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La resiliencia de las Naciones Indígenas 

Análisis del libro 7 Mitos de la Conquista Española, por Matthew Restall, Edición 2003 

Por Anita y Toby Campion
March 2024
El Professor Restall dice que durante cientos de años los invasores europeos, y después los historiadores y cronistas, han estado imaginando y reinventando la desaparición de las culturas indígenas del Continente Americano. Se inició con la llegada de Colón en 1492, continuó durante la colonia y hasta la fecha seguimos sujetos a la versión del Siglo XVI de cómo vivían las naciones indígenas antes de la invasión y el impacto de la colonización sobre ellos. 
A continuación, unos ejemplos de los comentarios fantásticos y percepciones erróneas que los invasores publicaron sobre la gente que apenas empezaban a conocer: 
  • los indígenas no tienen alma 
  • son caníbales, inocentes e inmorales   
  • no tienen idioma y viven sin sociedad alguna  
  • son una tabula rasa sobre la cual llegamos a civilizar 
  • los indígenas caribeños nos perciben como “personas llegadas del cielo”.  
  • los indígenas sudamericanos nos ven como “el regreso de Viracocha”  
  • los indígenas mexikas reconocieron a Cortés “como el retorno de Quetzalcoatl” (una historia diseminada por los Franciscanos a partir de 1530)   
Restall propone que las culturas indígenas no fueron ni salvajes ni ideales sino igual de civilizadas e imperfectas como las culturas europeas de su tiempo. Dice que las reacciones a la invasión fueron muy diversas y nunca homogéneas. Las culturas originales demostraron ser resilientes y adaptables, y muchas veces sus propias elites buscaron beneficios durante la transición de invasión a colonización. 
 
También agrega, con respecto a la percepción y la reacción de los indígenas ante los invasores, que en todas las colonias de Mesoamérica y los Andes las comunidades indígenas representaban obras teatrales. Estas consistían de danzas y parodias de batallas que reconstruían la invasión no como un fenómeno histórico de derrota y trauma sino como algo que trascendía cualquier momento histórico. Estas obras se siguen representando en poblaciones de México y otros países, y dan evidencias de la supervivencia comunitaria.  
           
Durante el periodo colonial, especialmente en el siglo XVIII, los indígenas en toda Mesoamérica redactaron documentos llamados títulos en sus propias lenguas. Tanto estos como las narraciones orales representaron la continuidad de las historias indígenas anteriores a la Invasión. Las crónicas mayas de la invasión que aparecen en los Títulos de Yucatán revelan que no hubo nunca una versión indígena homogénea sino perspectivas determinadas por las diferencias de clase, familia y región. La elite maya infravaloraba la significación de la invasión y recalcaba la continuidad de estatus, lugar de residencia y ocupación de los tiempos anteriores a la invasión. Ellos situaban la invasión con su violencia y epidemias en el contexto general de ciclos históricos de calamidades y recuperación, y relegaban así la invasión al estatus de mero accidente pasajero en la larga experiencia maya. 
 
La alianza indígena con los invasores nos muestra que las campañas invasivas a largo plazo ayudaron a la expansión del régimen colonial español; a corto plazo constituían un modo de explotación indígena de la presencia española que favorecía sus propios intereses regionales. Esto lo vemos, por ejemplo, en los nombres nahuas de las tierras altas guatemaltecas, señalándonos que los mexicas lograron expandirse hasta allí desde un siglo antes de la Invasión. 
 
Sin duda, durante todo el período colonial las naciones de América sufrieron epidemias letales, el robo de tierras, la esclavitud, y la supresión de sus idiomas y creencias. Pero no decayeron en un estado de depresión e inactividad a causa de la invasión, sino que buscaron nuevas vías para mantener sus tradiciones y aumentar su calidad de vida, aun a pesar de los cambios e imposiciones de la colonización. 
 
El historiador contemporáneo James Lockhart dice, “Al final de la colonia en la mayor parte de Hispanoamérica había escasos elementos culturales indígenas que pudieran definirse completamente europeos o indígenas en su origen. Las formas estables que vemos al presente surgieron basadas en ambas culturas y fusionaron muchos elementos que desde el principio eran similares con otros ahora entrelazados e integrados.” 
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