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SueƱo Americano

Inmigrantes… hacemos el trabajo

Por Martha Tepepa
November 2018
La isla de la libertad es sin duda un ícono que engalana la bahía de Nueva York al sur de Manhattan. La estatua fue un regalo de los franceses en 1886 para honrar la fraternidad entre los Estados Unidos y Francia y simboliza, como su nombre indica, la libertad. De hecho, una de las secciones que comprende la visita por el interior del monumento, lleva por título Madre de los Exiliados, refiriéndose a aquellos que llegaban a este país en busca de sueños y oportunidades.
Muy cerca de Liberty Island, se encuentra otro islote que en los años 1800 funcionaba como fuerte. En 1890 se convirtió en Ellis Island, el principal puerto de entrada a los Estados Unidos y hasta 1954, la estación de inmigración más grande y más activa del continente americano. (El otro punto de entrada en América para inmigrantes fue Buenos Aires, en Argentina).

Se calcula que entre 1892 y 1954 aproximadamente 12 millones de pasajeros, que llegaron a los Estados Unidos a través del puerto de Nueva York, fueron inspeccionados en las instalaciones de Ellis Island. Para la gran mayoría de los inmigrantes, fue una "Isla de Esperanza", la primera parada en un camino hacia nuevas oportunidades y experiencias en un nuevo país.

Muchos años han pasado, hoy en día la estatua de la libertad es una atracción turística que atrae a millones y Ellis Island es un museo dedicado a la memoria de los inmigrantes y al proceso de inmigración masiva de los siglos XIX y XX. El museo alberga una base de datos que permite encontrar a los antepasados que pasaron por la isla y ofrece recorridos donde los visitantes aprecian los trámites que experimentaban la mayoría de los recién llegados a este país.

Resulta paradójico que los Estados Unidos, un país cuyas raíces históricas no pueden ser explicadas sin la presencia de inmigrantes, esté sumergido en una clara y abierta campaña anti-inmigración, con redadas y detenciones de jornaleros, trabajadores de granjas y fábricas.

La prioridad de las autoridades federales de inmigración, a diferencia de los tiempos de Ellis Island, es enjuiciar y deportar; separando familias y poniendo a niños y niñas en jaulas. Cerrando las puertas a los que llegan buscando sueños y oportunidades para vivir y trabajar en los Estados Unidos.

El discurso anti-inmigrante está plagado de mitos y discusiones sin fundamento científico, incluyendo cuentos con tintes racistas, xenófobos y discriminatorios. Aquí sólo nos ocuparemos de los que sí tienen un discurso elocuente y con sustento teórico.

MITOS

“Los inmigrantes usan más los servicios de salud”

Los inmigrantes representan aproximadamente el 12% de la población en este país, pero según un informe en el International Journal of Health Services, representan tan sólo el 8,6% de los gastos de atención médica. Los investigadores de las universidades de Harvard y Tufts que realizaron el estudio, durante 18 años, ​​encontraron que los inmigrantes gozan de mejor salud que los estadounidenses nacidos en el país.

“Los inmigrantes se rehúsan a hablar inglés”
En general, el 85% de los padres latinos dicen que hablan español con sus hijos, según la Encuesta del 2015 del Pew Center. Los padres inmigrantes, casi todos (97%) dicen que hablan español con sus hijos. Pero la proporción se reduce al 71% entre los padres latinos de segunda generación nacidos en Estados Unidos (aquellos con al menos un padre inmigrante). Y la proporción se reduce a sólo el 49% entre los padres latinos de tercera o más generaciones: aquellos nacidos en los Estados Unidos de padres nacidos en los Estados Unidos. No existe ni una teoría académica que considere negativa la biculturalidad. De hecho, hay estudios neurológicos que subrayan los beneficios de hablar más de un idioma. Estudios psicológicos también han demostrado que los niños que crecen en un hogar bicultural son más tolerantes y abiertos hacia otros grupos étnicos. Crecen valorando la diversidad de razas y conectan más fácil con personas de otras culturas.

“Cerrar las fronteras reducirá la inmigración”
Reforzar las fronteras, incluyendo la construcción de un muro, no conducirá automáticamente a menos inmigración. El proceso no es tan fácil como cerrar la entrada de un portazo. Las restricciones migratorias pueden empujar a los inmigrantes a buscar canales alternativos legales o ilegales, incluyendo prácticas más peligrosas para entrar a los Estados Unidos. Además, los estrictos controles fronterizos desvían a menudo los flujos migratorios hacia otras rutas terrestres o marítimas, y por tanto expanden el mercado para las organizaciones criminales, aumentando el número de desaparecidos y víctimas de tráfico humano.

“Los inmigrantes quitan trabajos y debilitan la seguridad social”
Varias investigaciones demuestran que la mayoría de los inmigrantes realizan trabajos que las poblaciones locales rechazan o no poseen las habilidades necesarias. Las afirmaciones de que los sistemas de seguridad social más sofisticados y generosos, como los de Alemania y Holanda, atraen a un mayor número de inmigrantes que a otros países con asistencia social menos generosa, como el Reino Unido o los Estados Unidos, tampoco han sido demostradas.

