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La reciƩn bajada

Adictos al amor

July 2006
Te miro, me miras. Todo comienza con una atracción de feromonas. A veces sucede que nos gusta el otro sólo por el hecho de saber que le gustamos. A veces no, y nuestro deseo no es correspondido. ¿Qué diferencia el amor de la amistad? El sexo obvio. Y una vez decantados los misterios y dichas las cosas (o dados los hechos, a veces no son necesarias las palabras) comienza lo que podría ser el germen del amor.
Al principio todo es infatuación. El enamorarse es engañarse dicen. Cada uno muestra su mejor lado, el que sabe le gustará al otro. Desinfatuarse puede tomar meses. Pero luego de algunos años (los especialistas dicen que tres) el amor se convierte en una decisión. ¿Me quedo con él? ¿Por qué? E imaginamos el futuro junto a esa persona, a pesar de las peleas e incluso del hastío. Dicen que el amor lo puede todo. Ojala que sea cierto. Le pregunté  hace poco a un amigo si el amor era suficiente para mantener a dos personas unidas. Su respuesta fue no.

Cada uno evalúa qué necesita de la persona amada. Algunos protección, algunos compañía, algunos un interlocutor. Hay quienes necesitan alguien que los sostenga o quien los arríe en la vida. Y, en el peor de los casos hay quienes esperan a alguien que haga las tareas domésticas, como las hacía su madre para él o ella. Para mi el amor es compañerismo y ternura (y sexo obviamente). Pero podemos encontrar esas cosas en muchas personas, diferentes incluso. Algún compañero por ahí, alguien que nos de ternura por allá, alguien que sea muy bueno en la cama. Pero ¿Qué es el amor?
 
Nadie lo sabe. Miles de canciones, miles de poemas, miles de novelas, miles de películas. Todas sobre historias de amor. ¿Una emoción? ¿Una esperanza? ¿Un hábito? ¿Los recuerdos acaso, de cuando todo era infatuación? ¿Miedo a la soledad? Mi amigo me decía que el amor es una nacionalización de algún afecto. ¿Cuál afecto?

¿Y qué hay de la fidelidad?

Y si hablamos del amor, no podemos dejar de hablar de la fidelidad. ¿Somos monogámicos los seres humanos? Recuerdo la película de Woody Allen, “Maridos y Esposas”, todo un enredo por cierto. ¿Qué es la fidelidad? ¿Se contrapone al amor, lo alimenta, lo destruye? ¿Es acaso el amor libre de compromisos? ¿Por qué nos comprometemos? ¿Qué hacemos cuando amamos a alguien y nos infatuamos con otra persona? ¿La dejamos ir? ¿Nos reprimimos?

 ¿Quién determina los términos de una relación? ¿Quién y cómo se negocian?
 
Leí hace poco un ensayo sobre alguien enamorado. No hay nada más bello que escuchar a alguien hablar con amor sobre su amor. Ver la capacidad de entrega que tiene alguien enamorado y que además es correspondido. Tulipanes amarillos. Todos nos emocionamos cuando en la película “Los puentes sobre Madison” Maryl Streep duda en el auto y aprieta los puños y deja ir a su amor.
 
 Pienso en mi hijo. Siempre que cuento que cuando estaba embarazada no me lo imaginaba bebé, sino adolescente y enamorado, la gente se asombra. Soy adicta al amor. Y sí, no hay nada que me de mas ilusión que imaginar a mi hijo sintiendo amor, andando por las nubes como un tonto. Para eso nacimos, ¿no? Para ser felices, sentir y ser amados. ¿Racionalizaciones? No, Félix. Diez años de psicoanálisis me ayudaron a distinguir mi razón de mis afectos. Engáñame cuanto quieras genio maligno porque siento, luego existo.
Para mi el amor es compañerismo y ternura (y sexo obviamente). Pero podemos encontrar esas cosas en muchas personas, diferentes incluso. Algún compañero por ahí, alguien que nos de ternura por allá, alguien que sea muy bueno en la cama.


 

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