Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
SueƱo americano
Abriendo Puertas
Inspirando y empoderando a jóvenes latinos
Por Antonio Flores-Lobos
February 2017 Los puertorriqueños llegaron “abriendo puertas” a la Ciudad de Nueva York en los años 1950, de manera que los otros latinoamericanos que venían detrás, no tuvieran que sufrir de igual manera para adaptarse a la nueva vida en los Estados Unidos.
Desde entonces se han ido abriendo puertas, de diferentes maneras, y en diferentes lugares, no solo para que se les facilite a los nuevos inmigrantes su pronta adaptación, sino que también para avanzar y progresar en esta sociedad.
Aunque con un enfoque en los jóvenes de 13 a 17 años de edad, nació en octubre del 2015, en Wappingers Falls, El Centro Abriendo Puertas para Familias. Y todo comenzó de una idea, o más bien de un deseo de su directora, la maestra, transformada en trabajadora social, Ivette O’Sullivan. Era cuestión de regresar un poco de lo que había recibido en sus años de formación.
La dominicana, que creció en el hoy dominicano barrio de Washington Heights, de la Ciudad de Nueva York, tuvo en su vida a una muy influyente persona, que le aconsejaba en tiempos de duda, que la llevaba a museos y a distintos lugares para que expandiera sus experiencias de la vida, y que le inculcaba superarse y hacer el bien al medio que la rodeaba. Esa mujer, quién llegó a ser una segunda madre para Ivette, murió sólo unos años atrás. Su partida aceleró el deseo que llevaba Ivette de crear la agrupación juvenil.
Consiente de los peligros que asechan a los jóvenes latinos, y de las pocas oportunidades de diversión y superación que muchos tienen después de que salen de la escuela, Yvette decidió crear la agrupación para brindarles alternativas, y sobre todo un lugar seguro para desarrollar sus talentos. Lo que pasa es que, según explica la boricua, en esas cruciales horas, mientras los padres trabajan para proveerles techo, comida y vestido a sus hijos, muchas cosas pueden ocurrir.
Así, en octubre del 2015, Ivette se las arregló para iniciar El Centro con ocho jóvenes. Hoy en día, la agrupación cuenta ya con más de veinte adolescentes, que se reúnen de manera regular para planear actividades del grupo. Cada miembro tiene diferentes talentos, intereses y acentos.
Durante las fiestas de fin de año participaron como voluntarios en las cenas de Acción de Gracias, haciendo comida, o repartiendo alimentos. Recientemente participaron como voluntarias en su comunidad en el día nacional llamado “Marcando la Diferencia” en donde participaron en la remodelación de viviendas para personas de bajos ingresos.
Hay muchos otros planes que el grupo tiene para sacar a los jóvenes de sus rutinas y llevarlos a conocer museos en la ciudad de Nueva York o a los campus de las universidades locales.
Pero transportar y alimentar a una veintena de jóvenes durante los eventos especiales no es fácil, ni tampoco gratis, sobre todo para una organización sin fines de lucro que se la pasa recaudando fondos para poder operar con un presupuesto de solo 1,500 dólares al año (aunque su sueño es llegar a 50 mil). ¿Una ayudita por ahí? Vale la pena mencionar que Abriendo puertas es una organización sin fines de lucro con estatus de 501 (c) 3, así que las donaciones monetarias son deducibles de impuestos.
Pero el dinero no es todo, comenta Ivette, sino la participación de la comunidad. Aquellas personas con talentos y destrezas, ya sea en fotografía o carpintería, finanzas o fútbol, guitarra o yoga, o cualquier otra, pueden venir al centro e impartir una clase a los jóvenes para inspirarlos y empoderarlos. Siempre hay formas de ayudar, comenta Ivette porque “al final del día, el sacar a jóvenes de problemas y hacerlos creativos beneficia a toda la comunidad, y eventualmente al país”.
