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Debate

En respuesta a: Explotación de menores en Colombia

Por Javier Concha
May 2011
Escribo mi reacción a la columna de debate publicada en La Voz del mes de abril, con el título Explotación de menores en Colombia, pequeños jíbaros en manos de sicarios y narcotraficantes.

Esta sí que es la realidad colombiana en relación con los delincuentes juveniles. Lo que no parece ser cierto es que la falta de penas mayores sea lo único que hace posible la perniciosa relación de que se habla entre contrabandistas y sicarios y los jóvenes.

 

Es impresionante ver cómo los jóvenes y hasta los niños, por no tener conciencia de la posibilidad de ser heridos o morir en sus actividades delictivas, amén de la agilidad para evadir la policía, son evidentemente utilizados por los delincuentes mayores de edad.

Ya las autoridades están endureciendo las penas y pensando en castigar con cárcel de mayores, no con correccionales para adolescentes, pero esa no es la solución. En las cárceles para adultos lo que se lograría sería llevarlos a la mejor escuela del crimen, para que al salir tuvieran más efectivas maneras de delinquir y más hampones convertidos en sus ídolos.

La solución tiene que estar en la rehabilitación de los menores delincuentes. Ya que no se pudo prevenir su desarrollo para que su formación los alejara de esas fechorías, se debiera estar pensando en prevenir su reincidencia. Ya hay un movimiento, todavía muy en su comienzo, para que a los menores delincuentes se les ofrezca una posible y efectiva rehabilitación.

La correccional de menores, como se la llama, tendría los siguientes servicios: asistencia psicoterapéutica para que los reclusos le encuentren sentido a sus vidas; enseñanza de algún arte que les permita entender de solidaridad, de trabajo de equipo (robar o matar en equipo no es trabajo de equipo), realización personal lograda en el desarrollo de la creatividad a partir del arte misma; oportunidad de aprender un oficio para ganarse honradamente la vida y, cuando sea necesario, alfabetización.


Ojalá esta labor rehabilitadora llegue también a las familias de los delincuentes juveniles, para prevenir el crimen en su seno, trabajando en esa dirección con los padres y hermanos de los reclusos. Esta tarea va a ser una tarea larga y penosa, pero hay que empezarla ya, de lo contrario sus resultados se verán cuando ya los menores delincuentes, ya mayores de edad, hayan cometido demasiados crímenes.

 

Y a la pregunta: ¿Cómo llegó Colombia a esta aterradora situación? necesitamos definitivamente encontrar respuestas más allá de las típicas que apuntan a endurecer la ley pues ya está comprobado que estas no resuelve el problema de fondo.

El debate está servido. Usted, ¿qué opina?
[email protected] y ¡haga oír su voz!

 

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