add this print this page

La Voz de AnĂ¡huac

Elecciones presidenciales en México

Oportunidad democrática real

June 2006
El 4 de julio el pueblo de México votará su candidato para presidente. Este es, sin duda, el acontecimiento político y nacional más importante de los últimos tiempos. No se trata únicamente del cambio de figura presidencial, como se estilaba antes, ya que el PRI nunca perdía y el país seguía igual. Ahora la gente tiene más conciencia política y social ―más en las ciudades― por lo que no va a regalar su voto por un litro de leche o aceite para vergüenza no de quien vendía su voto así, el voto de la ignorancia, sino de quien así salía vencedor. Aunque se prevé un alto nivel de abstención, nunca la batalla por el máximo cargo ha sido tan abierta y franca como ahora.

Cada vez es más difícil que ganen los villa melones, los oportunistas y los rateros institucionales de siempre. Pero no se puede predecir nada ya que las múltiples encuestas son muy generales para determinar quien se queda en la silla grande. Los candidatos tienen que mostrar su personalidad y hacer su labor proselitista con imaginación e intenso trabajo, ya que ahora no se le regala nada a nadie.

Antiguamente, en la época PRIpaleolítica existía la institución casi oficial del “tapado”: nadie sabía nada acerca del posible candidato. Se hacía una inmensa cortina de humo en los medios de comunicación y de pronto se “destapaba” al ganador, y a veces hasta nos amanecíamos con la noticia de que ya teníamos un nuevo secretario de estado, un nuevo gobernador y desde luego, un nuevo presidente, todos designados como se dice ya a “dedazo”. De ahí el sumum de los males políticos, el “carro lleno” y “de todas, todas” (significando que habían ganado todas las diputaciones y escaños del senado). De ahí la verticalización de las jerarquías políticas a todos los niveles. De aquí el servilismo más denigrante de quien aspiraba a cualquier cargo. De aquí la prepotencia y autoritarismo de los jefes sabedores de que “tenía todos los pelos de la burra en la mano” (todo el poder y el control para hacer y deshacer a su antojo). De aquí también las prácticas bajas para deshacerse de los posibles competidores favoreciendo el amiguismo y compadrazgo cayéndose en el peor besamanismo (o lamec…como bien lo llama el padre de nuestra lengua, Cervantes), indigna hipocresía para quedar bien con el probable futuro jefe y “agarrar hueso” para los siguientes seis años con lo que se salía de pobre para el resto de la vida.

Los tres candidatos

Pues bien, ahora parece que eso está cambiando ―esperamos de corazón. Aunque por supuesto existen aun las fuerzas PRIdinosáuricas que se oponen a cualquier cambio que implique perder sus privilegios, aunque ese sea el lema demagógico que continúan utilizando.

En este caso se encuentra el candidato del PRI, el Partido Revolucionario Institucional ―¡caray, no me había percatado de la incongruencia de esa combinación de palabras! ― Roberto Madrazo. Madrazo ha brillado en el fraude político, la malicia, el dispendio de recursos en sus campañas, como en Tabasco, la hipocresía de quien sonríe en sus spots de televisión y en anuncios callejeros siendo de todos conocido la forma ruin con que destruyó a sus oponentes y competidores como el ex gobernador Arturo Montiel y la secretaria del partido Alba Esther Gordillo. Si hace eso ahora que es sólo un candidato, me pregunto qué no hará siendo presidente. Regresaríamos a una época ya superada y se afectaría al grueso de la población por seguir con las políticas que son precisamente las que tanto daño le han hecho a México por décadas y que sumieron a la gente en la pobreza y desesperación que todavía se viven en nuestro país.

Por otro lado el candidato Roberto Madrazo no ha planteado ninguna postura ideológica, ningún análisis crítico de la realidad mexicana actual ni sus posibles soluciones, y sólo se ha limitado a prometer tibiamente “más trabajo”, “más bienestar”, “más firmeza”... ¿Dónde ha habido un planteamiento serio que demuestre que es una persona bien formada que sabe lo que hace? No ha habido tales pronunciamientos y esto es parte de su estrategia acomodaticia y oportunista de no decir lo que piensa y, cuando es necesario, tomar los lemas de los demás candidatos para manipular la opinión pública. Aunque en las encuestas siempre ha ocupado el tercer lugar entre los tres candidatos más importantes, ha remontado en popularidad últimamente y el resultado ahora es incierto.

