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La recièn bajada

Calor Latino

Te saludo con dos besos en la mejilla

July 2007

Uno de los países con más migración latinoamericana es España, luego de los Estados Unidos. La mayoría de los migran, a diferencia de esta país (con mayoría inmigrante cubana, mexicana y puertorriqueña), son argentinos, colombianos, chilenos, peruanos y ecuatorianos. Muchos de ellos, a Barcelona.

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Barcelona, frente a Madrid, tiene la desventaja del idioma (el catalán es el idioma oficial). Sin embargo proporciona a los migrantes un ambiente distinto al de Madrid: Barcelona es una ciudad eminentemente cultural, pequeña, caminable y fácil de entender. En el último año he viajado cuatro veces a Barcelona y he encontrado a muchos latinos con estudios ejerciendo sus profesiones. La vida es dura. Los alquileres, al igual que Madrid, de los más caros de Europa; sin embargo muchos latinos son vistos como parte de la movida cultural. Es cierto, también, que siendo Cataluña casi una república aparte de España, existe mucha xenofobia pero ésta es para todo aquel que no sea catalán, incluidos migrantes del sur de España, andaluces especialmente.

Los acentos de algunos países sudamericanos se confunden con los de algunas zonas españolas, sobre todo de Canarias, pasando muchos de ellos desapercibidos. Los argentinos constituyen el grupo migrante más reconocible en Barcelona. Su cultura Europa los asimila rápidamente al grupo social, pero su acento fuertemente marcado y su eminente incersión en esferas importantes hace de ellos el grupo más temido por los españoles. Personalmente he sentido mucho rechazo a los argentinos en Barcelona, sobre todo de las clases medias, ya que siendo blancos, a diferencia de los ecuatorianos o peruanos, por ejemplo, son muy cotizados como bartenders y modelos. La migración argentina a Barcelona se dio luego de la crisis económica de hace algunos años y muchos de los que he conocido no pretenden volver a Argentina. Barcelona está llena de turistas, a los que los residentes llaman guiris, especialmente ingleses y alemanes. Para mí fue grande la sorpresa cuando noté cuánto rechazo hay ellos. El típico catalán se considera europeo por derecho propio, al margen de España, casi como los argentinos en Sun América, quizá por eso haya este choque cultural. El problema de las razas sigue siendo en España y en cualquier parte del mundo el pívot de la discriminación, no importa a dónde vayas o dónde hayas nacido, o eres cholo, naco, moro o negro.

 
Entre Barcelona y el Hudson Valley

Barcelona ha sido considerada en un estudio reciente como la cuarta ciudad mas “vivible de España”, desplazando a Madrid. El fuerte movimiento cultural combinado con una vida bohemia hace que sea el lugar elegido para los jóvenes de clases medias, y medias acomodadas de América latina. El factor racial es muy importante en esta incersión, no siendo sorpresa que los migrantes más pobres y con rasgos indígenas se dediquen a labores de baja paga en el mercado negro, especialmente. Llegué a los Estados Unidos hace dos años. La cultura americana para una latinoamericana de clase acomodada no es nada amigable. Aquí todos somos por igual sudakas. La recepción y acogida de un ambiente como el de Bard collage es una extraña excepción. El mundo real para un típico migrante latino es estados unidos lo obliga por supervivencia a congregarse en guetos. Cuando llegué a Red Hook, porque mi marido cursaba una maestría en Bard collage, sentí rápidamente el rechazo de las madres del kider de mi hijo y veía a las madres de los niños mexicanos congregadas entre ellas y desplazadas. La gran mayoría que migra a los Estados Unidos lo hace en busca de mejores oportunidades de vida. En mi caso personal fuera de la dificultad del idioma y acabando de llegar de Barcelona, añoro ver a los niños jugar en las calles solos, sin sus madres detrás. Poder entrar a un centro Cultural y hablar con el encargado, hablar mi idioma, que es con el que aprendí a comunicarme, escuchar a la gente hablar en voz alta en las calles. Sin duda alguna existe aquello “del calor latino”, algo difícil de saborear en los Estados Unidos. Es muy probable que aquellos que me leen ahora sepan de qué estoy hablando. Ese calor que nos hace saludarnos con besos y no estirar la mano, esa necesidad de acercase a “los otros” para tender redes sin miedo alguno.




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