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Cuento

LOS RUFEROS

Por Robinson David Martínez
May 2009

trabajo para una compañía de construcción, pero nuestra especialidad son los "rufos", (los techos) como le decimos nosotros. por emborracharse unas cuantas veces y gritarle a los policías, mi jefe perdió su licencia de conducir y si la policía lo agarra manejando sin licencia, lo meten a la cárcel. entonces yo soy su chofer ─ese es mi trabajo en el presente.

manejo una camioneta blanca (GMC, de una cabina) cuando hacemos las cotizaciones de los techos ─o como decimos, un "estimate": mi jefe habla con los clientes, inspecciona el techo, escribe un contrato y da su precio con sonrisa impecable de vendedor.   también tiene su propio "dumpster truck" (camión grande de esos que tienen recipiente metálico atrás que llenamos de "shingles"--(tejas) viejas. también usamos el domp trok (como decimos en nuestro spanglish) para llenarlo de material cuando los ruferos (los que arreglan el techo) van a hacer una casa nueva. 

hoy estuvimos en una zona muy bonita como a una hora de nueva york. en el camino vimos a muchos policías parando carros. al ver esto desde el camión, regresan esos sentimientos de inmigrante, de ser de otro país y el miedo de no tener papeles. el miedo que te vayan a deportar. miedo. bendito miedo que no sirve para nada. sé valiente, me digo a mí mismo.

el jefe es rudo, grita todo el tiempo, paga muy bien, es bajito, macizo y con voz fuerte. se pone bravo por nada y comienza a gritar con el simple hecho de tirarse un pedo. es perfeccionista y se pone bravo porque le importan mucho las cosas, los detalles más microscópicos.  es demasiado exigente con todo el mundo (hasta con sus clientes) y sus trabajadores ─una de las causas del éxito de su compañía. es pulcro y todas las trokas, como dice uno de los ruferos, tienen que estar siempre requete-limpias. 

yo estaba manejando el camión más grande lleno de material ─el dompster. en el dompster (se escribe dumpster en inglés) llevaba como 20 planchas de "plywood" (madera) y como 20 "bundles" (paquetes) de shingles.

al llegar a la casa donde íbamos a trabajar mi jefe se bajó de la camioneta y me hizo señas, ayudándome a retroceder el camión que yo manejaba. eran las 7:46 de la mañana. yo lo veía por los espejos. él tenía expresiones faciales de rabia. al ver su rostro así, comencé a dudar de mí mismo. los cuatro ruferos estaban bajando las herramientas de la camioneta mediana, la de dos cabinas. yo retrocedía, biiip, biiiip, biiiip y mi jefe estaba bravo, impaciente. 

antes de continuar debo decir que usualmente puedo mantener la calma con personas adictas a la rabia. esta vez no. a veces es importante quedarse en silencio. a veces es importante hablar con fuerza. actuando como si fuera otra persona jalé el freno de emergencia, abrí la puerta del camión y me bajé. me enfurecí y le dije en inglés:

"retrocede tú. no puedo concentrarme con tu rabia". 

él me miró con los usuales ojos volcánicos del diablo cuando se pone bravo. mi corazón estaba palpitando fuertemente y sentí una fuerza en mi ser, una tenacidad berraquísima. 

en este momento no recuerdo lo que él me decía pero estaba gritando con su tremenda voz de jefe de construcción. estábamos en la casa del cliente sin saber si estaba en casa o no. por los tres años que he estado trabajando con este señor me he aguantado sus rabietas, sus gritos, sus berrinches neuróticos, el residuo de su trauma infantil por todas las cosas horribles que le han pasado. le grité de nuevo:

"no me puedo concentrar con tu p**a rabia. maneja tú".

me acerqué a él y le hablé con testosterona de toro que ve sangre, apuntando mi índice cerca de su cara. una parte de mí estaba gritando, la otra, inexplicablemente, estaba calmada. ¡le estaba gritando a mi jefe, en la casa del cliente, en frente de los cuatro ruferos! mi jefe en ese instante me agarró del cuello de la camisa con sus dos manos, repitiendo entre dientes apretados,

"¿qué vas a hacer? ¿qué vas a hacer ahora, eh?"

como es más pesado que yo, me estaba empujando hacia atrás y yo no me podía soltar. en ese instante supe que en esa situación si yo le pegaba un puño, yo perdería. los pobres ruferos estaban nerviosos tratando de que el jefe me soltara. me empujaba hacia atrás mientras yo retrocedía y luego me soltó y salí para atrás. rodé y en un instante regresé de nuevo a mis pies.

pude haberle metido un tremendo rodillazo en los huevos, pero no lo hice.  estaba lúcido. entendía que yo estaba dirigiendo mi rabia hacia algo constructivo. tenía que expresarme y como su lenguaje es gritar, tuve que gritarle para que me escuchara. muchas veces el más fuerte trata de aprovecharse del más débil. todos tenemos lenguajes diferentes aunque hablemos la misma lengua. algunos de nosotros somos sutiles, otros gritan y les encanta el drama.

mi jefe se montó en el camión, yo me paré afuera y le grité lo más fuerte que pude. grité para que el cliente adentro escuchara si es que estaba en casa:

"¡APRENDE A TENER MAS P**A PAZ INTERIOR!"

mi jefe estaba subiendo el recipiente metálico desde el control adentro del camión. como si yo fuera una mosca, me hacía que me fuera con la mano mientras él trataba de concentrarse. el camión rugía como un gigantesco dinosaurio mutante hidráulico, empujando el estrés de la vida en la caja metálica. mi jefe estaba enfocado en depositar el recipiente metálico pero yo todavía no había terminado. le grité desde afuera, como tantas veces él lo había hecho conmigo mientras yo trataba nerviosamente de concentrarme en el hidráulico del camión. 

"usando fuerza bruta para manipular a la gente, eh. mal hecho. así es usted, tratando como una mierda a la gente que lo quiere".

"¿tu me quieres a mí?" preguntó él y sentí como si él fuera un niño y yo su padre. 

"tu eres como mi hermano", le dije con firmeza. 

después de un tiempo, les ayudé a los muchachos a poner los paquetes de tejas de un lado a otro. tenía que hacer algo físico para apaciguar la adrenalina. mi jefe se me acercó y se disculpó conmigo. nos fuimos a hacer una cotización en otra ciudad y antes de llegar fuimos a un restaurante y charlamos como si nada hubiese ocurrido. 

ahora las cosas han cambiado. cuando cometo un error y veo que se pone bravo, mi jefe se queda callado y comienza a hablar sobre otro tema.



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Comments

Comentario: hola buenas tardes mi nombre es guadalupe y soy contratista solo busco companias para ayudarles con el trabajo mi numero es 9726827766
Posted: 1/6/2010