Mi primer día en la escuela de los Estados Unidos

Poco después de que mi familla y yo nos mudáramos a los Estados Unidos desde Corea, descubrí que empezaría la escuela primaria. En ese momento, me sentía muy nerviosa y asustada. El pensamiento de ir a una escuela con nadie conocido me asustaba. Yo tenía que hacer nuevos amigos sin poder hablar o entender inglés.

El día antes de la escuela, mi padre, mi hermano y yo repasamos los nombres de los maestros, qué necesitábamos hacer para el almuerzo, y muchos más. Mi padre también nos dijo que teníamos que ir a la escuela a las nueve. Me acuerdo que lloraba y lloraba antes de acostarme porque no quería ir.

Al día siguiente, mis padres nos llevaron a mi hermano y a mí a nuestra nueva escuela a las nueve. Pero, ¡la escuela ya había empezado! Mi padre había malinterpretado a la secretaria de la escuela. Cuando llegué, una muchacha, que se llamaba A1yssa, me trajo a la clase. Ella tenía ojos verdes. Y porque nunca antes en mi vida había visto ojos verdes, yo estaba muy asombrada.

Entré a la clase con Alyssa. Mi maestra me saludó, me preguntó mi nombre y me llevó hasta mi asiento. Durante el recreo, muchos niños y niñas fueron a mi asiento y se presentaron conmigo. Ellos eran muy cordiales y agradables. Aunque no podía comprender lo que ellos decían, yo sabía la sinceridad de ellos. El ambiente de la clase era muy libre y divertido, distinto al de las clases de Corea. También, el almuerzo era muy diferente al de Corea. Podíamos comer lo que quisiéramos.

Cuando regresé a mi casa, no podía parar de hablar de mi experiencia. Quería regresar a la escuela otra vez. Mis padres estaban muy sorprendidos. Yo podía imaginar un futuro positivo en los Estados Unidos después de haber ido a la escuela.

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