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Reconocimiento de tierras

Por Antonio Pallares
April 2022
En Bard College, al igual que muchas otras universidades en los Estados Unidos y Canadá, varios profesores han incluido al tope de su currículo un Reconocimiento de tierras que se lee al comienzo del semestre. 
El reconocimiento de Bard dice así:
En un espíritu de verdad y equidad, reconocemos con gratitud y humildad que estamos reunidos en las tierras sagradas de los pueblos Munsee y Muhheaconneok, quienes son los protectores originales de esta tierra. Hoy, debido a la expulsión forzosa, la comunidad reside en el noreste de Wisconsin y se la conoce como la comunidad Stockbridge-Munsee. Honramos y respetamos a sus ancestros pasados ​​y presentes, así como a las generaciones futuras y reconocemos su presencia continua en su tierra. Entendemos que nuestro reconocimiento requiere que aquellos de nosotros que somos colonos reconozcamos nuestro propio lugar y responsabilidades para abordar la inequidad, y que este trabajo continuo y desafiante requiere que nos comprometamos de manera real con las comunidades Munsee y Mohican para construir un espacio inclusivo y equitativo todos.

El Reconocimiento de tierras (Land Acknowledgment en inglés) es una declaración corta que busca recordar la presencia y la historia de los pueblos originarios en las tierras que hoy en día habitamos. Su propósito es establecer el compromiso de una institución—como una universidad, pero no se limita a eso— en luchar contra las inequidades de estos pueblos. A pesar de que trabajamos, estudiamos y vivimos en el Hudson Valley, muchos de nosotros no sabemos mucho de la historia de esta tierra y de la gente que la habitaba, y la sigue habitando, desde antes de la llegada de los europeos. Esto se debe en gran parte a una historia trágica de genocidio y exilio de millones de personas indígenas, y la supresión sistemática de su cultura, que sigue marginalizada hoy. 

Tanto en los Estados Unidos como en Latinoamérica, esta privación de derechos ha hecho que las comunidades indígenas sean desproporcionadamente vulnerables a la pobreza y su marginalización ha minimizado en gran parte su aporte cultural a la sociedad. Hay que reconocer esta historia y expresar nuestro compromiso hacia la equidad y restauración de este conocimiento milenario, en especial cuando la crisis de cambio climático ha demostrado que nuestra manera de operar actual, basada en principios europeos, ha desestabilizado la naturaleza. De cierta manera, el Reconocimiento de Tierra afirma algo bastante indiscutible pero que a menudo se nos olvida: los pueblos originarios han estado en estas tierras mucho más tiempo que nosotros, ellos saben cómo mantenerla y prevenir su deterioro.

Para el Dr. Kahan Sablo, Decano de Excelencia Inclusiva en Bard College, el Reconocimiento de tierras no es el fin sino el comienzo de un proceso de responsabilidad y empoderamiento para un cambio positivo: “el siguiente paso es cómo convertir esto en una declaración basada en la acción en vez de la complicidad”. Es decir, el reconocimiento se debe acompañar con alguna acción dirigida hacia la equidad. En la experiencia de Sablo, por ejemplo, esto se logra al integrar nativos americanos en propuestas de inclusión, como el desarrollo de becas y apoyo universitario para las comunidades Munsee-Muhheaconneok.

Trabajar en conjunto con estas comunidades enriquece nuestro conocimiento de la Tierra. Esto es de particular relevancia para movimientos ambientalistas, donde se ha generado mayor interés en el conocimiento ancestral de conservación y coexistencia con la naturaleza que los pueblos nativos resguardan. En una entrevista en La Voz con Mariel Fiori en Radio Kingston y con el espíritu de reparaciones históricas y restauración natural en el estado de Nueva York, el activista indígena Tiokasin Ghosthorse afirma que varias personas y empresas tomaron la iniciativa de devolver tierra a gente indígena para conservar. De esta manera, se han creado centros culturales y museos celebrando la identidad nativa que son esenciales, al igual que el Reconocimiento de tierras, para incluir y dar mayor protagonismo a las naciones originarias en nuestro consciente colectivo. 

Los pueblos originarios de aquí no tienen la misma concepción de propiedad que tenemos nosotros; en tiempos de contaminación insostenible y deforestación, tal vez es mejor repensar nuestro alrededor por lo que es un bien común. Además, con una guerra que ha dejado al medio ambiente como un problema secundario, tal vez deberíamos, en las palabras de Tiokasin, “Aprender a cómo vivir con la tierra” ya que “si podemos vivir en paz con la tierra, podemos vivir en paz entre nosotros”.

 

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