Universidades
Curso Clemente en humanidades
Tenacidad y transformación
Por William Stavru
August 2013 A principios de septiembre, la ceremonia de graduación del Curso Clemente en las humanidades de Bard College ofreció pruebas del poder de transformar que tiene la educación, con 16 estudiantes de 16 a 79 años de edad que cruzaron el escenario del auditorio Olin para celebrar un evento al que la mayoría de ellos nunca pensó que llegaría.Una de las graduadas, Leah June, de 25 años, había dejado Dominican College durante su primer año por razones de salud y más tarde también se vio obligada a abandonar el community college que atendía. Pudo regresar a la universidad el otoño pasado, cuando su madre la informó sobre el curso Clemente de Bard, un seminario universitario de un año para estudiantes que no han podido continuar con su educación debido a pobreza u otras circunstancias. El curriculum consiste en lecturas de filosofía, literatura, historia del arte e historia, y se lleva a cabo durante dos semestres.
Para muchos estudiantes Clemente, el curso es un punto clave en el cual desarrollan la confianza para estudiar una carrera universitaria y la convicción de que la educación ofrece un camino a una mejor vida. June dice que el curso ofreció un espacio ideal para lidiar con grandes ideas. “La diversidad de nuestro grupo y la intimidad de la clase hizo que el curso valiera la pena. Nadie se sintió tonto o juzgado y los profesores venían a clase preparados y energizados”, declaró June. “Antígona fue mi lectura favorita porque pude simpatizar con lo que Antígona sentía. La historia va más allá de su desafío al rey”. June acredita al curso con el cambio que hubo en sus planes de vida. Ahora ella quiere estudiar una licenciatura en educación especial y una maestría en logopedia, y planea trabajar con niños con necesidades especiales.
Para ayudar a los participantes a tener acceso a la educación, los cursos Clemente de Bard son gratuitos: los libros son distribuidos sin costo y además el programa cubre los servicios de guardería y transporte. Para ser aceptado en el programa, los estudiantes deben ser mayores de 16 años, tener un nivel de inglés lo suficientemente bueno como para poder leer un periódico local y tener ingresos de no más del 150% del nivel de pobreza federal. Tras completar el curso, los estudiantes reciben un certificado y seis créditos universitarios de Bard College que se pueden transferir a cualquier universidad.
El curso Clemente fue idea de Earl Shorris, renombrado escritor y activista social que murió el 27 de mayo en la ciudad de Nueva York, a la edad de 75. A los 13 años, Shorris fue a la universidad de Chicago con una beca completa, pero no terminó la carrera. Trabajó como reportero, escritor, ejecutivo de publicidad, y hasta torero en México, pero nunca perdió su pasión por los libros canónicos que había estudiado en Chicago ni su creencia en el poder que tienen las humanidades para darles a sus estudiantes un tipo de pensamiento crítico o reflexivo particularmente valioso.
Su obituario en el New York Times, escrito por Paul Vitello, describe cómo nació la idea del curso: Mientras investigaba para su libro publicado en 1997, New American Blues: A Journey through Poverty to Democracy, Shorris encontró la vocación que ocuparía sus últimos años de vida. Estaba entrevistando presas del Bedford Hills Correctional Facility for Women en el condado de Westchester, de Nueva York, preguntándoles sus opiniones sobre por qué la gente pobre es pobre. Una presa, Viniece Walker, le dijo que era porque les hacía falta la “vida moral de downtown” es decir, dijo ella, “tener acceso a obras de teatro, museos, conciertos y conferencias”.
“¿Quiere decir las humanidades?”, le respondió Shorris, quien se sorprendió por su respuesta.
“Si, Earl, las humanidades”, dijo ella.
Las palabras de Walker le provocaron lo que podría llamarse una epifanía.
El curso en las humanidades Clemente surgió de la convicción de Earl Shorris de que lo que separa a los ricos de los pobres en los Estados Unidos no es solo el racismo, las drogas y el crimen, sino la falta de acceso a las obras maestras del arte, filosofía y literatura que nos iluminan como seres humanos.
Así inspirado, Shorris fundó el primer curso Clemente en 1995 con 25 estudiantes en el Roberto Clemente Family Guidance Center en el East Village de Manhattan. Shorris contactó al presidente de Bard, Leon Botsein buscando ayuda para mantener y expandir el programa. La idea de ofrecer una educación clásica en las humanidades a poblaciones de bajos ingresos le pareció excelente al presidente Botstein. Fue gracias al trabajo de Shorris, Botstein, Stuart Levine, el decano de la universidad de aquel entonces, y Robert Martin, vicepresidente de asuntos académicos, que Bard se convirtió en el hogar de los cursos Clemente en 1998. Martin recuerda que “el momento culminante para mí fue cuando Earl me contó de un estudiante Clemente que, tras ser hostigado, estaba a punto de golpear a alguien pero cambió de opinión, preguntándose, ‘¿qué haría Sócrates?’” La Universidad contrató a Martin Kempner, en ese entonces profesor de filosofía en Rutgers, para ser el director nacional del curso Clemente.