El candidato del PAN, Partido de Acción Nacional, Felipe Calderón, es un hombre joven que, aunque inexperto en alta política, tiene un amplio respaldo institucional tanto de su partido como de la presidencia que ―aunque Fox lo niegue― ha sido notorio. Calderón muestra mayor solidez como persona y reúne cualidades como buena imagen, capacidad negociadora y política para reunir gente en esfuerzos comunes. Salió electo candidato de su partido en una elección limpia y ha sabido responder a las demandas de sus seguidores y de la población en general. Tampoco ha presentado un análisis claro de lo que acontece en este país, lo que parece una tendencia moderna dentro del populismo mediático. Dueño de un carisma especial y apoyado por una mayoría de empresarios, el clero y grandes sectores conservadoras de la sociedad mexicana, representa un fuerte contendiente en las elecciones de julio. En encuestas serias ha permanecido sin muchos cambios en segundo lugar detrás del candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador, pero la diferencia en las preferencias electorales se ha reducido por lo que puede dar la sorpresa. Hay la idea de que Felipe Calderón como presidente nos daría “más de lo mismo” de lo que nos ha dado Fox, quien no ha cumplido todo lo que prometió en su campaña, pero con todo es una real alternativa de un candidato que no tiene un pasado bochornoso o vergonzoso.

El tercer candidato es Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática, PRD. López Obrador representa las esperanzas de un real cambio sobre todo entre simpatizantes de la izquierda ―por más que se diga que no hay izquierda en México― intelectuales, estudiantes y artistas, amén de sectores populares e históricamente abandonados como la gente de la tercera edad, trabajadores y campesinos. En las encuestas ha ido siempre adelante aprovechando con gran sentido político cada oportunidad para hablar de sus ideas, sin miedo inclusive de señalar los errores de las clases altas como banqueros y hasta del mismo presidente Fox. Con un pasado de lucha valiente por los derechos de las mayorías, mostrando claridad en sus acciones y honestidad en su carrera pública, es el candidato más fuerte que puede lograr el tan anhelado cambio que México quiere y necesita. Su trabajo como funcionario ha sido limpio y transparente. Aunque ha sido atacado con la mayor saña posible por sus adversarios políticos, hasta ahora no se le ha podido demostrar nada. El proceso de desafuero que se le siguió por el “delito” de hacer una calle que nunca se hizo, sirvió para volverlo casi un héroe, lo que fue un obvio error del “PRIAN”, y sirvió para mostrar el miedo y la animadversión (y también la falta de ética) de sus detractores. López Obrador es el único candidato que sí ha presentado un proyecto alternativo de nación que muestra un amplio conocimiento de la situación actual del país y de su historia ―uno de sus mayores intereses. Siendo un político experimentado de imagen honesta, AMLO representa ―en mi opinión― la mejor opción en este momento que puede ser histórico.

Pero nada está fijo y la moneda está en el aire. Hasta la fecha no se sabe quien saldrá triunfante en esta tan discutida y comentada contienda electoral. Los tres candidatos han hecho su mejor esfuerzo y en realidad cualquiera puede dar la sorpresa. Como dicen en el fútbol ¡suerte a los tres y que gane el mejor!

--------------------------------------------------------------------

El dedo del jefe en turno señalaba a su sucesor, y quien se movía personalmente o “hacia olas” simplemente no salía electo. Como dijera don Fidel Velásquez, patrón por más de 50 años de la CTM, el sindicato de trabajadores más fuerte del país y en su momento uno de los lideres charros más poderosos y nefastos de que se tenga memoria, en frase famosa ya asimilada en el gusto popular: “el que se mueve no sale en la foto”.



 

back to top

COPYRIGHT 2006
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson

 

Comments

Sorry, there are no comments at this time.