38 Martin Dr.
Wappingers Falls
(914) 204-0425s
[email protected]
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Aunque con un enfoque en los jóvenes de 13 a 17 años de edad, nació en octubre del 2015, en Wappingers Falls, El Centro Abriendo Puertas para Familias. Y todo comenzó de una idea, o más bien de un deseo de su directora, la maestra, transformada en trabajadora social, Ivette O’Sullivan. Era cuestión de regresar un poco de lo que había recibido en sus años de formación.
La dominicana, que creció en el hoy dominicano barrio de Washington Heights, de la Ciudad de Nueva York, tuvo en su vida a una muy influyente persona, que le aconsejaba en tiempos de duda, que la llevaba a museos y a distintos lugares para que expandiera sus experiencias de la vida, y que le inculcaba superarse y hacer el bien al medio que la rodeaba. Esa mujer, quién llegó a ser una segunda madre para Ivette, murió sólo unos años atrás. Su partida aceleró el deseo que llevaba Ivette de crear la agrupación juvenil.
Consiente de los peligros que asechan a los jóvenes latinos, y de las pocas oportunidades de diversión y superación que muchos tienen después de que salen de la escuela, Yvette decidió crear la agrupación para brindarles alternativas, y sobre todo un lugar seguro para desarrollar sus talentos. Lo que pasa es que, según explica la boricua, en esas cruciales horas, mientras los padres trabajan para proveerles techo, comida y vestido a sus hijos, muchas cosas pueden ocurrir.
Así, en octubre del 2015, Ivette se las arregló para iniciar El Centro con ocho jóvenes. Hoy en día, la agrupación cuenta ya con más de veinte adolescentes, que se reúnen de manera regular para planear actividades del grupo. Cada miembro tiene diferentes talentos, intereses y acentos.
Menos televisión y más comunidad
Para las gemelas ecuatorianas Julia y Katiuska Yetez, ingresar al grupo les ayudó a desarrollar destrezas sociales y a expandir sus horizontes. De hecho, Katiuska que tiene interés por la fotografía dice que “antes de entrar yo al grupo, me pasaba mucho tiempo viendo televisión, pero eso cambió y para bien”. Julia quién quiere un día ser abogada para defender a los más necesitados, gusta de los eventos que organiza el grupo, como lo fue un viaje a patinar sobre el hielo.Durante las fiestas de fin de año participaron como voluntarios en las cenas de Acción de Gracias, haciendo comida, o repartiendo alimentos. Recientemente participaron como voluntarias en su comunidad en el día nacional llamado “Marcando la Diferencia” en donde participaron en la remodelación de viviendas para personas de bajos ingresos.
Hay muchos otros planes que el grupo tiene para sacar a los jóvenes de sus rutinas y llevarlos a conocer museos en la ciudad de Nueva York o a los campus de las universidades locales.
Pero transportar y alimentar a una veintena de jóvenes durante los eventos especiales no es fácil, ni tampoco gratis, sobre todo para una organización sin fines de lucro que se la pasa recaudando fondos para poder operar con un presupuesto de solo 1,500 dólares al año (aunque su sueño es llegar a 50 mil). ¿Una ayudita por ahí? Vale la pena mencionar que Abriendo puertas es una organización sin fines de lucro con estatus de 501 (c) 3, así que las donaciones monetarias son deducibles de impuestos.
Pero el dinero no es todo, comenta Ivette, sino la participación de la comunidad. Aquellas personas con talentos y destrezas, ya sea en fotografía o carpintería, finanzas o fútbol, guitarra o yoga, o cualquier otra, pueden venir al centro e impartir una clase a los jóvenes para inspirarlos y empoderarlos. Siempre hay formas de ayudar, comenta Ivette porque “al final del día, el sacar a jóvenes de problemas y hacerlos creativos beneficia a toda la comunidad, y eventualmente al país”.
38 Martin Dr.
Wappingers Falls
(914) 204-0425s
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