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El censo de 2020 en peligro

Valle de Hudson: qué pasa cuando no se cuenta bien a los latinos 

Por Natalie Schuman
June 2017
Cada diez años latinos y otras poblaciones marginalizadas son excluidos desproporcionalmente del censo. Las propuestas recientes del gobierno de Trump y nuevos desafíos técnicos representan una seria amenaza a la justicia racial del censo de 2020. 

¿Qué es el censo?

Cada diez años el gobierno de los Estados Unidos realiza un censo para obtener datos actualizados sobre la población. Esta información es esencial para la delimitación de asientos en la Cámara de Representantes, la realineación de los límites de distritos electorales en cada estado, el reparto de miles de millones de dólares en asistencia federal, y para proveer información social, demográfica y económica de toda la población de la nación para guiar decisiones en cada nivel del gobierno. Especialmente para poblaciones vulnerables, la participación en el censo es clave para asegurar que el gobierno sea consciente de las necesidades de cada comunidad para que sus representantes puedan desplegar recursos efectivamente. De hecho, el censo está garantizado por la segunda sección del primer artículo de la Constitución. 

Una historia de discriminación 

En el censo de 2010, millones de latinos, y entre ellos, casi 400 mil niños latinos de entre cero y cuatro años de edad no fueron contados según un informe del Fondo educativo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos (NALEO, por sus siglas en inglés). El estado de Nueva York es uno de los cinco estados, junto con California, Texas, Florida y Arizona que juntos suman el 72% del bajo recuento nacional. Este bajo recuento afecta a muchos programas que sirven a la población latina joven, como los programas federales de enseñanza preescolar en los que faltan recursos para dar asientos a todos los niños necesitados.
 
En conversación con La Voz, Sandra Cuellar Oxford, presidenta de NAACP por el condado de Sullivan y enlace político de UFCW Local 888 explica las implicaciones del censo a nivel local. De los 62 condados del estado de Nueva York, el condado de Sullivan es penúltimo en términos de la salud de la población, con la tasa más alta de mortalidad infantil per cápita del estado. Oxford atribuye parte de esta crisis de salud al censo: “Creo que este pobre estado de salud tiene que ver con la desorganización de salud médica a la que se enfrenta mi comunidad. Y parte de esa desorganización viene del hecho de que no tenemos una lectura precisa sobre quién está en este condado y cuáles recursos se necesitan para prevenir estos problemas. Si no contamos a esta gente mientras está viva y con salud, solamente vamos a poder contar bebés muertos”.   
El bajo recuento ocurre porque muchos latinos viven en comunidades donde son más difíciles de contar, por ejemplo, áreas con edificios con unidades múltiples y una proporción alta de inquilinos. En otros casos, las familias latinas que quedan sin contar son las que se mudan bastante o que viven en hogares multi-generacionales. El bajo recuento puede darse por no poder comunicarse en inglés, o cuando los padres que completaron el sondeo no sabían que sus niños pequeños debían ser incluidos en el sondeo. También está el factor de miedo. Para clarificar: el censo decenal no pide información sobre estado de ciudadanía ni lugar de nacimiento. Hay confusión sobre este tema porque la Oficina sí pide esta información en otra encuesta, que se llama American Communities Survey (ACA) y que es totalmente distinta al censo decenal.  
 
A pesar del miedo, según Andrea Callan, directora del Centro de Trabajadores de Nueva York (WJCNY), la participación en el censo podría ayudarles de muchas maneras. Callan dijo “los inmigrantes se benefician del censo porque los recursos se distribuyen a escuelas y hospitales según la información del censo. También el censo asigna financiamiento para organizaciones no gubernamentales que proveen servicios a estas comunidades; como programas que ayudan a los inmigrantes a aclimatarse a nuestra comunidad y a ser económicamente suficiente, incluyendo clases de inglés o ayuda para buscar trabajo”. 

La información del censo también se usa para trazar rutas de autobús, distritos escolares y distritos electorales a nivel federal, estatal y local. Francena Amparo, legisladora del condado de Dutchess habló sobre este tema con La Voz: “Si no se cuenta correctamente a una comunidad, esa comunidad no tendrá una justa representación política”, y agregó, “si el recuento de la población latina es incompleto otra vez, tendrán acceso desproporcionado a servicios públicos, otra vez”. 
 
El censo enfrenta aún más desafíos en el Valle de Hudson por ser un área rural. Es más difícil diseminar información y contadores en áreas rurales que en ciudades. “Es bastante común que los residentes de una comunidad rural estén más aislados que los residentes de un ambiente urbano. Eso hace más difícil el correr la voz y recorrer los barrios para un recuento preciso”, dijo Oxford.

