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Recuerdos de...

Panamá, sólo comida local

Por Rachel Elise Sanders
February 2009
La gente de Los Santos me llamó para decir que están acostumbrados a comer solamente gallina del patio, no pollo de granja, y están preocupados por el menú de este sábado, anunció mi amiga Lourdes, apagando su celular con exasperación ¡me parece que van a ser muy exigentes!

Yo estaba sentada en la puerta de la casa, bañándome en la luz dorada de una tarde luminosa mientras repasaba una presentación que explica el trabajo del Grupo Orgánico de Agricultores Cerropuntaños (GORACE), un colectivo ubicado en Cerro Punta, Panamá, para el cual trabajo. Esta información de la gente de Los Santos me pareció un poco increíble, ¿quieren que sepamos que solamente comen gallina del patio? ¿En qué mundo viven?

De una cosa estaba segura, ¡no es el mundo de los Estados Unidos! Imagínate un mundo donde se puede decir algo así sin parecer completamente loco, malagradecido y varias otras palabras poco deseables. La verdad es que no es un sentimiento tan loco, solamente quieren comer comida sana y local. Es por eso que he trabajado en la finca orgánica de un amigo mío en mi pueblo natal en la costa del estado de Oregon por varios veranos y es por eso que estoy aquí en las tierras altas de Panamá trabajando con el único grupo de agricultores que cultivan hortalizas certificadas orgánicas en el país.

Lo que me llamó tanto la atención fue la diferencia entre lo que se ve como “comida normal” aquí en Panamá y en los EE.UU. Para empezar, existen pocas personas en los Estados Unidos que tengan gallinas de patio en su dieta diaria. Pero las diferencias no terminan allí, hay un montón de diferencias y contradicciones en las dos culturas gastronómicas que me gustaría entender.

El mundo envuelto en plástico

Crecí con padres liberales, abogados, que siempre tienen alguna vestimenta psicodélica escondida en algún lado para recordar que en sus corazones son hippies. Ellos creen en la comida buena, sana, orgánica, pero como muchas personas de su generación, han caído en la trampa de Wholefoods y otros que venden comida orgánica: carísima, envuelta en mucho plástico y que tiene que ser transportada largas distancias para tener cada comida del mundo disponible en su ciudad. Las personas que quieren comida local tienen que buscarla fuera de las corporaciones grandes. Soy la hija de mis padres y me enseñaron que está bien comprar comida (orgánica) procesada y envuelta en plástico, manzanas mandadas desde Nueva Zelanda o Chile, aunque tal vez haya manzanas locales, pepinos de California en el invierno, bananas del sufrimiento de los trabajadores en Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá, naranjas y limones de Florida. COMO CITA: Cualquier cosa que quisiéramos, en cualquier temporada, estaba bien, porque el santificado mercado libre nos la trae. Y si dice “orgánico” o “natural” o algo parecido, mejor todavía, porque así podemos aprovechar los frutos del mundo moderno del capitalismo sin sentirnos culpables por nuestros excesos.

No podemos vivir así.

En comparación con Panamá, los Estados Unidos tienen más abundancia de comida orgánica, aunque no sea local. GORACE, el grupo para el que trabajo, ha estado luchando para hacer un movimiento orgánico por 11 años, logrando sobrevivir como grupo, motivar, capacitar y educar a la gente para que conozca las bondades de la comida sana que deben apoyar, cultivar y comprar. Los panameños tienen algo que los estadounidenses no tienen: comida local en la mayoría de sus supermercados. Aquí en Cerro Punta, cuando voy al supermercado, veo leche y queso que dicen ser “Chiricanos” (la provincia donde Cerro Punta está ubicada se llama Chiriquí), veo bananas panameñas (la palabra panameña es guineo) que no traen la marca de Dole, ni Chiquita, ni Del Monte, como todas en los Estados, y sé que la provincia de Chiriquí abastece el 85% del mercado nacional de hortalizas y legumbres. En contraste, nosotros los estadounidenses ponemos casi la misma cantidad de gasolina en nuestra producción de comida que en los carros: consumimos 400 galones de combustible por persona cada año ─17% del uso de energía del país—en agricultura. La agricultura convencional requiere máquinas, sistemas de irrigación y otros equipos que usan gasolina. El problema más grave aun son los insumos sintéticos: fertilizantes, pesticidas y herbicidas que tienen petróleo como base y en su elaboración.

