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Los manantiales de Woodstock

Un refrescante secreto a voces

Por Antonio Flores-Lobos
August 2016

Era uno de esos calurosos días del verano cuando Manuel, residente de Middletown, estacionó el carro, dejó a su familia para que cargaran con el asador, la hielera, toallas, sábanas y una pelota. El descendió sobre las piedras, se quitó la ropa, (bueno, no toda), agarró aviada y se lanzó al vacío, dando un gran salpicón en las cristalinas aguas de uno de los manantiales de Woodstock.

Era domingo, día de descanso. Qué mejor que pasarlo con familia y amigos, en plena naturaleza y frente a un refrescante arroyo, de esos que bajan de las Montañas Catskills y que entrecruzan el pueblito, reconocido por muchos por el festival de rock and roll, hippies, paz y amor.

Después del esperado chapuzón, el hispano de origen mexicano, ascendió lentamente a la superficie para regresar con los suyos y ayudar a instalarse en el lugar en donde comerían almuerzo y cena con su familia, la familia de su cuñado y la del amigo del trabajo, totalizando 14 bañistas.

A Manuel, quién prefirió no ser identificado por cosas del “estatus”, no le molesta el recorrido de 62,4 millas, o la hora y 15 minutos que le toma llegar al manantial que ha estado visitando por los últimos 5 años porque este es gratis, no tiene los químicos de una piscina y sobre todo lo “relaja”.

El espíritu de Woodstock, según dice la leyenda, ha atraído a un gran número de pintores, músicos, escritores, cineastas, fotógrafos, intelectuales y gente de libre pensamiento, quienes de una u otra manera, han convivido en amor, paz y tranquilidad, y a veces hasta de manera comunal.

Por años, los woodstockeros, en su mayoría blancos angloparlantes, se las arreglaron para mantener en secreto la ubicación de los manantiales. A pesar de su sentido de comunidad y deseos de compartir, no querían que muchos supieran de los lugares en donde, en días calurosos, algunos derrochaban del amor libre, mientras otros nadaban, tal y como la Diosa los trajo al mundo.

En los últimos años, el número de turistas, incluyendo cientos de latinos, se ha ido incrementando, y no necesariamente porque van en busca de las artes, sino de los manantiales, o como le dicen en inglés swimming holes.

En el día del picnic, entre los gritos de los niños, chapaleo de los nadadores, ladridos de los perros, música de guitarra, y el humo de los asadores, Manuel se encontró con hondureños de Kingston, ecuatorianos de Queens, mexicanos de Poughkeepsie, salvadoreños de Saugerties, y dominicanos del Bronx, entre otros.  Había también bañistas afroamericanos, blancos y de otras etnias, pero el español parecía dominar la atmósfera.

Todo este revolú alrededor de los manantiales ha comenzado a causar conflictos, con el pueblo y los vecinos. El pueblo que se quejaba de que los visitantes se estacionaban en doble fila, o en propiedad privada, ha instalado un sinnúmero de letreros que anuncian una multa de $150 para los que violen las reglas.

Para Phillip “Eduardo” Allyn, un tipo buena onda, conocido por todos en el pueblo, y quien vive al lado de uno de los swimming holes, la reciente llegada de cientos de personas ha causado estragos. “A mi no me molesta que la gente venga a pasar un buen rato, pero lo que sí me molesta es que la gente no limpie cuando se va. A mi me ha tocado tener que recoger botellas, bolsas plásticas y hasta pañales sucios de mi propiedad”.

Sabiendo que muchos de los visitantes son latinos, Allyn, en sus momentos de frustración, opta por escribir y colocar carteles en español que dicen: “Limpie Antes de Irse o la Playa se va a Cerrar”.  

Según Allyn, quien ha viajado por el mundo y gusta de hablar el español, el problema es que los medios de comunicación han revelado la ubicación de los manantiales, listándolos entre los 10 mejores lugares para darse un chapuzón en el Estado de Nueva York. Eso le ha dado otro pasatiempo, y la ardua tarea de querer callar el secreto a voces; escribiéndo a los medios para que paren de provocar a la gente a venir a sumergirse en las refrescantes y casi medicinales aguas de los manantiales de Woodstock.

¿Dónde están? Los dos manantiales de pueblo son el Upper Millstream y Lower Millstream, el primero está en la esquina de Tannery Brook Rd y Ohayo Mountain Rd; el segundo en Millstream Rd. Shhh…

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