Nuevos obstáculos a un censo justo con el gobierno de Trump

Hay una amenaza real que no es solo repetir el bajo recuento dramático de 2010, sino posiblemente de empeorar la representación justa de latinos en el censo de 2020. La implementación efectiva por la Oficina de Censo requiere mucho tiempo y recursos y el gobierno del Trump no está proponiendo un reparto de suficiente dinero para el proyecto. Se necesita dinero para identificar todas las direcciones donde las personas podrían vivir; para motivar a la gente a responder con una campaña nacional en los medios. Muchos latinos tienen miedo a dar información a empleados del gobierno. 
 
Otro desafío para 2020: cómo implementar la nueva manera de contar a las personas a través de un sondeo en línea. Las respuestas al censo por internet podrían afectar negativamente a la población latina debido a la brecha digital. Según National Telecommunications & Information Administration, 61% de Latinos y 64% de afroamericanos están en línea comparado a 75% de otros grupos. Para asegurar la implementación efectiva de este nuevo método y para abordar esta brecha digital, la Oficina necesita aún más recursos para prepararse.  

​Todos estos pasos requieren mucho dinero que el gobierno de Trump no tiene planes de dar a la Oficina de Censo. A pesar de los nuevos obstáculos de este censo en particular y la falta de dinero asignado por el gobierno, la Oficina va a tener que llevar a cabo el censo de 2020 con el mismo costo por hogar que tuvo en 2010. 

La Oficina para la Responsabilidad del Gobierno (GAO) identificó el censo de 2020 como un programa federal de “alto riesgo”. El costo del censo escala cada diez años, el censo de 2010 fue el más costoso en la historia de los Estados Unidos, con un precio total de $12 mil 300 millones, aproximadamente 31% más que el costo del censo de 2000. Además, la Oficina requiere mucho más dinero durante los tres años antes del censo para prepararse. 

Para empeorar las cosas, el director de la Oficina del Censo, John Thompson, renunció a su puesto en mayo, durante la misma semana que Trump despidió al director del FBI James Comey. Thompson estaba programado para terminar en diciembre de este año, pero se desconoce el motivo de su salida prematura. 
Hay otros miedos sobre el censo inminente que no tienen que ver con lo económico, sino con lo político. Desde su entrada a la arena política en 2015, Trump ha cuestionado las nociones de hechos y de datos en sí mismos. A pesar de la confianza histórica en el censo y la dependencia de agencias del gobierno en esta información desde el comienzo del país, es posible que Trump trate de inculcar desconfianza en los resultados del censo si no le dan información favorable. 

​Muchos grupos de derechos civiles están monitorizando al gobierno para asegurar que el censo no sea politizado o influido de ninguna manera para ventaja partidista. "Un tuit errante podría sacudir la confianza del público y en el proceso deprimir la participación y socavar la fe en los resultados, posiblemente hasta los pasillos del Congreso", dijo Ann Lowenthal, ex directora de personal del Subcomité de Censos y Población de la Cámara de Representantes. 

La exclusión desproporcionada del censo ha sido siempre un problema en los Estados Unidos. Miembros de comunidades de inmigrantes, afroamericanos y hogares de bajos ingresos pueden confundir los propósitos de la Oficina del Censo con los propósitos de otras organizaciones del gobierno, como la policía o los servicios de inmigración. A causa de esta desconfianza en el gobierno, miembros de estas comunidades vulnerables podrían decidir no participar en el censo. Dado el clima político de este gobierno, es posible que el miedo y la desconfianza sean más fuertes en el 2020. 

Hablando de este miedo, Arturo Vargas, Director Ejecutivo de NALEO dijo que "los latinos y otras familias de inmigrantes son muy conscientes de las acciones de inmigración en sus comunidades, y esto puede aumentar la desconfianza en el contacto con agencias públicas, incluyendo la Oficina del Censo".
Nuestra nación va a tener que vivir con los resultados del censo por los próximos diez años, no hay una segunda oportunidad de hacerlo de nuevo. Vargas reiteró la urgencia del tema: “Es importante que preparemos a nuestras comunidades para este censo en línea. La Oficina del Censo está haciendo todo lo que puede, y nosotros como organizaciones, como líderes comunitarios, necesitamos desarrollar estrategias para preparar a nuestras comunidades para el censo de 2020”.

Para más información:

The Census Project
U.S. Government Accountability Office  

*Natalie Schuman acaba de completar su último año en Bard College con una especialización en Derechos Humanos y los Estudios de Español. Escribió este artículo con contribuciones de Honora Montano, de New American Media

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