Sueño americano
“Si tuviera papeles, me gustaría trabajar en un daycare”
El testimonio de María, trabajadora agrícola en Nueva York
Por Mariel Fiori
May 2015En el verano de 2014, dos pasantes universitarios con Rural & Migrant Ministry, Lisa Ponce y Steven Ory, viajaron desde Long Island a la región de los Finger Lakes para recolectar historias de los trabajadores agrícolas del estado de Nueva York. Los cortometrajes finales se pueden encontrar en el blog http://rmmwitness.tumblr.com/ y contienen historias personales y llamados sinceros a la igualdad laboral de la gente que recoge nuestra comida. De esas entrevistas también surgieron testimonios escritos para La Voz. Aquí la segunda entrega.
María nació en México y desde hace cinco años que vive en los Estados Unidos. Hace seis semanas que comenzó a trabajar en un rancho de la región de los Finger Lakes, cerca de Rochester, en Nueva York. Ella y su esposo trabajan entre manzanos, revisando que los árboles “tengan las ligas para que no se caigan” la una, y “cortando la manzana”, el otro, según explica María. Antes de eso estaban empacando cebolla en otro lugar, y antes de eso estuvieron en Nueva Jersey, recogiendo arándanos, en Florida, recogiendo naranjas, y en Delaware y Georgia, recogiendo sandías.
De todos los lugares donde trabajaron, el que más les gusta es el actual, “porque North Carolina y New Jersey no me gustan, están muy sucios los campos para los trabajadores, muy abandonados. Y aquí dan agua y hay baños”. En el rancho de las manzanas del norte de Nueva York donde vive tienen el domingo como día de descanso, día que María aprovecha para ir a la iglesia cristiana, aunque le gustaría “que hubiera un lugar donde jugar basquetbol”. Comparte la vivienda con otra familia y con dos señores solos, pero “cada quien tiene su cuarto, nada más aquí la cocina la compartimos. El baño es para dos familias, tiene tres regaderas. Yo digo que está bien el baño. Tiene dos lavadoras y una secadora”.
Un día típico. “Bueno, me levanto a las cinco y media de la mañana, preparo mi lonche, voy a cambiar a mi bebé porque se va al daycare. A las siete de la mañana llega el camión por él y ya me voy a trabajar. Salgo a las cuatro y media porque a esas horas llega mi niño. El break es a las 10 de la mañana por quince minutos, el lonche a las 12 del día, por media hora, y a las 3 de la tarde otros quince minutos de descanso”.
La vida en México. Cuando trabajaba allá era diferente, “sobre todo por que pagan menos. A la semana viene uno sacando como mil pesos mexicanos. Y toda la semana es de siete de la mañana a siete y media de la noche por mil pesos. Está crítico allá. En México nada más terminé la secundaria pero en mi primer trabajo me dieron la oportunidad de trabajar como auxiliar de contabilidad. Allí duré nueve años trabajando. Y mi segundo trabajo fue ensamblando piezas para máquinas de escribir Olivetti. Allí también duré unos ocho años”.
La venida a los Estados Unidos. “Después una amiga me invitó a hacer los papeles en el consulado mexicano y me fui a Canadá. Pero nada más son temporadas de tres meses y se regresa uno a México. Vine dos temporadas a Canadá a trabajar en una empacadora de durazno. Pero regresando la segunda vez me embaracé de mi niña y ya no pedí permiso al consulado. Perdí mi oportunidad de ir a Canadá. Entonces después mi hijo ya iba salir de la prepa.
Y me dijo, Yo quiero seguir estudiando en la universidad. Pues yo me veía como desesperada porque ¿cómo iba darle yo la universidad? Un hermano que tengo en Georgia me preguntó, ¿Tú te quieres venir? Y yo le dije que sí. Mi hermano me dijo: Yo te voy a ayudar, mi esposa y yo te vamos a ayudar.” Y ellos pagaron mi pasada para Estados Unidos. Y aquí estoy”.
Sus sueños. “Pues porque no hay otras posibilidades para uno que no tiene estudio, ¿verdad? Si tuviera uno papeles para poder trabajar en los Estados Unidos, me gustaría trabajar en un daycare. Me gustan los niños”.
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