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¿Y a ti, qué te espanta?

Por Julieth Núñez
October 2010
Bien dicen por ahí que el que no cree en espantos es porque nunca ha ido a una reunión familiar. ¡Y es verdad! Aquellas historias que mis abuelos contaban cuando se iba la luz, reunían a toda la familia que escuchaba con cautela los detalles de la más espeluznante experiencia paranormal, o cuento de espantos como diría mi abuelo. Te comparto aquí mi experiencia paranormal. A que presta mucha atención, porque podría pasarte a ti…
 Todo comenzó un día de verano que no puedo precisar. Me encontraba discutiendo con mi hermana tratando de hacerle entender que yo no pensaba quedarme en aquel cuarto ─el cuarto más pequeño de la casa, que se había construido más de noventa años antes. Ese pequeño cuarto era tan peculiar, al entrar siempre sentía un peso sobre mi espalda y aun cuando sus paredes, techo y piso eran blancos; no proyectaba ninguna luminosidad.

Siempre había escuchado decir a mi tía, quien solía dormir allí, que nunca podía dormir y que para encontrar calma necesitaba tener una luz encendida permanentemente. La familia entera hizo caso omiso a lo que mi tía relataba. Se le aparecía un hombre blanco con bigote y vestido de gala que tenía los ojos más oscuros que la noche en el campo. Su mirada inspiraba un miedo tan profundo que muchas veces, según asegura mi tía, no podía moverse y perdía el control de su cuerpo. Tantas historias que mi tía contaba sonaban absurdas, pero siempre me dejaban con un pequeño miedo a lo desconocido.

Aquella noche de verano, olvidé las historias contadas y por comodidad decidí dormir en el cuarto. Mi hermana lo llamaba “el cuarto del fantasma” y mi madre junto con ella hacía bromas relacionadas con el tema. Llena de cansancio me dirigí a la habitación, que quedaba justo al lado de la de mi madre; donde ella y mi hermana durmieron juntas esa noche. Jamás olvidaré lo rápido que latía mi corazón al cruzar la puerta, mi cuerpo me dolía y no deseaba nada más que dormir. Estaba muy cansada para andar lidiando con fantasmas; o así lo pensé.

A eso de las dos de la madrugada algo me despertó. Estaba dormida boca abajo y abrí mis ojos completamente. Mi cama se tambaleaba como si la casa se estuviera derrumbando. Pensé que tal vez podía ser mi imaginacion jugando conmigo, o que tal vez era un sueño producto de las burlas de mi familia. Pero era tan real como la sangre que corría por mis venas, tan veloz como la luz. Algo estaba agitando mi cama bruscamente y yo estaba tan llena de pánico que no podía mover ni un músculo de mi cuerpo. Encontré fuerzas no sé de donde, y me levante con respiración agitada. Al prender la luz todo parecía estar muy normal, pero sentía que alguien me observaba. Me acerque a la puerta dudando un poco si la situación era real o no, cuando de pronto escuche un profundo y furioso suspiro en mi oído. Como dicen por ahí “paticas pa’ que las quiero”, corrí tan rápido como pude, para salir de ese lugar que nadie ocupa más.

Ese fue mi relato de una experiencia paranormal, mi intención no es preocuparte ni mucho menos asustar, simplemente contarte una historia que te podría pasar. ¿Y a ti, qué te espanta?

Nota sobre la Noche de Brujas

Si estudiamos la historia de la Noche de Brujas o Halloween, es claro que esta no era una fiesta inocente para niños. Aun así sigue siendo una tradición con increíble influencia y cada vez varía más con la anexión de otras tradiciones culturales del mundo. Lo relevante es recordar siempre tener un adulto responsable acompañando a los niños en esta celebración, no dejar que los niños recojan dulces del suelo o los que tengan la envoltura abierta, lavarse muy bien los dientes después de comer tantos dulces, y pasar un rato agradable con la comunidad. 

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