Los estudios sí muestran que las empresas, los ricos y las clases medias-altas son los que más se benefician de la inmigración (aparte de los inmigrantes mismos). Por lo general, las personas con ingresos bajos tienen menos que ganar, y hasta puede que salgan perdiendo en algunos casos.

La inmigración sí tiene el potencial de aumentar la desigualdad. Existen empleadores sin escrúpulos que pagan menos a los inmigrantes, no les proporcionan beneficios e ignoran las leyes de seguridad de los trabajadores. Los consumidores se benefician de precios relativamente bajos en alimentos y otros bienes producidos por mano de obra inmigrante.

“Es una época de migración sin precedentes”
Falso. Durante más de medio siglo, el número de migrantes, tomado como porcentaje de la población mundial, ha permanecido notablemente estable, alrededor de 3%, desde 1960. Incluso cuando el número de migrantes internacionales ha aumentado de los 93 millones de 1960 a los 244 millones de 2015, la población mundial ha aumentado aproximadamente al mismo ritmo, de 3000 a 7000 millones.
Asimismo, la idea de que existe una “crisis mundial de refugiados” no tiene ningún fundamento. A escala global, los refugiados representan un porcentaje relativamente menor dentro del número total de migrantes. Mientras que el número de refugiados disminuyó de 18,5 millones a 16,3 millones entre 1990 y 2010, el número total repuntó en 2016 y subió a 21,3 millones, principalmente por la guerra en Siria. Aun así, los refugiados sólo representan entre el 7% y el 8% de la población migratoria mundial, y cerca del 86% de todos los refugiados vive en países en vías de desarrollo.

“Los peores” de otros países vienen a los Estados Unidos, trayendo crimen y violencia.
Los inmigrantes vienen a este país para: trabajar, reunirse con miembros de la familia o escapar de una situación peligrosa. La mayoría son parejas, familias con hijos y trabajadores que son parte integral de la economía de los Estados Unidos. Las estadísticas muestran que los inmigrantes tienen menos probabilidades de cometer delitos graves o estar tras las rejas que los ciudadanos estadounidenses y las altas tasas de inmigración se asocian con tasas más bajas de delitos violentos y delitos contra la propiedad. Por ejemplo, los "condados santuario" tienen en promedio 35.5 delitos menos por cada 10,000 personas en comparación con los condados que no son santuarios. Los datos son válidos para inmigrantes documentados e indocumentados, independientemente de su país de origen o nivel de educación. Es decir, la gran mayoría de los inmigrantes no son delincuentes.

QUÉ ES LO QUE SÍ HACEN LOS INMIGRANTES...


El furor por la inmigración tiende a pasar por alto una cosa: el impacto de los inmigrantes en la economía de los Estados Unidos. Según un artículo de Irina Ivanova en Money Watch: alrededor de 25 millones de inmigrantes trabajan actualmente en el país, con empleos diversos como programación hasta construcción, cifra que expone la importancia de los inmigrantes en la economía de los Estados Unidos (la cifra incluye inmigrantes legales, residentes temporales, refugiados e inmigrantes indocumentados).

1. Los inmigrantes participan en la fuerza de trabajo de los Estados Unidos a un ritmo ligeramente más alto que los estadounidenses nacidos en el país.

2. Los inmigrantes ganan consistentemente menos que los trabajadores nacidos en el país. Los inmigrantes jóvenes ganan casi igual que sus contrapartes nacidas en el país, pero la brecha aumenta a medida que los trabajadores envejecen.

3. Los inmigrantes más educados ganan más que los nacidos en el país
Los inmigrantes con un título universitario, o un grado más alto, ganan un poco más que los trabajadores nacidos en el país en la misma categoría, alrededor de 2.8% más, según datos recientes del Departamento de Trabajo de los EE. UU. 

4. Los inmigrantes son más propensos a poseer negocios que los nacidos en el país. Un análisis de la Administración de Pequeños Negocios encontró que un inmigrante individual tiene aproximadamente un 10% más de probabilidades de poseer un negocio que un no inmigrante.

5. Los inmigrantes comienzan negocios a tasas más altas
Por cada 10,000 inmigrantes en los EE.UU.  alrededor de 62 comenzarán un negocio, más del doble de la tasa para los nacidos en el país.

6. Los fundadores de empresas inmigrantes se han vuelto más importantes para la economía a lo largo del tiempo. Los inmigrantes participaron en la fundación de una cuarta parte de las empresas entre 1990 y 2005. De las 87 compañías privadas actualmente valoradas en más de $ 1 mil millones, el 51% tenía fundadores inmigrantes.

7.Los inmigrantes tienden a agruparse en ciertas ocupaciones
Es más probable que los inmigrantes trabajen en el mantenimiento de edificios y terrenos, construcción, informática, matemáticas o ciencias, y trabajos en la preparación o servicio de alimentos. Los trabajadores nacidos en el país tienen más probabilidades de ser empleados en ventas, negocios y operaciones financieras, apoyo de oficina o trabajos de servicio social.

No hay mucho que agregar, los datos son contundentes. En conclusión y en palabras de Lin-Manuel Miranda: immigrants, we get the job done!

*Martha Tepepa es economista, investigadora y reclutadora del Instituto de Economía Levy en Bard College.

 

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