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Desde la costa oeste

Querida Michelle

La Primera Dama en UC Merced

Por Ignacio López Calvo
June 2009
El 16 de mayo tuvimos la visita de la primera dama Michelle Obama a nuestro campus en la Universidad de California, en Merced. Haciendo gala del mismo carisma y el mismo poder para inspirar a las masas de su marido, consiguió tener a 12.000 personas hipnotizadas durante todo el discurso, que comenzó con la explicación de por qué nos había elegido para dar su primera ceremonia de graduación (cosa que suelen hacer los presidentes; no sus esposas): los estudiantes de esta universidad “me inspiraron; me llegaron al corazón”.

“Nada emociona más que ver a jóvenes empeñados a ver sus sueños cumplidos. ¡Y la campaña parece que funcionó porque aquí me tenéis!” dijo la señora Obama.

Según explicó, el día de San Valentín recibió nada menos que 900 cartas de felicitación de nuestros estudiantes (también de sus padres y algunos profesores) en las que le rogaban que nos visitara. Algunos alumnos, recordó durante su discurso, le confesaban que su presencia nos daría visibilidad, cosa que nunca le puede venir mal a una universidad nueva (la primera universidad de investigación que se ha construido en el S. XXI) y la primera en el Valle de San Joaquín desde 1965. (En ese mismo tiempo, cabe anotar, se han construido 17 cárceles en la zona,   adonde van a parar, por lo general, las minorías étnicas. Eso nos recordó la otra invitada especial, Dolores Huerta, quien se dirigió a un público entregado en una ceremonia anterior para los estudiantes chicanos y latinos. La legendaria activista que fundó, junto con el mítico César Chávez y Philip Vera Cruz, la United Farm Workers of America, fue protagonista, en los años sesenta, de huelgas contra los abusos que sufrían los trabajadores hispanos y filipinos en California. (Perdón por esta larga digresión).

Siguió Michelle Obama dando a conocer la estrategia que siguieron los estudiantes de UC Merced para convencerla: montaron un vídeo promocional en YouTube titulado “We believe in Michelle Obama”, una sofisticada campaña en Facebook, “Dear Michelle”, e inundaron de cartas su oficina. “Incluso mis ayudantes de la Casa Blanca me decían que no podía decepcionar a estos chicos”, confesó Michelle. Su discurso recordó, asimismo, los esfuerzos que en su tiempo hizo esta pequeña comunidad agrícola para convencer a la Universidad de California, también por medio del envío masivo de cartas, de que este era el lugar idóneo para la creación del décimo campus. “La persistencia que ha demostrado siempre la comunidad de Merced,” insistió, “es la que se necesita para sacar a este país para salir a flote de la crisis”. Luego, para sorpresa de todos, criticó a la Universidad de Chicago que nunca hizo esfuerzos para reclutar a gente pobre como ella, de los ghettos del sur de Chicago, y expresó su deseo de que nuestra nueva universidad tenga una mejor relación con la comunidad que la rodea.

Y así es como quedan atrás los momentos surrealistas de ver siniestros agentes (¿del FBI?) supervisando el campus, tapando con cemento las tapaderas metálicas de las cloacas, de ver francotiradores en los tejados… y como la primera promoción de alumnos consiguió tener a una figura histórica en su graduación. De paso, se inundó de dinero a la comunidad, cuyos hoteles y restaurantes se llenaron durante el fin de semana y se consiguió, en tiempo récord, el embellecimiento del campus con nuevas veredas, árboles, vegetación y esculturas. Es obvio que nuestros alumnos no sólo han inspirado a Michelle Obama. Aunque nunca he sido muy amigo de los slogans huecos y ajados, el “Sí, se puede” de las protestas de los hispanos en Estados Unidos y su traducción, el “Yes, We Can” de la campaña de Obama, se materializaron en el cumplimiento de hermoso sueño.

 El autor es Profesor de Literatura Latinoamericana en UC Merced, California.

 

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