Mariel Fiori, foto de Richard Renaldi
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(Des)Encuentro de dos mundos

La visita del Papa en el Mes de la Hispanidad y la extrema derecha

Por Mariel Fiori
September 2015
 Uno dice que todos se tienen que ir, que los inmigrantes indocumentados son una carga para la sociedad por ser delincuentes y robar trabajos de ciudadanos, que sus hijos nacidos aquí no deberían ser ciudadanos estadounidenses (como lo declara la constitución), y que el muro en la frontera tiene que ser más grande. El otro dice que el maltrato hacia los inmigrantes que escapan de la guerra y la injusticia: "hace llorar”, “hace llorar a uno el ver el espectáculo de estos días en que seres humanos son tratados como mercancía".

Como seguramente algunos ya se imaginen, el primero es el candidato presidencial a las primarias republicanas, el magnate Donald Trump, quien a veces me da risa (porque ¿quién le puede hacer caso a las tonterías sin fundamento que proclama? ¿lo hace para darse publicidad?), y otras veces me da miedo (porque según encuestas hay muchos que lo votarían para dirigir el país y otros hasta son capaces de ir a pegarle a un indigente hispano en nombre de las sandeces rabiosas pregonadas por el Donald). Sin intención acá de desentrañar (o dilapidar) cada una de las “propuestas” del candidato (ya varios medios serios se están encargando de eso), me quedo pensando en que dos de las esposas del multimillonario habían nacido en otros países y se naturalizaron estadounidenses después del matrimonio con el susodicho, o que la mamá del mismo Donald Trump había nacido en Escocia. ¿O sea? Esto me huele a aprovecharse muy bien del racismo callado de muchos que existe por aquí, racismo que encuentra una fuerte voz en el señor del peluquín.

Y el otro, bueno, se trata del Sumo Pontífice, el Papa Francisco I, primer papa latinoamericano de la Iglesia Católica Apostólica Romana, quien llegará a los Estados Unidos el 22 de septiembre, luego de su visita a Cuba. El Papa se encontrará con el presidente Obama, canonizará al Padre misionero Junípero Sierra, pronunciará un discurso ante el Congreso (el primer Papa en hacerlo, invitado por el congresista republicano John Boehner, el vocero de la cámara baja, quien es católico) y hablará ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York. En Nueva York también, el viernes 25 de septiembre visitará una escuela en Harlem y dará una misa en el Madison Square Garden. Después irá a Filadelfia al Encuentro Mundial de las Familias, el 26 y 27 de septiembre.

Para la misa que oficiará en Nueva York, el Arzobispo local Timothy Dolan le mandó a construir una silla de madera hecha por manos de inmigrantes del centro comunitario Don Bosco Workers. En su sitio web, la Arquidiócesis de Nueva York informó que la iniciativa de Dolan va en consonancia con el énfasis del Santo Padre de promover “el respeto de los trabajadores, inmigrantes y personas marginadas de la sociedad”. Por eso, también el altar y el atril serán elaborados por el Lincoln Hall Boys Haven, centro que ayuda a jóvenes necesitados. Muy simbólico todo.

Claro, como argentina educada en la fe católica, como descendiente de italianos por parte de padre, y como casi todos, yo también me siento orgullosa de tener un Papa latinoamericano en el Vaticano. Pero no son sus orígenes lo que más me alientan, sino lo que este hombre en una gran posición de poder hace por darle voz a los problemas sociales y medioambientales de nuestro mundo actual. Un Papa que tiene los pies bien plantados en la Tierra y que pareciera estar contestándole a Trump (y a otros políticos populistas por el estilo) cuando dice: “La cultura del bienestar nos vuelve insensibles a los gritos de los demás, nos hace vivir en una burbuja de jabón, bella, pero vacía”, es motivo de orgullo y esperanza.

Uno de los estandartes de la extrema derecha en este país es poner a la religión y la Biblia por encima de todo razonamiento, algo muy conveniente. Pero justamente, en su visita reciente a Paraguay, desde la capilla de un barrio pobre de Asunción, el Papa señaló: “Por más Misa de los domingos, si no tenés un corazón solidario, si no sabés lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil o es enferma o está muerta. Es una fe sin Cristo, la fe sin solidaridad es una fe sin Cristo, es una fe sin Dios, es una fe sin hermanos”.

Me pregunto cómo será el nuevo encuentro, (o tal vez sea un desencuentro) de estos dos mundos a fines de septiembre, justo cuando empieza el mes de la Herencia hispana en los Estados Unidos. Este es un mes que comienza con la celebración de la Independencia de México y países centroamericanos y que termina con el recordatorio del “descubrimiento” de América, el famoso encuentro de dos mundos, después del cual ya nada fue igual.

 

Mariel Fiori

Directora

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Comments

Comentario: Muy bien dicho, y si existe el peligro que el pelado sala de presidente por presisamente el apoyo de los ultra concervadores religiosos.
Posted: 9/1/2015