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Indocumentados de Kingston no quieren denunciar delitos

Por Jesse J. Smith
February 2013
Carlos llegó de El Salvador a Kingston de manera ilegal hace seis meses. Tiene un trabajo en la industria manufacturera y vive en una calle polvorienta en el centro de Kingston. Dice que a menudo se desvía de su camino para evitar encontrarse con grupos de jóvenes que se encuentran en la oscura acera bajo la sombra de los árboles muy tarde por la noche.

Hay otro grupo al que Carlos también evade a menudo: la policía.

: "Veo la policía haciendo algo, y me voy por la otra esquina. Pero no soy el único ", dijo Carlos, volteando a mirar a un amigo en la multitud de un restaurante mexicano en el área del centro de la ciudad de Kingston, conocida como Midtown. " haces lo mismo, ¿verdad?"

Para los inmigrantes indocumentados como Carlos, andar con cautela de encontrarse con la policía puede dejarlos aislados y vulnerables. La policía y los activistas dicen que los hispanos, quienes tienen una creciente presencia en Midtown, a menudo son blanco de robos en la calle por delincuentes que creen (erróneamente, en muchos casos, señalan los policías) que serán menos propensos a reportar el delito. Los criminales de la calle también pueden ver a los hispanos como blancos fáciles debido a que muchos inmigrantes trabajan en sectores no regulados, como el servicio de alimentos o como jornaleros, donde se les paga en efectivo.

"Es un delito de oportunidad, y es probable que haya más de los que conocemos", dijo el teniente Patrick Scanlon, jefe de la división de detectives del Departamento de Policía de Kingston, (KPD, según sus siglas en inglés) "Un hombre va de regreso a casa del trabajo a altas horas de la noche, está cansado y camina solo. [Los ladrones] saben que es un trabajador y que probablemente carga consigo algo de dinero en efectivo".

El KPD investigó dos robos de este tipo y un intento ocurridos el mes pasado. Los casos que se investigaron siguieron un patrón ya familiar. Un hombre hispano que regresa a su casa del trabajo tarde en la noche es acorralado por un grupo de hombres negros que utilizan la amenaza de violencia (o en uno de los casos, la amenaza de un arma) para robarle dinero en efectivo y objetos de valor.

Con sólo descripciones incompletas de los sospechosos, la policía no está segura si los robos están relacionados entre sí o no. Pero sí se han visto patrones similares entre los robos de vez en cuando en la ciudad. Scanlon admite que probablemente suceden con más frecuencia de lo que las víctimas lo reportan.

Algunas de las razones por las cuales los inmigrantes indocumentados no reportan robos son comunes a las de cualquier víctima de un delito, independientemente de su estatus migratorio. Algunas personas quieren evitarse la molestia de tener que leer atentamente los libros de fotografías de sospechosos o testificar en la corte. Otros temen represalias por parte de los autores o de sus amigos.

Temor al enredo legal

Por supuesto para aquellos que residen en el país de manera ilegal, el temor de quedar atrapado por el sistema legal es más grande. Un hombre guatemalteco cuenta la historia de una conocida suya que fue detenida por un policía estatal por conducir mientras hablaba por su teléfono celular. Una investigación posterior reveló que ella estaba usando un número de Seguro Social falso. La policía estatal inmediatamente se contactó con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en EE.UU. y la agencia (ICE). Posteriormente, ella fue deportada. Tales historias perpetuan el miedo a los encuentros con la policía, a pesar de las garantías de los policías locales que aseguran no estar interesados ​​en la situación legal de los que vienen a denunciar un delito.

"Hemos dejado claro que tenemos que hablar con esta gente, porque si no sabemos lo que está pasando, no podemos hacer nada al respecto", dijo Scanlon. "Una víctima es una víctima".

El fiscal del distrito del Condado de Ulster, Carnright Holley dijo que su oficina ha procesado con éxito una serie de delitos cometidos contra los inmigrantes indocumentados. La oficina del fiscal del distrito tiene una lista de intérpretes para ayudar a aquellos que no hablan inglés. Trabaja en estrecha colaboración con la oficina del condado de asistencia a las víctimas, para mantener a las víctimas involucradas una vez que comienza el proceso legal.

El reto, dijo Carnright, es conseguir que los inmigrantes indocumentados vengan a denunciar los delitos a la policía. El problema es particularmente agudo con los inmigrantes indocumentados víctimas de la violencia doméstica y abuso sexual, donde el miedo a la deportación se combina con la misma mezcla compleja de los problemas que obstaculizan el enjuiciamiento de crímenes similares contra los residentes legales.

Un policía que habla español

"El primer problema que tenemos es convencerlos de que entren a la comisaría, que no han cometido ningún delito,  y no los vamos a entregar a inmigración, ICE", dijo Carnright sobre acusaciones que involucra a inmigrantes indocumentados que hayan sido las víctimas del delito. "Una vez que se hace el arresto, hemos tenido mucho éxito en lograr que las víctimas cooperen en el enjuiciamiento de los delincuentes".

Si bien la policía trata de mantener en pie las políticas de protección para alentar a los inmigrantes indocumentados a denunciar delitos, los procedimientos policiales básicos, como el pedir una identificación mientras se toma un informe, pueden ser intimidantes. A veces la barrera del idioma resulta insuperable. El KPD tiene un solo oficial que habla con fluidez el español. Carlos dijo que había llamado una vez a la policía después de un incidente en su casa. Dijo que la experiencia fue desconcertante.

"Lo primero que quieren es tu identificación", dijo Carlos. "Y si no tienes ninguna, te empiezan a mirar como si tú fueras el criminal".

A principios del año pasado, el Workers Justice Center, una organización sin fines de lucro basada en Kingston, lanzó un nuevo programa de identificación comunitaria, que según su director ejecutivo, Milan Bhatt, fue motivado en parte por una serie de crímenes contra latinos en Midtown. La tarjeta de identificación comunitaria no es un documento legal, y no otorga ningún beneficio del gobierno. Pero la tarjeta, según sus defensores, ofrece a los inmigrantes indocumentados (y a otros grupos como los ancianos y los discapacitados que no suelen tener una identificación) una manera de identificarse como residentes de la ciudad y conectarlos con servicios esenciales, incluida la policía.

La organización también está trabajando con bancos locales para permitir a los poseedores de las tarjetas abrir cuentas bancarias (una de las razones, según Bhatt, por las cuales los inmigrantes indocumentados llevan grandes sumas de dinero en efectivo es porque se les hace difícil obtener servicios financieros sin una identificación adecuada).

Bhatt dice que su grupo ha entregado docenas de tarjetas de identificación comunitaria de Kingston desde que el programa comenzó en septiembre pasado con el apoyo del alcalde Shayne Gallo y el jefe del Departamento de Policía de Kingston, Egidio Tinti. Bhatt dijo que los inmigrantes recientes representan sólo una pequeña parte de los titulares de la tarjeta de identidad de la comunidad, algo que espera que cambie.

"Es una manera de conectar a la gente que de otra manera no podría conectarse a estos servicios", explicó Bhatt. "Es una manera de dar a la gente una forma segura de denunciar delitos a la policía".

*Algunos de los nombres en esta historia han sido cambiados a petición de las fuentes. Carrie Jones Ross contribuyó para esta nota. Publicado originalmente en el Kingston Times. Traducción de Julieth Núñez


LA VOZ, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson


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