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La Voz de AnĂ¡huac

Programa de lecturas en el Metro del DF

Por Rafael Nava
July 2004
¿Qué es?
(Estoy leyendo un pequeño folleto informativo del Sistema de Transporte colectivo Metro de la Ciudad de México.)
-Es fácil, es sencillo, simple y divertido.
               Hasta ahora no sé de que están hablando y tampoco sé si esta es una respuesta adecuada a la pregunta tan general que abre el folleto. ¡Ésta si es una verdadera adivinanza!
               Pero cualquier cosa que sea fácil, sencilla, simple y divertida desde ya me interesa y creo que vale la pena hacerla o intentarla, --una proposición tal contiene en un magnífico resumen los mas altos ideales de la cultura china  en su vertiente taoísta y también de otras culturas, religiones y filosofías de la India, Tibet, Japón y otros países del lejano oriente. ¿No ha dicho Chuang Tse tantas veces “haz las cosas sencillamente y lo estarás haciendo bien”? Y Lao Tse: “haz cada cosa en lo que tiene de fácil”.
Pero sigamos leyendo.
-Basta seguir los siguientes pasos:
1.- Toma un libro de los dispensadores en cada estación.
2.- Disfruta de la lectura.
3.- Deposítalo nuevamente al final de tu viaje para que otro lo pueda leer.

Ahhhh, de eso se trata.
Bien, ¿no?
               Me agrada la idea de poder leer algo mientras viajo en el metro, aunque no creo llegar a concentrarme tanto como para realmente disfrutarlo; y si lo logro quizás se me olvide bajar en la estación que me corresponde, o tal vez decida hacer varios viajes extra para leer mas lo que también se podría convertir en un vicio; ¿y si me quedo dormido como habitualmente me sucede cuando leo y me roban el libro y mis zapatos…?
               Ya estoy pensando demasiado y mi mente comienza a divagar; pero en un raro momento de lucidez entreveo el punto central que me golpea como un rayo: ¡Es que TODO debe ser fácil, sencillo, simple y divertido!
               Vaya, jamás pensé que tal revelación del verdadero camino pudiera llegar a mi en esa forma. No cabe duda de que la verdad está siempre frente a nosotros, sólo que no la vemos o no la queremos ver.
               ¿Por qué hemos complicado tanto nuestra existencia? ¿Por qué hay tantos conflictos, guerras, problemas? ¿Por qué hay tanto por hacer y tanta lucha por tener y no por ser? ¿Qué nos impulsa a forzar tanto nuestra vida tratando de “mejorar” y subir de status académico, social o económico creando innumerables complicaciones con todo lo que tocamos?
               Como el rey Midas, queremos convertir todo en oro sólo para descubrir mas tarde (algunos jamás lo descubren) que eso no es lo que en realidad buscamos y que todo el esfuerzo y las preocupaciones han sido en vano; años y años de esfuerzos que al final resultan inútiles, ya que la vida se nos pasa sin saborearla, sin estar plenamente presentes en ella, cegados por ambiciones y fantasiosos ideales.
               Ahora la pregunta es: pues entonces ¿Qué hacemos? ¿Cómo podemos darle verdadero contenido a nuestra vida?
Quizás el humilde folleto hecho por oscuros trabajadores del metro probablemente ignorantes del Chuang Tse y el taoísmo chino tiene razón; la vida se ha manifestado a través de ellos; se ha revelado (siempre lo ha hecho) a través de cada ser y cada objeto del universo: este es un teatro de marionetas y la fuerza vital que las maneja se encuentra en todas partes, en todos los lugares, en todos los rincones del cosmo; basta con ser sencillo y dejar que todo sea fácil; permitir que la vida se exprese fácilmente, sabiendo que “la primavera llega y la hierba crece por si sola”.
               No esta en nuestra mano traer la primavera y no sabemos cómo es que crece la hierba o cualquier otra cosa; pero lo que sí sabemos hacer es estar presentes intensamente en el despliegue maravilloso de la vida venga como venga y traiga lo que traiga; participando activamente en ella; fluyendo con ella profundamente momento a momento, porque en realidad… ¡es fácil, sencillo, simple y divertido!

Nota: al momento del cierre de esta edición se publicaba en el DF el primer volumen de antologías de cuentos, poesías y ensayos para leer en el metro con una tirada de 250.000 ejemplares. Editado por la Fundación Cultural Metro, el primer volumen tiene 153 páginas, incluye textos de Carlos Myriam Laurini, Hernán Lara Zavala, Rene Avilés Fabila, Eduardo A. Parra, Eduardo Hurtado, Thelma Nava y Emilio Carballido, y una biografía final de cada autor.
 

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