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Cuento

El gran árbol de hojas violentas

Por Robinson David Martínez
August 2010

si te sientas debajo del gran árbol con una plegaria o pregunta en tu corazón, eventualmente una hoja violeta se desprenderá y al caer en tu mano, un dibujo, tu respuesta, aparecerá.   

lina era dzopa: eran nocturnos y caminaban en la oscuridad. eran ligeros y ágiles con piel gris, invisibles para los seres humanos. lina nunca se sintió parte de ellos porque cuando su tribu se juntaba a la media noche para meterse en los sueños de los humanos de la zona, lina rehusaba acompañarlos y se quedaba recostada contra su árbol favorito. hacía collares de las hojas violetas y fuertes del gran árbol. ella fantaseaba que eran para su amado a quien todavía no conocía  (lina se sentía sola). y así se quedó dormida, con un montoncito de hojas violetas en sus manos grises.

lina soñó con un joven de piel rozada semi-transparente. nunca había visto una persona así.  sabía que era un tsua pero era la primera vez que veía a uno. lo veía durmiendo. veía sus sueños.  él era una estrella azul que volaba en el espacio. era konko. despertó en el sueño. miró a lina:

“¿por qué estas en mi sueño? ¿quién eres y qué quieres?”

lina se despertó asustada. cuando se asustaba o le daba miedo, todo su cuerpo se volvía gris oscuro y luego una sombra completamente negra. 

konko despertó antes del amanecer. recordó el sueño de la estrella fugaz volando en el espacio y recordó la joven sombra que lo observaba, una de los dzopa. konko siempre había escuchado de los dzopa por las historias de los ancianos y siempre había querido conocer a uno. 

konko, con los primeros rayos del amanecer, fue al gran árbol violeta. se sentó al estilo samurai, con las palmas de las manos abiertas hacia el cielo. 

oh lady gaia, madre tierra cuyo hijo es este árbol--siento un vacío en mi corazón y necesito que me guíes por favor.

konko tenía el cabello largo y azul atado atrás más abajo que sus hombros en una trenza. konko se cortó un pedazo de su trenza. su trenza azul y semi-transparente se prendió en ese momento como si fueran filamentos eléctricos. dejó el pedazo de su trenza en la base del árbol y reanudó su posición de samurai y cerró los ojos. 

una hoja violeta cayó en su mano derecha. konko la tomó y vio el dibujo de una joven de piel gris con ojos grises. 

el abuelo de los tsuas siempre iluminaba desde adentro hacia afuera con su luz turquesa. una señal indicó reunir a todo el pueblo al siguiente día en frente del gran árbol justo al amanecer. les explicó a todos el trabajo con los humanos. 

“nosotros somos trabajadores de luz y nuestro propósito es diferente al propósito de la tribu de las sombras. los retos de la vida nos sacan lo mejor y lo peor de nosotros. las sombras atrapan, engañan, pero con este mismo acto les enseñan a los humanos a despertar el espíritu guerrero.  

nuestra tribu libera, hace liviano, ilumina. el problema es que el líder de la tribu de la noche ha encontrado una manera de meterse en el cuerpo de los humanos no sólo cuando duermen, sino que ahora también cuando están despiertos, un poder que mucho codiciaba”.  

la luz turquesa del abuelo disminuía y brillaba mientras hablaba.

“si la tribu de las sombras toma las riendas de los humanos, el equilibrio natural entre la sombra y la luz sería destruido. para aquellos jóvenes entre nosotros es de suma importancia que entiendan que los seres de la sombra se alimentan energéticamente del MIEDO, de la falta de confianza en sí mismos. el miedo es la vena energética más importante para ellos. y aparte del miedo, ellos comen de todo lo negativo, el odio, la venganza, el egoísmo, la codicia, la ira—con la ira comen la energía más explosiva…y el ser humano queda débil, hace estupideces, comete errores y todos a su alrededor sufren.

“nos hemos dado cuenta que hay una joven sombra que destella luz rosada de su corazón.”

el corazón de konko comenzó a latir. sintió un poco de miedo pero comenzó a respirar lentamente. se calmó. 

“¿quién de ustedes conoce a uno de las sombras?” preguntó el abuelo.

había aproximadamente unos dos mil tsuas allí presentes, alrededor del gran árbol con sus hojas violetas. 

konko se levantó. con su piel rosada transparente, sus negros ojos fijos y nobles, con su cabello azul atado en trenza, miraba al abuelo, quien brillaba con su intención ininterrumpida de compasión y luz turquesa. 

“konko, que sorpresa.  explícanos tu vínculo con ella”-

“no la conozco.  pero en un sueño yo era una estrella fugaz, volando en el cielo y de repente me di cuenta que estaba soñando y vi unos ojos grises mirándome”. 