A toda esa gasolina se le suma el transporte: cada alimento que se encuentra en su plato en los Estados Unidos ha viajado un promedio de 1500 millas para llegar a su estómago. Si cada persona ingiriese una sola comida local y orgánica por semana, no importa si en el desayuno, el almuerzo o la cena, bajaríamos nuestro consumo de combustible en más de 1,1 millones de barriles por semana. No galones, barriles.

Encontrar la conexión perdida

Los cambios pequeños sí pueden tener un efecto grande, empezando por un desayuno más sano. Podemos además aprender a apreciar el milagro de la verdura en su temporada: la lechuga crespa y viva de la primavera y principio del verano, un tomate rojito con el sol del verdadero verano, una calabaza del mismo color naranja bronceado de las hojas del otoño que se caen al suelo justo en su temporada de cosecha, ¡qué sabor que tienen!

Demasiadas personas ni saben cómo crece el tomate (es una planta con un olor tan fuerte y particular que siempre me recuerda el verano), o la zanahoria (raíces de la planta que crecen bajo del suelo), o la remolacha (también una raíz bajo el suelo). ¿Cómo van a saber cuando maduran? Hemos perdido una conexión crucial entre nosotros y nuestro hogar, la tierra. Todos quieren que sus hijos tengan un trabajo “limpio,” es decir, ser agricultor no se ve bien. Cuando mi abuela me preguntó para qué quiero trabajar con la agricultura orgánica y yo le expliqué que pienso que la lucha por obtener comida sana es un tema bastante importante, ella nada más me dijo: “pero no es un trabajo muy ambicioso, ¿no?”, (leáse aquí, ¿para qué te mandamos a la universidad si solamente quieres ser una agricultora con las uñas y rodillas sucias?).

Gracias abuela, y ¿de dónde piensa usted viene su comida? Si contesta del súper, podemos ver el problema. ¿Para qué estamos en el mundo? Básicamente, para dar alimentos a nuestros hijos y sobrevivir. En mi humilde opinión, ser agricultor es una de las profesiones más honorables. Y en estos tiempos de subsidios para la agricultura industrial, el desprecio a los agricultores que se refleja en precios bajos de comida y un costo de vida tan alto, me parece muy ambicioso querer ser agricultor orgánico.

¿Entonces que estamos esperando? Está bien exigir gallina del patio. Unos de mis sueños favoritos para mi futuro es que quiero tener mis propias gallinas que pongan huevos para mi dieta, y una huerta casero para la mayoría de mis legumbres. Veremos. Mientras tanto sigo trabajando para que la comida sea local, orgánica y sana.

¿En serio le parece cara?

Mucha gente dice que la comida sana es demasiado cara, pero la verdad es que ya estamos pagando un precio muy alto. Lo estamos pagando con nuestra salud, nuestro medio ambiente, nuestros trabajos, nuestras futuras generaciones y sí, con nuestros billetes. Si suma la porción del combustible para la agricultura convencional que se paga con los impuestos de cada ciudadano (y algunos que no han logrado su estatus legal) de los Estados Unidos ($22 mil millones), subsidios directos para maíz y trigo industriales ($3 mil millones), tratamiento para las enfermedades relacionadas con la comida ($10 mil millones), el costo de limpiar áreas afectadas por agro-químicos ($17 mil millones), costos colaterales del uso de pesticidas ($8 mil millones), y el costo de los nutrientes perdidos por la erosión de suelo ($20 mil millones), podemos ver que el país está pagando un mínimo por subsidio de $80 mil millones por año. Esto significa $725 por casa, por año, encima de lo que pagamos en el supermercado, y esto es lo que nos compra nuestra comida “barata”. En cambio, las prácticas orgánicas mejoran el suelo, manejan los cultivos sin el uso de fertilizantes ni pesticidas químicos, se aprovechan de los recursos locales, generan empleo para agricultores pequeños y no nos cobran costos escondidos en otras áreas de la vida, como el daño a la salud y el medio ambiente.



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Comments

Comentario: Yo tambien sueño con tener una hortaliza y is propias gallinas...para lograrlo me estoy informando pues se que necesito conocer mas sobre cultivar alimentos organicos... muy buen escrito te felicito por la profesión que estudias...adelante
Posted: 5/8/2012
Comentario: bueno yo pienso q panama necesita buen comercio de frutas o vegetales es mejor q panama mejore su comercio
Posted: 5/18/2010
Comentario: Me parecio exelente su escrito. Estoy haciendo un proyecto para mi tesis en la universidad de Panamá, y la vedad necesito informarme para saber como hacer para producir alimentos orgánicos. ya que si Dios me da vida y salud lo haré realidad. gracias. espero y me responda.
Posted: 3/3/2009