Cuando a sus playas llegó Colon;
Exclamó, lleno de admiración;
“¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! Esta es la linda
tierra que busco yo.” (fragmento de La Borinqueña, himno de Puerto Rico)
¿Ya tienes planes para las vacaciones de primavera? ¿Y qué tal Puerto Rico?
Aquí les cuento sobre mi viaje a la isla del encanto con Betty, Anna, Olga, Nadia ¡y yo! tutoras de alemán, italiano, ruso, árabe y español, respectivamente, en Bard College. Amigas, compañeras de trabajo y compañeras de casa.
¿Por qué fuimos?
Porque buscábamos un lugar cálido para escapar del frío y largo invierno neoyorquino, tomar sol, broncearnos, bañarnos en la playa, y disfrutar de unos días agradables e inolvidables en un lugar seguro y tranquilo. Porque queríamos conocer la isla. Porque Betty, Anna y Olga, que además tomaban la clase de Español I en Bard, querían practicar su español, lengua hablada por el 95% de los habitantes de la isla. Porque al ser un estado libre asociado a Estados Unidos no hacía falta cambiar la moneda, ya que ¡es el dólar!
Y otras razones que descubrimos in situ y nos hicieron enamorar de este país
Y es que al tener clima subtropical, con unas temperaturas medias de entre 21ºC y 30ºC según el mes del año, claro que nos pegó el sol, excepto cuando nos pilló por sorpresa el chaparrón al poco de llegar a Ponce. Por suerte, tras correr a toda prisa y sin rumbo buscando cobijo, nos pudimos resguardar en una casa de comidas. Allí, mientras degustábamos un sabrosísimo menú del día casero, apreciábamos cómo una cortina de lluvia cubría la ventana. ¡Qué entrañable!
Nunca olvidaremos las hermosas y paradisíacas playas de aguas cristalinas como Boquerón, en Cabo Rojo o Rincón (y las preciosas vistas que nos ofreció su histórico y blanquito faro) que disfrutamos durante el día, o la emoción que sentimos al zambullirnos, al caer la noche, en uno de los escasos mares bioluminiscentes del mundo, ya que debido a la presencia de microorganismos dinoflagelados es como si, al agitar el agua, ¡el mar brillara y te quisiera iluminar!
Por su naturaleza
Como una bocanada de aire fresco. Así es como nos sentimos en El Yunque, un bello bosque pluvial, fresquito, de montaña, que obtiene la mayor parte de la lluvia de la isla. Así, siguiendo sus rutas de senderismo y bañándonos en la cascada pudimos vivir toda una primera experiencia de selva, ¡pero sin serpientes!
Por su historia
Descubierta en 1493 por Cristóbal Colón en su segundo viaje exploratorio y bautizada con el nombre de San Juan Bautista y la ciudad como Puerto Rico, fue en 1521 cuando los nombres se intercambiaron y en seguida se convirtió en el enclave militar español más importante de todo el Caribe gracias a Juan Ponce de León, lugarteniente de Colón. El castillo del Morro, construido con seis metros de grosor, los fuertes de San Gerónimo y San Cristóbal y parte de la muralla que rodeaba la ciudad, se conservan todavía. Con el fin de poblar la isla, los españoles que buscaban oro se mezclaron con las mujeres nativas, para posteriormente recibir esclavos de África. España concedió a Puerto Rico su independencia pero fue tomada por los estadounidenses poco más tarde, hasta decidir libremente en 1952 ser un estado libre asociado a los EE.UU.
Por su comida
¡Nos pusimos las botas! La gastronomía puertorriqueña tiene tres influencias principales: taína (de los pobladores nativos), española y africana, así como toques holandeses, franceses, italianos y chinos gracias a los inmigrantes que pasaron por la isla. Nos sorprendió la variedad de riquísimos platos a base de plátano, como mofongo o tostones, y claro ¡su producción ocupa el tercer lugar en orden de importancia económica entre todas las cosechas! Hay que probar la deliciosa repostería: dulces de coco, quesillos, bizcochos, flanes ¡para chuparse los dedos! (literalmente) ¡Ñam, ñam!
Por la vida nocturna
Ni qué decir de la súper intensa noche puertorriqueña. A nosotras nos encantaba cenar fuera en alguna terraza, y después elegir entre los numerosos bares y clubes, que ofrecen marcha a cada hora, y una gran variedad en cuanto a gustos musicales y ambientes. Para nosotras, el recuerdo de cantar en un karaoke de Mayagüez Livin’ la vida loca, la canción más conocida de Ricky Martin, en su mismo Puerto Rico natal siempre quedará grabado en nuestra memoria.
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Comments | |
Comentario: Me encantó el artículo, me entraron ganas de hacer hucha
para ir a Puerto Rico. Estupendo estilo periodístico,
enhorabuena Sonsoles. Posted: 3/4/2015 |
|
Comentario: ¡Y por sus gentes!!!! por cada una de las personas que nos
cruzamos en el camino. En San Juan, Boquerón, Babo Rojo, en
la bahía, en las playas, el Yunque.. los que nos atendieron
en el hotel, en el restaurante, los que nos dieron
direcciones, con las que bailamos, por su calidez y acogida. Posted: 3/3/2015 |