Usos y Costumbres
Narcocorridos
Perspectivas desde la costa oeste
Por Enia León
April 2011 A través de los años la música ha sido un reflejo de nuestro tiempo y ciertos estilos crearon más controversia que otros. Esto es especialmente cierto con los narcocorridos, canciones populares que cuentan historias de asesinatos, mafias, tráfico de drogas, inmigración ilegal, racismo y a veces protesta política sobre la corrupción del gobierno. La mayoría de las personas o les encantan o los detestan. Sin embargo, todos están de acuerdo con que los narcocorridos no son la causa de la guerra por la droga, sino un reflejo de ella. Un compositor del Valle Central, California, habla de las implicancias que este tipo de canciones tienen en la industria, basado en la ley de la oferta y la demanda. Y dos oyentes, que gustan y no gustan de los narcocorridos opinan sobre el impacto de esta música en la sociedad.
Salieron de San Ysidro, procedentes de Tijuana,
Traían las llantas del carro repletas de hierba mala,
Eran Emilio Varela y Camelia la Tejana.
Lo controversial de los narcocorridos no está limitado a sus letras, sino también al proceso en el que surgen las canciones. En su libro “Narcocorrido”, el autor Elijah Wald hace un examen detallado del género. Escribe que los capos de la droga a veces pagan por adelantado, financiando a ciertos grupos o artistas, o dan regalos a los artistas cuando escriben un corrido sobre ellos. Aunque la mayoría de los compositores y artistas nieguen que escriban canciones para los narcotraficantes, la mayoría de las personas cree que existe alguna conexión. Wald les dijo a los conductores de la BBC Chris Summers y Dominic Balley: “Le pregunté a uno de los más conocidos, Reynaldo Martínez, si lo contrataron para escribir corridos y me dijo, ‘No, pero a veces a alguien que le gusta una de mis canciones me da un Land Rover’”.
Prohibidos en la radio mexicana, aún no en los Estados Unidos
Hace tiempo que los narcocorridos son populares a ambos lados de la frontera de México y los Estados Unidos, pero hay diferentes políticas respecto sobre qué se puede transmitir al aire. EE.UU. actualmente permite narcocorridos en la radio y México los ha prohibido, aunque algunos estados los permiten.
La mayoría de las personas a ambos lados de la frontera cree que las prohibiciones en la radio a los narcocorridos tienen poco o ningún impacto ya que se siguen vendiendo y su popularidad sigue aumentando. Fuentes de noticias independientes, como Narco news, denuncian la ofensiva del gobierno sobre las estaciones de radio y la prohibición de los narcocorridos como mera estrategia política para desviar la atención de su incapacidad de producir triunfos significativos en la llamada “guerra contra las drogas”.
Urbano Urena, compositor de música de Visalia, California, cuyas canciones han sido tocadas por grupos como Los Malandrines y Los Capos del Valle, explica que la mayoría de los grupos se ven animados a tocar narcocorridos basados en la ley de la oferta y la demanda. Y no se equivoca. Una rápida mirada a Billboard.com confirma lo que dice Urbano, dentro de las canciones regionales mexicanas, los grupos o artistas que tocan narcocorridos figuran más en las listas de los diez principales.
Urena cree que algunos oyentes se identifican con las canciones porque muchas cuentan historias del rápido ascenso al poder de alguien muy pobre y sin educación, para quien el tráfico de drogas es la forma más rápida de salir de la pobreza. No está de acuerdo con que este tipo de música lleve a más violencia, ya que “la mayoría de la gente no analiza críticamente los narcocorridos, sino que se enfocan en el ritmo y la voz. Pero en general si eres una buena persona, los narcocorridos no tendrán una mala influencia en ti”.
Urena cree que la mayoría de los grupos y artistas que tocan narcocorridos lo hacen por razones económicas, la gente compra y escucha narcocorridos. “En esta vida tienes que hacer lo que sea necesario para tener éxito. Si estás en el negocio de la música, tienes que ir a donde está el dinero, y para algunos artistas, los narcocorridos son la mejor opción por ser tan populares y vender más que otros géneros musicales”.
¿Una cuestión de gustos?
A Emmanuel Castro, joven de 20 años de Avenal, California, le gustan los narcocorridos y cuenta que comenzaron a gustarle hace un par de años cuando empezó a pasar tiempo con gente a quienes les gustaba esa música. Prefiere los narcocorridos en vez de otros géneros porque dan la ilusión de vivir la “buena vida”, es decir, que el tráfico de drogas lleva a la libertad financiera y la capacidad de comprar cualquier cosa, incluyendo ropa, carros, alcohol y la compañía de hermosas mujeres. Cuando se le pregunta si los narcocorridos incitan a la violencia, Castro dice que “si eres el tipo de persona que ya tiene algún tipo de instinto criminal, podría llevar a la violencia, sino no”.
Respecto a la prohibición, Castro cree que el gobierno mexicano hizo un buen trabajo al prohibir los narcocorridos en la radio y cree que la prohibición debería extenderse a las estaciones de radio de EE.UU. también. Castro piensa que los narcocorridos deberían ser prohibidos porque los jóvenes no deberían ser expuestos a la veneración de los narcotraficantes; sin embargo admite que “como adulto puedo tomar la decisión de escucharlos por lo que son, simplemente música para entretener”.
Keny García, de 29 años y residente de Kerman, tiene muy poco respeto por los narcocorridos a pesar que su esposo a veces los escucha. Según García, los narcocorridos son como cajas vacías; no tienen sustancia, sin historias positivas ni modelos a seguir. Keny señala que “la mayoría de la gente no se queja de las letras de los narcocorridos porque piensan que es una pérdida de tiempo, y a los que no les gusta, pues pueden cambiar de radio o no comprarlos”.
Según García, la complacencia de la gente y la incapacidad de presionar por un cambio está más allá de la ignorancia. Cuando se le pregunta qué tipo de cambio se necesita, García explica que “Los Estados Unidos deberían prohibir los narcocorridos igual que México, y la gente debería ser consciente de ellos y no exponer a sus hijos”.
Para la mayoría, los narcocorridos son parte de la cultura mexicana y son tan populares que pocos se quejan, aunque les gusten o no. Los que se oponen a sus letras creen que la prohibición debería extenderse a las radios estadounidenses ya que glorifican el tráfico de drogas y enfatizan un rápido ascenso al poder por medios ilegales. A los que les gustan los narcocorridos defienden que escucharlos es una elección personal, que la música en sí es un signo de nuestros tiempos, que la música no está hecha para imponer valores morales a nadie, y que se la debería tomar por lo que es: entretenimiento. Aunque varían las opiniones sobre los narcocorridos, ambos lados están de acuerdo en que esta música seguirá siendo popular mientras haya demanda, y como señala Urbano Urena, “en el negocio de la música hay que hacer lo que sea necesario para tener éxito, y si los narcocorridos venden, se seguirán produciendo”.
¿Y usted qué piensa de los narcocorridos? ¿Se deberían prohibir también en las radios de Estados Unidos? Envíe sus comentarios, preguntas y opiniones a [email protected]
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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Comentario: co loscaposdelvalle sonlosprincipezdelcorrido
ynosonMaLaS
personassonmuyalegresycantancorridosenritmode
cumkaarrivaloscaposdelvalle
Posted: 6/7/2014 |