Desde su fundación, más de 5000 estudiantes han completado el curso, en lugares tan distantes como Canadá, Australia y Corea. El curso Clemente de Bard ha otorgado más de 1600 certificados a estudiantes y se ha impartido en más de 20 ciudades de los EE.UU. como Chicago, Washington D.C., Queens, Holyoke (Massachesetts), y más recientemente en Kingston, NY. Su enfoque distintivo es la educación como la fuerza básica en el camino hacia la equidad social. En el año 2000, el presidente Clinton le otorgó a Shorris la Medalla nacional en humanidades por sus esfuerzos en llevar la educación a gente que normalmente no tendría acceso a ella.
Todos los estudiantes tienen la capacidad de sorprender e inspirar, tanto a sí mismos como a los demás. Los participantes Clemente que ocuparon el escenario del auditorio Olin impresionaron al público, compuesto de familiares, profesores de Bard, amigos, colegas y el alcalde de Kingston, Shayne Gallo, quien dio el discurso de graduación. De octubre a mayo, los estudiantes se reunieron dos tardes a la semana en la biblioteca de Kingston. Los estudiantes—un grupo diverso de hombres y mujeres latinas, negras y blancas, con y sin empleo, y con y sin diploma de preparatoria—tenían por lo menos una cosa en común: el hecho de que a pesar de haberse perdido oportunidades previas para estudiar la licenciatura, todos llegaron a tener el deseo de indagar y adentrarse en los textos más difíciles y gratificantes de las obras maestras de filosofía y literatura occidentales.
“Aristóteles hablaba de tiempo libre verdadero como el tiempo en el cual eres libre de pensar profundamente”, dice Marina van Zuylen, profesora de francés y literatura comparativa en Bard, directora académica nacional del curso Clemente de Bard y codirectora del programa Clemente local junto a David Shein, decano de estudios y profesor asistente de filosofía en Bard. “Este curso es un tiempo libre (en el sentido que Aristóteles usa la frase) intenso, lo cual es nuevo para estos estudiantes. Ellos piensan profundamente durante esta clase, y están tan comprometidos como estudiantes universitarios de tiempo completo. Muchos de ellos llegan creyendo que tenían vidas fallidas, pero todos poseen un interés profundo en aprender. Traen una experiencia de vida diferente a la clase”.
Las lecturas del curso Clemente de Bard en Kingston incluyeron Antígona de Sófocles, Hamlet de Shakespeare, La república de Platón, La muerte de Ivan Illych de Tolstoy, y Cartas desde la cárcel de Birmingham de Martin Luther King. “Earl Shorris quería que los estudiantes Clemente aprendieran de los mejores profesores, gente que no sobre simplificara estos libros o enseñara a un nivel más bajo” dice van Zuylen. “David Shein y yo seleccionamos algunos de los profesores más rigurosos de Bard, como Susan Merriam del departamente de historia del arte, o Christian Crouch del departamento de historia, así como a Duff Allen, escritor y maestro en la preparatoria de Kingston, para hablar de estos temas como si las ideas estuvieran vivas y fueran sus mejores amigos. Las discusiones se volvieron extremadamente intensas. Los estudiantes realmente expusieron sus vidas a todos al ir haciendo conexiones entre ellas y las lecturas, y de este modo todo se cargó de existencialismo. Tiene un impacto profundo en su autoestima y autovaloración.
Después de la ceremonia, van Zuylen dijo, “Soy la persona más suertuda. Tengo la oportunidad de enseñarle literatura a estos estudiantes y ayudarlos a empezar a pensar grandes ideas. Así como ellos son transformados por las ideas, ellos nunca dejan de transformarme a mí”.
*Traducción de Andrés Martínez de Velasco E.
Consigue la educación que quieres y te mereces
El Curso Clemente es una introducción de nivel universitario a las humanidades para adultos con ingresos bajos. Las clases comienzan en octubre y se imparten en la biblioteca de Kingston (55 Franklin St). Para más información, contacte a David Shein, [email protected], o Marina van Zuylen, [email protected], 845-758-7045, https://www.bard.edu/academics/programs/clemente/
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