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Malala, una chica valiente lucha por los derechos humanos

Por Gabriela García
March 2016
La educación es un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos. Promueve la libertad individual y la autonomía y produce beneficios importantes del desarrollo. Creo que es lamentable que no todos tengan este derecho. 
 
Mientras en el poder en Afganistán, los talibanes se han hecho famosos internacionalmente por su sexismo y la misoginia; a las mujeres no se les permitía la educación después de la edad de ocho años, y hasta entonces sólo se les permitía estudiar el Corán. No creo que los talibanes tengan el derecho de quitar el derecho básico de las mujeres de la educación. Pero en estas circunstancias desafortunadas, una joven tuvo el valor de enfrentarse a los talibanes por los derechos de las mujeres. Su nombre es Malala Yousafzai.

Malala Yousafzai nació el 12 de julio de 1997 en Mingora, Pakistán, situada en el valle de Swat. Durante los primeros años de su vida, su ciudad natal era un lugar turístico muy popular conocida por sus festivales de verano. Sin embargo, la zona comenzó a cambiar a medida que los talibanes trataron de tomar el control. Yousafzai asistió a una escuela que su padre, Ziauddin Yousafzai, fundó. Después de que el Talibán comenzó a atacar las escuelas de niñas en Swat, Malala dio un discurso en Peshawar, Pakistán, en septiembre de 2008. El título de su charla fue: “¿Cómo se atreven los talibanes a quitarme el derecho básico a la educación?”

A principios de 2009, Yousafzai comenzó a escribir para la Corporación Británica de Radiodifusión sobre la vida con las amenazas de los talibanes al negarle una educación. Con el fin de ocultar su identidad, ella usaba el nombre de Gul Makai. Sin embargo, su identidad fue revelada en diciembre de ese año. Malala seguía hablando sobre su derecho, y el derecho de todas las mujeres, a la educación. Su activismo resultó en una nominación para el Premio de la Paz Internacional de los Niños en 2011. Ese mismo año, fue galardonada con el Premio de la Paz de la Juventud Nacional de Pakistán.

Cuando tenía 14 años, Malala y su familia se enteraron de que el Talibán había lanzado una amenaza de muerte contra ella. Malala temía más por la seguridad de su padre, un anti-talibán activista que por ella. Su familia no creía que los talibanes les harían daño a sus hijos.

El 9 de octubre de 2012, de regreso de la escuela, un hombre abordó el autobús en el que Malala viajaba y exigió saber qué chica era Malala. El hombre armado le disparó, dándole en el lado izquierdo de la cabeza. Otras dos niñas fueron heridos en el ataque.

El incidente dejó a Malala en estado crítico. Fue trasladada en avión a un hospital militar en Peshawar. Una parte de su cráneo fue separada para tratar la inflamación del cerebro. Para recibir mayor atención, fue trasladada a Birmingham, Inglaterra. Aunque requirió múltiples cirugías,  Malala no había sufrido ningún daño importante al cerebro. En marzo de 2013, pudo asistir a la escuela en Birmingham.

El incidente resultó en mucho apoyo para Malala Yousafzai, que continuó durante su recuperación. Ella dio un discurso en las Naciones Unidas cuando cumplió 16 años, en 2013. También ha escrito una autobiografía, Yo Soy Malala: La chica que defendió la Educación y fue baleada por los talibanes, que fue lanzada en octubre de 2013. Por desgracia, los talibanes aún consideran a Yousafzai un objetivo.

En octubre de 2014, Yousafzai recibió el Premio Nobel de la Paz. A los 17 años, se convirtió en la persona más joven en recibir este honor. Al felicitar a Yousafzai, el Primer Ministro paquistaní Nawaz Sharif dijo: “Ella es el orgullo de Pakistán, que ha hecho a sus compatriotas orgullosos. Su logro es incomparable y sin igual. Las niñas y niños del mundo deberían aprender de su lucha y compromiso”. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, la describió como “un defensora valiente y gentil de la paz que se convirtió en una maestra mundial”.

Me interesa la historia de Malala porque ella es de la misma edad que yo y ha logrado mucho; me hace reflexionar sobre lo que he hecho para hacer una diferencia. Es increíble que una niña tenga este gran valor para luchar por los demás. Creo que la mayoría de la gente no hacen lo mismo por temor a perder sus vidas. Estoy feliz de que mi generación esté haciendo una diferencia en el mundo.
 
*Gabriela García es estudiante de primer año en Bard College y escribió este texto para la clase Span 201 con la profesora Melanie Nicholson.

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