En el niño de los ojos verdes,
vi una lágrima escondida.
¿Por qué lloras niño mío?
¿Si es tan hermosa la vida?
Temo padre, temo tanto,
de lo incierto del camino,
temo perderte algún día,
día negro en mi destino.
Niño del alma te digo,
que no temas a lo incierto.
Siempre hallarás un oasis,
aún en pleno desierto.
Padre, si ya no te tengo,
¡No podría vivir sin ti!
Quedaría destrozado,
¿Cómo he de vivir así?
Hijo mío, ten confianza,
siempre he de estar en ti.
Sé siempre un buen niño,
¡Así, te acordarás de mí!
Padre, si he de perderte
¿Podría encontrar mi destino?
Tú eres mi paz y mi luz,
un guía en mi camino.
Hijo, me siento muy débil,
Es mi hora de descansar.
¿A qué hora te despierto?
Quizás, esta vez, no lo harás.
Padre mío, no te duermas,
no quiero este dolor.
Déjame acompañarte,
¡No me dejes, por favor!
Hijo, la vida es hermosa,
vívela y sé muy feliz.
Y tu padre desde el cielo,
cuidará siempre de ti.
Recuerda lo que te he dicho,
que no temas a lo incierto.
Siempre hallarás un oasis,
Aún en pleno desierto.
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