“¿cómo eran los ojos?”

“eran bellos.”                                                                                                   

todos rieron.

“es la verdad. su mirada era de curiosidad indefensa.”

el abuelo de la tribu se quedó mirando a konko y a través de un punto encendido de luz turquesa en su entrecejo, mandó un rayo de luz turquesa al entrecejo de konko. 

en segundos konko supo qué hacer.

como ella era nocturna, konko dejó de dormir por una noche y luego al siguiente día, cuando los dzopa dormían, él se reposó en el gran árbol, recordando los ojos de la joven mujer sombra. 

konko se despertó en un sueño. ella era un saltamontes azul y saltaba de hoja a hoja, divirtiéndose. era de día en el sueño. konko era una mariposa amarilla que volaba en el gran jardín donde se encontraban. encontró al saltamontes azul y voló cerca de ella. 

“¡tu! necesito tu ayuda”

¿para qué? le preguntó ella mentalmente.

para que tu gente no interceda más con los humanos.

konko, como mariposa amarilla tenía en sus alas dos ojos de pantera. los ojos de lina como saltamontes eran azules.  

del ojo derecho de la pantera en la ala amarilla de konko salió un rayo color violeta. era una esfera con muchas imágenes surgiendo y desvaneciendo. la esfera entró en los ojos de lina y ella vio la destrucción, las guerras a causa de su tribu. vio un hombre entrando en una aldea con una antorcha y quemando las casas, violando a las mujeres. detrás de este hombre había un hombre sombra que entraba y salía de los siete diferentes centros energéticos de este hombre. una mujer lloraba y gritaba mientras el hombre la poseía contra su voluntad.  luego el hombre lloraba y miraba sus manos con horror.

lina se volvió un saltamontes gris oscuro. sus ojos se volvieron grises. konko, a través de la luz turquesa del abuelo en su entrecejo, vio a través del saltamontes un pequeño destello de color rosado en su pecho. 

no está pretendiendo. siente compasión de verdad, pensó konko.

me tengo que ir, le dijo konko a lina sin palabras.

pero ¿cómo te puedo ayudar? no sé por qué pero te amo, le transmitió lina a él, con un rayo rosado de su pecho.

es una decisión difícil, pero para ayudarnos tendrías que venir con nosotros y encontrar en tu sombra la esencia de tu luz. tendrías que convertirte en trabajador de luz, respondió konko, su mariposa desapareciendo en el cielo.

lina regresó a su tribu. observó el comportamiento de todos. toda decisión nacía del egoísmo. eran ladrones de sueños y ahora querían robarse el libre albedrío, la voluntad individual de todos los seres humanos. 

lina se sentía triste, confundida. nadie le había hablado con tanta sinceridad como lo hizo konko.

lina, recostada contra el gran árbol, se puso a llorar. no entendía por qué lloraba. sentía algo raro en su pecho. lloraba y lloraba. 

konko la encontró en los sueños de nuevo. ella era un cuervo con una ala quebrada. ayúdame. konko era un águila de fuego y de un picotazo, se tragó al cuervo. lina sintió fuego por toda su piel.  le dolía el estómago. estaba rodeada de un vacío oscuro que quemaba su piel. vomitó. vomitó todos los sueños de los niños que se había robado en su adolescencia cuando el líder de su tribu le ensañaba, la forzaba en ese arte maligno. al vomitar una sustancia espesa, como carbón en líquido, salían de su boca docenas de luciérnagas que se prendían y se apagaban—los sueños inocentes de los niños. en estos sueños había vida, energía, esencia de espíritu. 

lina se sentía débil. sentía un vacío expandirse en su estómago. sintió un dolor increíble y explotó con mil luciérnagas azules saliendo en todas las direcciones. ella las sentía todas como el conjunto de todo su ser. lina escuchó a konko y lo sintió dentro de ella como luciérnagas que brillaban rosadas entre su nube de luciérnagas azules. él y ella eran una sola nube de luciérnagas. 

volaron en el cielo, y a través de un vórtice cuántico, entraron en el terreno de la tribu de las sombras. la esencia sombra de lina y la esencia luz de konko crearon una vibración energética especial que se hacía invisible a los dzopa. luego se separaron todas las luciérnagas y cada una aterrizó en el entrecejo de cada mujer y cada hombre en toda la tribu. 

una luciérnaga azul y otra rosada se posaron en el gran árbol. la azul aumentaba su brillo y la rosada se iluminaba aún más. yo también te amo. las miles de hojas irradiaban una luz violeta y todas brillaron como nunca antes lo habían hecho.


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