Praise Church
243 Hurley Avenue, Kingston, NY.
Ars Choralis, coro ganador de premios, bajo la dirección de Barbara Pickhardt, se unirá con un conjunto de soñadores para contar sus historias en palabras y música. UIDN, la Red de Defensa de Inmigrantes de Ulster es una coalición formada por comunidades religiosas locales, organizaciones y residentes preocupados en proveer una red de seguridad y apoyo para nuestros amigos y vecinos inmigrantes. facebook.com/arschoralis
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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