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Debate

Explotación de menores en Colombia

Pequeños jíbaros en manos de sicarios y narcotraficantes

Por Julieth Núñez
April 2011
El uso de menores para cometer crímenes se ha convertido en el mayor problema de delincuencia juvenil en Colombia. El Ministerio de Bienestar Familiar protege a los menores de ser penalizados severamente cuando son culpados de cometer un crimen. Contrabandistas y sicarios se aprovechan de estas leyes para sus fechorías usando a los niños como medio, ya que las penas correccionales para menores son mínimas. Existe gran controversia en el país cuando se discute si se deben ejercer excepciones para reforzar la seguridad de los ciudadanos.
Ser menor de edad en Colombia se ha convertido en la excusa perfecta para los jóvenes delincuentes que cometen crímenes sin leyes que los penalicen. Miles de colombianos han sido víctimas de robos, extorsiones, violaciones, asesinatos y agresiones por parte de jóvenes delincuentes. Existen jóvenes que a la edad de 17 años, ya han matado a más de 10 personas para robar objetos que pueden vender para poder comprar droga. La mayoría no tienen familia y están expuestos a ser fácilmente reclutados por organizaciones criminales como la guerrilla y el narcotráfico.

El asesinato de una persona con armas de fuego o armas blancas es penalizado con aproximadamente 8 meses en los que el menor debe permanecer no en una cárcel, sino en un centro de rehabilitación; un correccional para menores de 18 años. Si el crimen es cometido por un niño menor de 14 años, fácilmente puede ser liberado al día siguiente de haber ingresado al correccional.

¿Cómo llegó Colombia a esta aterradora situación? En el año 2006 un grupo de congresistas y representantes de ONGs lograron la aprobación de una nueva ley de infancia y adolescencia. Se resolvió bajar la edad penal a los 14 años y se acordó que de los 14 a los 16 años no hubiese privación

Carta blanca para el crimen

Los jóvenes entre los 17 y 18 años de edad, serían parte de otras medidas de protección contra la privación de la libertad al ser llevados a centros de rehabilitación educacional. Las intenciones por proteger a los menores han llegado a convertirse en la causa de muerte y dolor. Según cifras de la Policía Nacional, las aprensiones de menores por hurto entre 2009 y 2010 aumentaron en un 4%, por porte de armas un 6%, por tráfico de estupefacientes un 20% y por extorsión, un alterante 47 %. Los menores, al no ser reprendidos por sus actos, no lo piensan dos veces antes de cometer un crimen.

Esta impunidad no sólo es aprovechada por menores delincuentes, sino también por adultos que utilizan a los niños para cometer fechorías sin correr ningún riesgo. En las calles de Bogotá se pueden encontrar niños de 12 años vendiendo marihuana y otras sustancias psicoactivas a bajos precios. El dinero que ganan vendiendo sustancias ilegales debe ser entregado a un mayor de edad que es quien los utiliza para poder mantener “el negocio” sin que sus “trabajadores” vayan a ser penalizados, y sin que sus manos se llenen de culpa. Muchos de estos menores son consumidores de las drogas que venden y lo hacen por su propia voluntad. Adultos inescrupulosos reclutan huérfanos y les proveen dinero y droga, además de utilizarlos para sus beneficios personales. 

El aumento en la criminalidad amenaza la comunidad en general, lo cual genera un gran debate para determinar si es necesario exigir leyes más severas para los pequeños jíbaros de Colombia. El sistema actual está claramente fallando con la tarea de mantener la paz y seguridad para todos los ciudadanos. El dinero invertido en estos centros de rehabilitación educacional parece estar dando como fruto aún más delincuencia. Un hecho si es seguro: el problema de la delincuencia común debe ser erradicado para el progreso de un país y de cada uno de los colombianos. 

El debate está servido. Usted, ¿qué opina? [email protected] y ¡haga oír su voz!




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