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Para dejarse ver

July 2008

Hace cuatro años comenzamos con la revista La Voz porque vimos que había una necesidad que no estaba siendo satisfecha. Había, y hay, cada vez más hispanos que eligen el Hudson Valley como su lugar de residencia, y sin embargo ningún medio de comunicación local reflejaba este hecho, en español. La Voz es un lugar de encuentro, un puente entre las culturas anglosajonas e hispanas, con un lazo en común: el idioma español o castellano, como prefiera. La idea es también darle voz a los que usualmente no la tienen.

 

Y porque tiene algo que ver con esa premisa me interesó mucho el proyecto de Bread and Roses y el Workforce Development Institute (WDI). Unseen America de Nueva York (o los Estados Unidos no vistos) es un taller para trabajadores de cualquier rubro que cuentan las historias de sus vidas a través de fotos y palabras. Este taller es gratuito y en el que se acaba de organizar en Kingston participaron 16 adultos, desde trabajadores de la construcción, conductores de autobuses y terapeutas ocupacionales hasta diseñadores gráficos y de interiores, maestros y trabajadores sociales, jubilados algunos.

 

Erin Shannon, coordinadora de los programas culturales de WDI con base en Troy, revela que al menos una cuarta parte de los estudiantes-trabajadores eran extranjeros, dos de los cuales hispanos, y que todos crearon unas fotos hermosas, pero “más importante aún, crearon maneras poderosas y conmovedoras de compartir sus historias”. Una de esas fotos ilustra la tapa de este número de julio de La Voz, una niña por Graciela Vélez Torres.

 

Graciela Vélez Torres es mexicana y vive en New Paltz. Cuando vivía en México tomó unas clases de fotografía y quedó fascinada por las posibilidades en términos de contraste y uso de la luz que dan el blanco y negro. Para Vélez, la fotografía tiene cierta magia, porque a través de ella “suspendes el tiempo y un momento se queda plasmado allí para siempre”. Tal vez esa magia se pueda apreciar en la foto de la niña de la tapa, en la que la fotógrafa y trabajadora social intentó capturar la imaginación y la espontaneidad infantil.

 

Otro latino que participó del proyecto es Miguel Ángel Alvarado, residente de Kingston. Una de las fotos de Alvarado también acompaña este número de La Voz, es la escena del baile que ilustra la contratapa de la revista. De ella dice su autor “no podemos crear energía, ni destruirla, pero gozamos al transformarla”. Este acto de transformación es en esencia lo que parecen buscar los fundadores de Unseen America, un proyecto itinerante que viaja por todo el país y que ha parado en muchos pueblos y ciudades de nuestro estado anunciándose a través de sindicatos y otras organizaciones.

 

Para Ed Murphy, director de WDI, “hay muchos seres humanos que el resto de la sociedad no ve, conocemos a los famosos de la televisión y las revistas, pero los trabajadores de cada día son invisibles”. La mejor parte del proyecto es la exhibición final, Murphy dice que de esa manera pueden darle a los trabajadores participantes “dignidad, porque los hacemos visibles y el público finalmente les da crédito por su creatividad y por sus historias”.

 

La apertura de la exhibición de los fotógrafos-trabajadores locales de Unseen America es el 5 de julio en KMOCA, Kingston Museum of Contemporary Arts, en la calle 103 Abeel Street, de 5 a 8 de la tarde. Pero no se preocupe si no puede asistir ese día, la exhibición estará hasta el 26 de julio todos los sábados de 12 a 4pm (www.kmoca.org). No se pierda la oportunidad de ver lo que otros aprendieron a hacer con una cámara. Quién le dice que quizás la próxima exhibición sea dedicada a los inmigrantes al Valle del Hudson, y nos encontremos con sus propias fotos.




 

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