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América Latina en 2013

Por Katherine Del Salto Calderón
December 2012
El año 2012 empezaba con la declaración de que era “El Momento Político de América Latina”, o por lo menos así lo veía el secretario general Iberoamericano en la presentación de un libro titulado precisamente con esa frase. Y es que Latinoamérica ha vivido una década de relativa calma y fuera de escenas. Sin embargo, el continente (que aun tiene mucho que mejorar y cambiar) ha conseguido un desarrollo pausado pero que parece seguro. Las proyecciones para la segunda mitad de este año traían consigo la posibilidad de un cambio profundo en la estructura política del continente (incluido los Estados Unidos). Pero estando a las puertas de 2013 las cosas no parecen tan diferentes y la sensación de un cambio drástico ha disminuido significativamente.

A diferencia del Viejo Continente, donde los países europeos han decidido cambiar las tendencias políticas por donde se quiera ver. Con excepción de México, en donde el PRI recuperó el poder, el resto de países latinoamericanos parecen preferir la reelección, tendencia no muy común en la región. Chávez fue reelecto presidente de Venezuela, Correa parece aferrarse al poder en Ecuador, Colombia mantuvo el extremo derecho en la región con la elección de Santos. En fin, sin más análisis uno diría que las cosas siguen “tal cual”. Sin embargo, la realidad política, social y económica del mundo y de la región ha cambiado en los últimos 5 años y el plan de gobierno en Latinoamérica tendrá que someterse a un escrutinio que permita tomar el mejor cambio a seguir.

No es coincidencia que México le devolviera el poder al Partido Revolucionario Institucional y que la mayoría de los venezolanos continúen creyendo en la “Revolución Bolivariana”, o que Correa sea el presidente con mayor aprobación en todo el continente. Tampoco parece raro que Brasil, Uruguay y Argentina sigan manteniendo una línea política de izquierda. En Centro América el panorama no es muy distinto. Nicaragua es el vivo ejemplo de que el populismo de izquierda sigue presente en la región. Los rezagos del experimento neoliberal de los años 90 siguen marcando el ritmo político. “El Pueblo” mantiene presente que las políticas de desregularización, liberalización y privatización no fueron las más fructíferas. La última reelección de Chávez refuerza una tendencia que en Latinoamérica respalda el papel del Estado como reductor de desequilibrios y promotor de la economía. Sin embargo, la oposición al llamado “Socialismo del Siglo XXI” avanza con una rapidez peligrosa para la estabilidad política de América Latina.

Cuando Latinoamérica está mas cerca que nunca de consolidar una unión regional congruente, más y más son las organizaciones multilaterales que confirman una verdadera integración. Los países de la región comprendieron finalmente que la integración es un factor determinante para el crecimiento en conjunto. 

Hoy América Latina cuenta con excelentes características para estar unida, ya sea por razones culturales, históricas o políticas.

Sin embargo, todas las posibilidades pueden desplomarse si los gobernantes, al igual que la oposición, continúan repitiendo la historia y cometiendo los mismos errores del pasado. Los gobiernos regionales deben ser cautelosos de la necesidad de negociar acuerdos mutuos y de mantener políticas inclusivas dentro de cada país, para mantener seguro el proceso de integración regional.

Un buen primer paso es lograr una oposición mucho mas organizada, como fue el caso de Venezuela, la que proponga un cambio realista, reconozca los logros del gobierno y presente una critica constructiva. A diferencia de lo que vemos en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, la candidatura de Capriles en Venezuela, le dio a la oposición un poder sin precedente frente a Chávez. La opción mas fructífera aun es la “lulalización” de la política latinoamericana, Brasil y Uruguay son pruebas fehacientes de que el acuerdo es imprescindible si se desea llegar a cualquier meta, sea esta económica, social o política.

Es imperativo que tanto el oficialismo como la oposición se sienten a la mesa de discusión y resolución de problemas en América Latina. No vaya a ser que los odios ideológicos nos hagan ciegos a la necesidad de un estado fuerte y socialmente responsable y de un mercado libre y competitivo que no necesariamente tienen que ir en direcciones opuestas.

 


LA VOZ, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson


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